domingo, 31 de octubre de 2010

Paseo a casa



"Por que sin ti no me apetecía más noche"

jueves, 28 de octubre de 2010

Outside



De este sentimiento de decepción, como de quedarse fuera, al aire gélido de la noche, cuando tú lo único que quieres es asfixiarte con el humo de dentro. Ése calor de alientos trenzados, de alcohol derramado y tabaco de liar.
No llamas a la puerta, que lo que tú quieres es que alguien, dentro, se de cuenta de tu ausencia.

Y te eche de menos.
Como se añora la tierra materna.
Los veranos en la playa.
La televisión de cuando eras niño.

Casi con la urgencia que pide el respirar.

Piensas de forma egoísta. Deberían cuidarte más.
Te mientes diciendo que tú lo vales. O que no lo mereces, no así.

Pero el silencio es más elocuente. Y no necesitas decirlo en voz alta para saber que no es así.
Que recoges el fruto de tus semillas envenenadas de rencor, de mentiras y de envidias.
El frío de una calle oscura, de un octubre agonizante.

"Eh, chica, nos hemos acordado de ti, ¿qué haces ahí fuera?
Entra, que sin ti esto de jugar a ser mayor no es lo mismo"

martes, 26 de octubre de 2010

Fear


Tienes miedo de que algo salga mal; igual que se rompe el humo del tabaco al fumar, igual que se rompe el recorrido de una lágrima cuando parpadeas.
Miedo a que hoy, por estúpida, él se canse y desaparezca, confundiéndose en la marea de gente, que lo arrastra, lejos.
No recuerdas haber tenido miedo antes.
Que todo era un juego y tú siempre tenías el tablero sobre las rodillas.
Ahora es que no sabes qué decir, cómo decirlo. Por si lo espantas, por si lo echas.
Y no vuelve.
Y es que es hacerse feliz, que no serlo.
Tienes miedo de que el karma te cobre todos los desplantes que has hecho, y te deje aquí, en medio del frío, tirada en el suelo, con la ropa mojada, con la piel mojada, con el pelo mojado.


Y, si tuviese que decir mis últimas palabras, seguiría teniendo miedo de estropear esto que tengo.

domingo, 24 de octubre de 2010

Only

¿Y me dices que es sólo una mujer?
Eso es que no sabes de esa sonrisa, que es tan preciosa, incluso cuando sólo es un esbozo entre sus ojos, que se te hace un nudo en la garganta.
Que no tienes ni idea de cómo su olor, ése sólo suyo, se te puede clavar en el pecho, tan profundamente que duela.
Y cómo te mira. Ella cree para siempre. Y no te da nombre, no te da alas, simplemente te roba el suelo bajo los pies.

Sé que nunca la has visto dormir, porque sino no pensarías así.
Que es tan perfecta que tiene mil fallos, y muchos secretos desagradables.
Y a veces es cruel. Y a veces es egoísta.
Canta mal, baila peor, y te seduce cuando no miras, cuando no estás.
Y es que es una profesional en el arte de envenenarte con sus labios y dejar que, lentamente, acudas a ella en busca de un antídoto o un consuelo a tu adicción.
Te vuelves un drogadicto, aunque hayas sido siempre un chico sano, de esos que rehuían incluso los más saludables vicios; ella te enferma de una manera tan cálida que extrañarás su fiebre en el lado frío de la cama.

Y sí, es una mujer, pero además es ella.
Ésa que, cuando duermas con una madre a tu lado, unos hijos que en lugar de crecer te hacen a ti más viejo y una casa que contenga toda tu existencia, aparecerá en tus sueños, décadas después, para estremecer tu alma y despertar las tormentas, para hacerte sonreír o llorar, follar. Pero será ella la que mueva tus hilos.

Aún tú no lo sabrás, porque estoy seguro de que si supieras quién es ella, si tan solo evocases su recuerdo, se te estremecería hasta el verbo. Y no tendrías valor de hablar de pronunciar siquiera su nombre por miedo a acabar así de loco.

sábado, 23 de octubre de 2010

Recuérdate


Como es Octubre creo en el amor.
Como es Octubre quiero hacer planes.
Antes de que llegue este invierno que me han dicho que va a ser tan, tan frío. Puede que incluso no sobreviva a él, y quede para siempre congelada en esta pose. En este planeta, ciudad, invierno.
Ahora que es Octubre vuelvo a tener fuerza en las piernas para dar patadas. Por que tengo miedo de que vayan a ser las últimas.

En sueños, he hecho planes de futuro. No planes, sino recuerdos.
En sueños he cumplido muchísimas primaveras y al despertar aún seguía congelada aquí, cambiando muy muy lentamente, a voluntad del sol que derrita mi cárcel de invierno. Tan, tan lentamente que, para cuando quiera darme cuenta, no quedará ni rastro de quién fui, y seré quien soy ahora. Hasta próximamente.
Es lo mismo que aquella teoría de la teletransportación; ésa que decía que dejas de ser tú para volver a ser otro tú diferente en otro lugar. Ésa teoría que hizo que dejase de desear un teletransportador para volver a casa una noche de esas cansadas (por-si-acaso).

Sigo siendo, pero diferente. Más nueva aunque más vieja. Eso del vintage, que debe estar de moda. Parezco yo, pero me doy cuenta de que la piel que dejo atrás va siendo sustituida por mi nueva imagen, hasta el punto de que no seas capaz de recordarme de otra forma que como me recuerdas ahora. Como me recordarás en el momento.
Es lo mismo que éso de cuando uno se corta el pelo, y ya no somos capaces de evocar el cuerpo y forma de aquellos cabellos largos.
Recordar a los que ya no están.
Recuérdate.

(Por-si-acaso)

viernes, 22 de octubre de 2010

Fly away



Sentirse lejos.
Fuera.

Tan tarde que casi amanece


He llegado a casa.
Y nadie me esperaba despierto.
No puedo decir que no haya sido divertido. Pero es que yo también quería acabar esta noche con esos besos tan bonitos que hacen que me entren ganas de llorar.
De "te cojo de la mano y tiro de ti, para que estés tan cerca que me tengas que besar".
Y estoy aquí, a medio camino entre el llanto y la sonrisa. Que sólo quiero ir a la cama, suspirar, cerrar los ojos. Sentirme especial.

Como esos besos tan bonitos de jueves por la noche... jueves universitario. Y yo aquí sola, llorando.


"Vente con nosotros al piso"
Y ella se mordía el labio inferior, queriendo decir que buscaba una historia más bonita; azul.

martes, 19 de octubre de 2010

De que te encuentren.




Ese momento en Octubre donde tienes ganas de marcharte. Bueno, no de marcharte, de que te vayan a buscar. De que te digan todas esas cosas que, por tontas, hacen que pueda echarme a llorar y no sentirme mal nunca más. Hasta que tenga un segundo para pensar.
Ganas de esconderse, debajo de un montón de mantas, donde no tenga forma ni color, donde no tenga ojos ni sonrisa. Hasta que me encuentren, si me encuentran.
Que me reclamen, que me den motivos para ser.
Que los encuentren.

lunes, 18 de octubre de 2010

La posibilidad de la victoria



Se de lo que me hablas. De esa incapacidad de detener tus pies, aunque te sientas exhausto y pienses: "Voy a parar". Porque, con las prisas, he soltado su mano. Y ella se quedas atrás, mirando. Pero no puedes parar los pies, porque eres consciente de que, si paras, no sabrás volver a la carrera. Y cuanto más te alejas, más te das cuenta.
De que si no abandonas y rechazas la posibilidad de la victoria, la perderás. Ahí, mirándote, extendiendo la mano pero sin moverse.
Porque ella ha decidido no vivir en tiempo ni lugar. Y la barahúnda de participantes te arrastra sin tocarte, sin darte la opción de detenerte y romper la marcha perfecta.
La posibilidad de la victoria.
"Pierde y gáname"
Pero no hace falta que hables del miedo que tienes, de no ser capaz de amar por no olvidar la derrota del tiempo y el futuro. De no acostumbrarse a las eternas tardes de Otoño viendo películas atemporales con nuestros vasos atemporales de cacao, o café. Y reprocharle, cuando se vaya, que los has perdido todo. Tú, antes, corredor de élite de la vida. Y a solas el mundo sin ella.
Eso de no ser capaz de perdonar(te) el haber olvidado, en sus blancos brazos, andar sólo; hasta el punto de ser un inválido si te amputan su presencia. Hasta el punto de odiar el futuro que te prometen como discapacitado: el futuro de los perdedores.

Es por eso que, por mucho que tu corazón lata con fuerza, presa del pánico, tú no eres capaz de parar. Porque, en el fondo, quieres vivir. Darías tu vida por ella, lo harías realmente; porque cuando se marchase, tendrías que renacer, o ella te llevaría a todas las ciudades y camas a las que fuese después de ti.
Y tu quieres vivir. Es la prueba de acero.
Y ella es la definitiva.
La posibilidad de la victoria.

Continúas, mirando sus ojos, disculpándote. No es porque tengas miedo a la muerte (lo tienes, te aterra), es porque parar es un suicidio. Y tú, como todos los que juegan, participan, compiten; quieres ganar.

Pero te equivocas de camino. No te has dado cuenta de dónde está la posibilidad de la victoria.

domingo, 17 de octubre de 2010

Sendas madrugadas.


Te miro y bebo otro trago de este café tibio que hoy me dura más que otros días, como si fuera de casualidad.
Te estoy contando mi vida, saltándome esas partes que he cubierto con polvo de arena, con piedras y libros que ya me leí, cuyas historias empiezo a olvidar; si ganaba el malo o triunfaba el amor.
Rectifico cuando hablo de hombres, cuando hablo de mí.

Sobre todo te cuento historias del futuro.
Las tengo pensadas y construidas.
Y tú me miras con esa ternura y tristeza que dice: "oye, chica, eso duele cuando llega otro invierno y estás sola (cuando llegue)".
Y yo lo sé. Lo sé.

Pero siempre siento nuevo.
Tú hueles a nuevo. Como tus sábanas.
Te digo, hablando de él.

Sólo hablo de él, y si no lo hablo, lo pienso.
Ya ves. Así de tonta soy.
Hablo del futuro. Meses. Meses y meses. Nada de años, que me dan miedo. Que sean mejor sucesiones de estaciones. Calor y Frío. Tardes y noches. Sendas madrugadas.

Sendas madrugadas.
Apuro el café. Fuera, si no sale el sol, hará frío. Y quiero volver pronto a casa, llegar a aquí. Y no es por las manos heladas y la nariz roja.
Sendas madrugadas. Y ojalá fuesen una.


"¿Tú y yo qué?"
Y se me encogió el corazón.
Y era de madrugada.

sábado, 16 de octubre de 2010

Hasta que me duele y me arde toda la cara


No te dediques a pensar en nada que hayas podido ver o vivir.
Pregúntame, que tengo la respuesta preparada.
Pero al final va a dar igual.
Porque esto es un tira y afloja. Y tengo tan poca fuerza, y tú tan mal gusto, que no me llegas a convencer, y sólo pierdo cuanto antes tenía entre las manos. Que de pronto ya no me gusta nada.

Aprieto las mandíbulas hasta que me duele y me arde toda la cara.
De pronto ya no me gusta nada. Y nada nuevo llena esos vacíos.
Por eso tengo que evitar los espejos, apretar las mandíbulas, fuerte hasta que me duela y me arda la cara.
El ceño, de tanto fruncirlo para evitar llorar.
De pronto tampoco me gusta.

Miro al pasado como si no quisiese tener un futuro.
Miro de reojo. No porque importe lo que opinen los demás (que también), sino para ver si ellos saben algo de lo que estaba bien o mal.

domingo, 10 de octubre de 2010

(White)Sunday


De esos domingos blancos de los que hablaba en un tiempo que se me antoja tan tan lejano que está pintado del color de los sueños etílicos de sábados cortos por la noche. Cuando empieza a hacer frío.
Es Octubre, ¿no te lo había dicho?¿no te habías dado cuenta?
Con ese cielo que nunca miras el tiempo suficiente como para darte cuenta de que, extrañamente, no es azul. Con esa luz, de un tono parecido al que yo enredé a mi cama; que ahora se ha vuelto dorada, brillante.
Y es que paso dos días aquí, y no reconozco mi casa, mi cama (que siguen igual que siempre), pero es como si llevase toda mi existencia festiva contigo. Como si antes de eso no hubiese más que una leyenda de mi existencia, el recuerdo de algo que no siento real.
Cuentos de hadas de cuando eras pequeño. Y la sensación de crecer, crecer en invierno, con ese medio-frío mordiendo la punta de los dedos. Y las bufandas de lana, de colores, asomando un poco fuera del cajón, saludando.

Es un mes de llorar, sola.
Es un mes de esos que pasan rápido y más en la cama que en la calle. Recordando.
Creyendo que no echas de menos, durmiendo más sola que nunca.

Y volveré cuando acabemos Octubre. Cuando lo gastemos tanto, que tengamos que esperar un año más.

No se siente tanto como en Octubre, tan adentro, tan en el tuétano del alma, si es que nos queda de eso.

viernes, 8 de octubre de 2010

Bonita

- Que sonrisa tan bonita.
- Tú sí que eres bonita.
-Tu sí que me haces bonita.


Y aunque fuese un error me quedé con ganas de decir(te)lo.
Dormir con una sonrisa. Sintiéndome menos mía.

martes, 5 de octubre de 2010

October's wrath





A veces simplemente quiero que me des la puta razón.











Y no es por saber que estoy en lo cierto,
es por sentir que me entiendes. Me compartes.

lunes, 4 de octubre de 2010

Que casi-viven conmigo


Miro a la pantalla como una idiota.
Espero algo de ti. Incluso una despedida de esas nocturnas, que me hacen sentirme insomne como antes. Pero casi te puedo ver, despierto, frente a la pantalla, con esa cara de bobo que se te pone. Concentrado.
En nuestro lienzo en blanco dibujo mis palabras, las tuyas.
Bueno, ya sabes, no es que seas tú; es un poco todo.
Que tengo la locura aún húmeda y me siento pesada.
También me siento en pánico, ¿sabes? hoy casi me echo a llorar pensando en el futuro (sí, sí, sé bien que hacer planes es falta de las que descalifican). Y es que pensé que cómo iba esto a sobrevivir más de dos semanas si no somos capaces de encender una vela en forma de oración cada noche. Por eso de que yo soplo y soplo. Y tu casita de enclenques paredes de paja no cede.
Estamos tan lejos.
Aunque no sea tanto.
Hablo de vidas.
La mía, la tuya y la del vecino.
Al que, cada día, al escucharle salir y entrar, despido y saludo muy bajito.
Que casi-viven
conmigo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Cuando sea capaz


Me dice que hace planes de futuro. Me hace sonreír. Creo, pienso, que ella también sonríe al otro lado. No lo sé, pero lo imagino.
Y evoco para mí ese sentimiento suyo. La calidez del pecho al recibir una llamada. Una que diga: "Chica... ¿por qué no estás aquí?"
Que te besen la nuca.
Y es que en cuanto mi casa se queda vacía comienzo a reflejarme en los espejos.
Y nunca he sido mi mejor compañía.
No derrocho esas palabras que siempre tengo ganas de decir(te). Para sentirme orgullosa cuando sea capaz de hablar. Y asentir.
Siendo consciente de todo lo que me rodea.
Cuando sea capaz. Cuando tú lo necesites tanto como yo.
Y no cuelgue sobre nuestras cabezas ninguna espada que de miedo. Ni mi voz.


-Echo de menos tu cama.
-Yo te echo de menos a ti.