Porque éramos jóvenes
Y entonces la luz brillaba con más fuerza
Teníamos el corazón lleno de mentiras
que nos calentaban la cama y las mejillas.
Pero ahora se ha apagado
la chispa de la magia en la que creíamos,
aunque sigamos creyendo.
Es ella la que duda de nuestra existencia.
Y es que ya nadie se enamora de nosotros
en una esquina,
en un semáforo.
Ojos abiertos y darte la vuelta a mirar.
Tengo miedo de ser una cáscara vacía
Porque ya los otoños pasan desapercibidos para mí.
Porque nadie lo sabe
pero hemos dejado de ser seres sobrenaturales
y hemos perdido las alas
y apagado nuestro fuego
Y ahora somos simples mortales
con el recuerdo del alma
y un amor neoplatónico.