Ahora que me hago un poquito más niña,
empiezo mi camino por el mundo.
Es como si te dijesen: a partir de ahora existes, y cada año será un paso a la vejez, y cada decisión será un error o un acierto.
Ahora sólo tendrás que conquistar y retener; se acabó el jugar.
Parece que te dicen: manten tus amigos, enamórate, ten hijos, lee best sellers y premios nobeles.
Yuki, Lord nieve, desde hace mucho, cada vez que escribo lo hago pensando en unas pocas personas, no importa si no me leerá nadie o si lo harán cientos de seres humanos, y otros menos humanos, yo escribo como si mis palabras fuesen un lenguaje secreto entre nosotros, entre cientos de personas que entienden cómo purga por dentro el viento limpio de las lluvias cuando vuelve el invierno.
Me dan miedo los dieciocho, lo confieso.
Porque después vendrán los diecinueve, los veinte... y yo no tengo otros recuerdos que los de esta década.
Pero pienso hacer cosas de las que te arrepientes. Tengo intención de tantas cosas... que antes de empezar me da miedo decepcionar(me), como siempre.
Cuando sea mayor seré bombera, y princesa, y profesora, y escritora...
ya he sido todas esas cosas, y tantas más que no creo que me quede más que una hermosa y longeva jubilación en la que me dedicaré a trabajar en algo que me entretenga para no morir del aburrimiento, que es lo que le pasa al resto de personas: no es que se hagan mayores, es que se van aburriendo.
Al final no vi Nana en aquellos dieciséis o diecisiete... creo que aún debería hacerlo, antes de que se me atrofie el cerebro y comience a recuperar cordura.
Sigo creyendo en los dragones.