martes, 20 de agosto de 2013

munición para el invierno

De cómo los veranos inundan el pecho.
Y eso de tener miedo de despertar,
por si resulta que todo era un sueño.
Dame esto
que no tiene nombre,
que no puede más que sentirse.
Esta sensación de que siempre tuvo que ser así.
De esta manera,
de este color.
Este verano que se meterá bajo la piel
con su agua y su brisa,
con sus noches y sus sofás,
camas.
Este verano de carretera
y pies sobre el salpicadero.
Autobuses y trenes.
Calor del mediodía.
Manos.
Este verano que entró después de veinte bajo un mismo cielo
y no se marchó nunca más.

Ahora vivo con unos ojos valientes
que se atreven a afrontar un invierno
si es así.
Vivo con las alas,
y su promesa.
Teniendo munición,
una voz,
una mano,
para combatir los fantasmas,
el frío
y esas manos que nos quieren desgarrar
un pedazo de nosotros.
Que nos "quieren" tragar.
Con el miedo tibio que sienten los que viven
y no ese miedo helado de los muertos,
así siento.
Ahora estoy de pie,
respiro y tengo mis cicatrices,
de derrotas pasadas,
tengo el grito de guerra y espalda con espalda
para no morir en la batalla
o, de hacerlo,
por un motivo mejor.

Tengo los mismos agujeros,
las mismas marcas.
Solo que ahora respiro,
sonrío
y quiero seguir adelante,
algo por lo que luchar.


...to death



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