jueves, 1 de agosto de 2013

Trainspotting

Cae mil veces
y yo no puedo levantarlo.
Porque de la magia que juré tener
solo quedan dos manos demasiado pequeñas
y nada de fuerza para sujetar la espa(l)da.

Y yo me tiro a tierra mil veces
por que no muera solo.
Por poder levantarme después,
y demostrar que tras de sobrevivir
viene el trabajo duro:
vivir, con la cabeza bien alta.
Dejarse querer quizás,
si tenemos suerte
y encontramos gente buena.

Cae mil veces
y yo quemo mil veces el pasado
para sacar de las cenizas
una fuerza que no puedo comprender
pero marca la diferencia
entre haber esquivado a la muerte
y hacer algo con el tiempo dado.

Mil veces rompemos los espejos
por no poder con nuestro propio reflejo
y sin embargo podemos mirar al otro
y de ver algo bueno, quizás incluso
perdonarnos.

Cae mil veces,
y detrás caen los meses,
las estaciones.
Y la herida no se cura,
hasta el punto de que, magullados
y ensangrentados
olvidamos que teníamos la piel blanca
y la sonrisa brillante.

Y yo no puedo salvarle
del monstruo que metieron a golpe
de rencores y reproches
y ahora
todo lo come,
lo devora.
Soy vasalla de ese reino.
Y mil veces si hace falta
arremeteré contra la bestia.
Para ser vencida mil veces.
Porque lo único que queda es luchar
una y otra vez
hasta que la casualidad arrase con todo.

Y yo solo quiero
ver los trenes pasar,
como pasan siempre,
mil veces.
Igual que tenemos cicatrices
y que cometemos errores
y que somos perdonados.
Y quizás de pronto un día
salga el sol,
algo cambie
y seamos libres.


Mil veces saco fuerzas para resucitar de las ascuas
el fuego que sé que hay entre las brasas. 
Mil veces prometo salvarme
y mil veces fallo.
Porque es la decisión que tomé:
levantarme hasta que me gane la vida
y no pueda seguir. 
Esperar quizás un Valhalla.

Mil veces cae,
y yo caigo detrás.
Porque mi campo de batalla 
también está lleno de ese sentimiento
que no puedo permitir que nadie más tenga,
nunca más.

Porque merece la pena
mientras tenga aliento.

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