no consiste en poder salvarle de cada caída.
Sino en hacer que no duelan los golpes,
ni griten las cicatrices.
Porque no podremos evitar lo malo;
pero sí no dejar que los cristales rotos
nos hagan sangrar.
Ponerse delante de la bala
porque uno es inmune
a la munición que hiere al otro.
Ser todo lo que alguien necesita
no es evitar el miedo,
sino combatirlo
y vencer.
Porque no podemos cambiar el mundo
y sus soles negros.
Ni podemos salvar a todos,
o escapar de quienes hieren.
Pero ya no moriremos
porque tenemos quien nos saque
del campo de batalla.
Quien nos abrace una noche
de esas de abismos y precipicios.
Y no nos deje morir de frío.
En eso consiste ser todo lo que alguien necesita.
En, quizás, no poder dárselo todo;
pero sí hacer que no eche nada en falta.
1 comentario:
Qué bonito. A veces ojalá fuese más claro el mundo y más fácil tener presentes esta clase de cosas.
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