Al final del camino
había paz
nieve derritiéndose
bajo los rayos del sol
flores del cerezo valientes
mariquitas audaces
una luz exploradora
colándose por los cristales
derramada en el suelo de madera
centenaria.
Al final del camino
había
un principio
como cuando era niña
y todo era nuevo,
mágico,
divino.
Antes de la noche
y la muerte,
del frío.
Como antes, como entonces,
luces tenues
y aprender todos los días
y cuentos cada noche.
Al final del camino
había sol
y estabas tú
la promesa de una vida
que se escapa de los límites
se expande
un océano
imparable.
Y nos metemos
entre las sábanas tibias
de la tarde, la mañana o la noche.
Al final del camino
había más
más vida de la que puedo abarcar.