jueves, 23 de abril de 2015

Hacía frío aunque brillase el sol
así solía ser abril una vez perdida aquella vida en la que no existían los fantasmas.

La vida con sus cosas se quedó atrás. Llevaba a cuestas cien maletas vacías.
Eché el ancla en un puerto con un único amor, porque las sirenas no necesitan más.

Pero el marinero, el marinero siempre echa la vista atrás.

Cambié mi voz por unas piernas para no hacer ningún viaje,
tendida bajo el sol de abril que trae una noche azul y fría,
el marinero tenía las piernas enterradas en la arena,
hasta las rodillas,
pero sus manos y sus ojos eran libres
y navegaban más allá de este mar.

Hacía frío aunque brillase el sol,
como un pez fuera del agua
que se enamoró de un pájaro
de brillante plumaje.

Sus manos y sus ojos eran libres
y navegaban más allá de este mar
en el que ella se convirtió en espuma,
en un grito bajo el agua
contra el sol de hielo.




lunes, 13 de abril de 2015

Los hombres cuervos tenían todos los alas negras y la piel pálida.
Se balanceaban como suicidas sobre el extremo del puente.
Y en lugar de pies tenían pezuñas.

Siempre saltaban y emprendían el vuelo antes de que pudieras decirles nada.
Los hombres cuervo ya lo habían oído todo.

Todos ellos parecían uno solo,
recordaban al ejército de los Inmortales;
siempre había un hombre, vestido de negro, con grandes alas y pezuñas en lugar de pies,
con la mirada triste clava en el abismo de aguas oscuras que corría y bramaba bajo el puente.

Los hombres cuervo tienen la espalda llena de cicatrices,
aunque eso nadie lo sabe.
Tienen las alas contadas,
están condenados.

Todos tienen el pelo oscuro
y los ojos oscuros.

Si te acercas a ellos,
si los confundes con un suicida e intentas salvarles,
saltan.

domingo, 12 de abril de 2015

así

Como el ancla,
que se negaba a hundirse.

Así es abril.
Así de estúpido.




viernes, 10 de abril de 2015

abril

Atravesados los párpados
por alfileres de luz

Quema en la piel el hielo del norte,
se enreda en el pelo la arena del camino.

Con los labios secos
y las manos heridas,
camina el sabio
que recorrió todos los caminos.

No hay puerta a través de la cual no haya visto
un final que pasé el resto de mi vida
intentando olvidar.

No hay puerta que no haya sido violada
y tras la cual no se ocultase
otra cosa que la misma noche de invierno.

Los nudos en la garganta no se pueden deshacer
solo queda tragar o morir asfixiado.

Atravesados los párpados
por los destellos del agua

Quema la piel la sal del mar,
se enreda en el pelo el viento

al chocar contra el abismo.