miércoles, 29 de octubre de 2008

Catarsis

Esta es una de esas veces en las que somos una alegoría de miradas, gestos y caricias.
Como cuando, al despedirnos, te ibas, olvidándote de que aún me tenías cogida de la mano.
Y es que siempre me hace sonreír tu forma de repetirte las normas, diciéndomelas a mí. Y es que esta noche he vuelto a recordarte encontrándote en una de ésas canciones que intoxicaste con tu lengua.
Y me acompaña aún tu olor detrás de las orejas, ésas que siempre se agachan cuando tú te saltas las reglas de nuevo. Me acompaña ese tono de voz, ocho octavas más bajo de lo normal; el que empleamos cuando se dice algo importante. Bajito, muy bajito, para que no puedan escucharnos los viandantes que siempre estan de más cuando el tun-tun de un corazón comienza a desincronizarse con el movimiento de rotación y traslación del cuerpo.
Es entonces cuando te olvidas las despedidas en el portal, y subes a casa con conversaciones a medio empezar.
De tanto escucharte cuando no hablabas me aprendí los silencios de memoria.
Y a saber cuándo olvidarme el paraguas de-forma-casual; y cuando abrigarme bien, porque las tormentas siempre me pillan sola.
Aprendí a no llorar. Aprendí a acomodarme en ése vacío placentero que queda cuando no hay motivos por los que tener miedo.
Aprendí de nuevo a querer tras tantas horas de terapia de no-necesitar.
A disfrutar la lluvia, y las estrellas, y las patadas.
He aprendido en un mes a olvidar todas las canciones que llenaban mis ausencias.
Y es que siempre se me olvida sacar tu foto de la funda del Ipod, y siempre la siento palpitar al ritmo de la canción que suene, depende del día o del color del cielo.
Porque, en una separación de bienes, para mí el blanco y para ti el azul. Para mí tu luna y para ti todo el polvo de estrellas del que, te guste o no, estamos hechos; aunque yo siempre más.
Hay días que hablamos idiomas diferentes, y sé que le preguntas a tus pestañas sobre mis deseos formulados, de la forma en la que yo sólo admito cuánto te echo de menos: a oscuras, en silencio.

Porque encontré la forma de hacer trampas siempre, y tu aún la buscas, sabiendo que hace tiempo que he tirado mis cartas al suelo.



Regla número VI
"Sólo está permitido echar de menos una vez por canción"



- Eres mi catarsis semanal.
- ¿...?
- Búscalo en la wikipedia.


Que tengo ya el cerezo en flor dentro del cuerpo

No se me da bien escribir cosas bonitas.
No se me da bien decirlas.

:)


*Buen viaje. Nos vemos.
Te quiero

martes, 28 de octubre de 2008

Regla V


Regla número V
"Todos los meses son buenos si estamos juntos
... incluído Octubre"

lunes, 27 de octubre de 2008

Meses y meses


De por qué no es Octubre un buen mes.



Es por ese frío que se cuela siempre bajo la ropa, y eriza la piel de los brazos, y muerde la columna bertebral, repitiendo ése escalofrío que nos hace curvarnos hacia atrás mientras entrecerramos los ojos.

Es por esos lunes tan grises.
Por los domingos que comienzan a ser buenos -y eso se cobra caro-.

Es por los planes y las esperas; porque el tiempo pasa más lento.

Por la luz efímera, por la oscuridad reinante.

Es por la perfección del Otoño desparramándose sobre el escritorio.
Y por las velas trémulas en la ventana, cotilleando la vida de una calle húmeda.

Es por cada día que despiertan las sábanas frías sólo-a-medias. Es por ti.
Porque a veces no llegas. Y a veces te has ido.

Es porque a lo bueno una se acostumbra rápido.

Y es que Octubre es mes del paso del frío al calor.
El mes de: "no-sé-si-poner-la-calefacción". El mes tibio.

De sofocos bajo las mantas. De noches gélidas.
De "Pretty Woman" y zumo de pomelo.

Es el mes del saco a punto de reventar. De cambios.
Y de esa luz tan jodidamente bonita. Que, a veces, con sólo verla, te hace llorar.

Es el mes de música en el iPod y amaneceres privados.
De buscarte con una sonrisa.
De encontrarte con dos.

De sentir más que nunca las ausencias.

Es un mes clave.
Es Octubre.

Y aún no sé si bueno o malo.

***

Regla número IV
"Todos los centímetros de tu piel son trampa"

**

- Eso es trampa.
.
- Eso también es trampa.

Aprendiendo a
jugar sucio.

domingo, 26 de octubre de 2008

Siesta


Al calor denso y las horas soporíferas del mediodía, la bien conocida hora de la siesta; en la penumbra que crean unas persianas mal bajadas, en esa atmósfera calurosa y húmeda, como retornar a nuestros orígenes, e internarnos de nuevo en la cueva.
En la trémula oscuridad de las tardes muertas de verano se dilata la pupila, ante el recuerdo de estaciones pasadas, y horas de la siesta que, desovedeciendo la tradición española, no se emplearon para dormir.

No llega el sueño, en su lugar se cuela en la cama la excitación. Y veo brillar sus ojos dorados. Y siento su aliento rozando mis hombros, y sus manos desnudando mi imaginación, y su lengua lamiendo mis labios.

Acompaso mi respiración a la suya; y ahora somos dos inhalando y exhalando caricias como si fuésemos asmáticos en busca del aliento ageno. Enredo sus piernas en las mías y las mías en el edredón que sobra desde hace meses.

La excitación tiembla y yo sonrío ante la idea de sentirme dueña de sus labios.
El juego se invierte y la reina negra se vuelve peón blanco que retrocede y se aleja. Y todo esto en un tablero de 160x200.

El sol dibuja lentejuelas en el techo. Y sobre la cama.
Todo se ha convertido en una fiesta, en un baile silencioso en el que el primero en romper la tranquilidad de la siesta pierde.

Y en silencio nos perdemos los dos.
Hacia la perdición, a codazos, a mordiscos. Se levanta la luna y se apagan las luces.

Termina el baile. Y la exciación me abandona tiritando, con el edredón reptando por el suelo, con la tarde apoyada en las pestañas.
La excitación se marcha como si no fuese culpable del crimen cometido.

Y mientras, yo te sujeto en el etéreo mundo de los sueños. Te cojo de la mano.
Y susurro.
"No me dejes sola"

Regla número III
"Prohibido leer los posos del café antes de las 18:00"

sábado, 25 de octubre de 2008

Recuerdas, amor?


Te encuentro, como si fuera de casualidad. Hace tanto que no te veo... que ya no sé si realmente eres tú. En realidad me da igual, me vales, te vayas a acordar de mí o no; tampoco es que eso fuera una prueba muy fiable...
Sonrío desde la otra punta de la barra. Y reconoces mi sonrisa, sin ubicar mi rostro. Por supuesto, es una de esas sonrisas que dicen: Quiero sentir tus manos bajo la ropa. Y lo dicen en un idioma universal; por eso tú la conoces; ya la has visto antes. Ya la has entendido otras veces.Mientras rebuscas en tu cartera en busca de algún condón que no llevas encima, miro tus ojos. O bien estos han cambiado de color, o bien no eres tú. Pero hueles a ti, y miras como me mirabas tú. También era tu aroma y tu mirada un idioma universal aprendido y calculado? Es igual, porque aunque tus ojos cambien y tu voz suene diferente, sé que eres tú, tienes que serlo.
Te acercas.
No diré un "me recuerdas?" y no te hablaré de todas las promesas que me hiciste, porque nunca tuviste buena memoria. Voy a jugar a que no sé quien eres, y a que tú no sabes leer que yo he venido a buscarte.Te sientas a mi lado, en el taburete que Dios dejó libre exclusivamente más para mí que para ti. Y dejas caer la cabeza hacia un lado de forma casual, como siempre solías hacer.



La noche acaba en tu nueva -o vieja- casa. En ese colchón que nunca me presentaste, vajo esa luz que se filtra de una calle por la que nunca llegamos a pasear. Porque yo te recuerdo, yo sé quien eres, pero tú aún tienes que vivir nuestro futuro.

Tus brazos me envuelven por completo. Algo te dice que, en cuanto me vaya, no volverás a verme; y me buscarás, porque yo sé algo que tú no sabes. Yo sé cual será tu mal cuando camines y sientas que has perdido a quien te tomaba de la mano. Yo sé el nombre de tu enfermedad, ésa que te hará girarte al captar un perfume, una mirada. Yo sé la causa de que recuerdes sin haber vivido, de que olvides sin haber recordado.

Yo sé, amor, que te he encontrado.
Y dime, recuerdas ahora?

**

Regla número II
"No vale contener la respiración más de treinta segundos mientras se piensa en la misma persona"

viernes, 24 de octubre de 2008

Do you know...?

"No se lo llegó a confesar nunca, ni a agradecérselo, pero nada necesitaba más en aquel momento que sentir la piel de Drédya contra la suya, como si así un poco de ella quedara en él, y un poco de él pudiera permanecer con ella…"

Luces y Sombras





· Sabes esa sensación, cuando se te llenan los pulmones de palabras y no puedes ni respirar? Cuando la garganta se inunda de lágrimas y la lengua comienza a ahogarse entre tanto por decir? Cuando los ojos se anegan en pensamientos y la sangre brota, de las promesas rotas, siempre de doble filo? Sabes de lo que te hablo?
Es algo así como cuando finjo no haberte creído. Como cuando finjo no haber llorado.


Regla número I
"Queda prohibido tropezar más de tres veces con la misma piedra"

jueves, 23 de octubre de 2008

Wind Taste




.Realmente hace un rato que he dejado de tener frío, pero no te lo digo, para que me sigas abrazando. Porque, siendo egoísta, me gusta sentir tus manos cálidas criogenizándose en mi abrazo mortal. Como un vampiro de calor.
Y, coninuando con mi egoísmo, vampiro de todo lo que me pongas por delante.
.
.El viento viene cuando me pongo de puntillas, para tirarme al suelo. Y es que eso va a ser que ha oído hablar de mí. Y de mi mal equilibrio.
Pero no puede, ya no.
El viento viene y se muere de celos porque ahora soy tibia y porque no lloro cuando se me pone la nariz roja. Viene y todo cuanto toca sabe a viento. Y a Otoño; del que se escribe con mayúsculas.
.
.Sabe a viento y, por lo que a mí respecta, ahora es el sabor más agradable del mundo. Aunque vaya a tener frío de nuevo cuando llegue a casa. O aunque el viento se enfade conmigo y no regrese más a besarme cuando espere asomada a la ventana. A mí ya me da igual.
.
Porque hace un rato que he dejado de tener frío, pero aún no te he dicho nada, para que no me dejes de abrazar.


WindGuardian.

--
- Y si no sobrevivo?

miércoles, 22 de octubre de 2008

Alone

Porque las alegrías se van en cuanto me quedo sola.
Y el sabor amargo de cada fallo permanece hasta la noche siguiente.
Porque necesito ser feliz para no tener que recordar.
Y mil motivos para sonreír.
Pero, con una palabra no-dicha me vale para romperlo todo;
para llamar a la tormenta una vez más.

No quiero quedarme sola.
No quiero pensar más.
No quiero mirar con lupa,
y recordar todo cuanto me hace pensar que, quizá,
las lágrimas rompieron algo que ya no hace "tac".

Mierda puta.

"Como una suicida que se queda sola al borde del barranco...
...se que tengo fuerza suficiente para no-saltar."

martes, 21 de octubre de 2008

Senses



Siempe he creído que la memoria del cuerpo era muy larga.
Que el tacto se anuda a las muñecas y los tobillos, deslizando un brazo por la cintura; y se queda ahí, como si fuese el fantasma de unas manos aún acariciando un cuerpo frío.
Y el gusto se retuerce alrededor de la lengua , haciéndola suspirar.
Igual que el oído vibra con tonos y palabras pasadas, aunque el sonido del mar haya arrastrado las voces.
Los ojos, los ojos recuerdan siempre los colores de todos los cielos, para fundirlos y mezclarlos en las baldosas del suelo, y con el verde. El verde.
Por último, el olfato. Es sentirte cerca cuando pasa a mi lado alquien con tu esencia, y oler la arena mojada por el mar, el aroma que se queda durmiendo entre las sábanas cuando te has ido...

Es la memoria de los sentidos. La que queda cuando tú no estás para impedir que salte. La que queda cuando tengo frío y me pregunto dónde estarás.
Es mi unión a todas esas cosas que me he jurado decirte, y aún espero a reunir el valor para ir tachando elementos.
Es la memoria que me acompaña, hasta que pueda volver a construir recuerdos que me duren toda una semana.

Porque se me olvidan los sueños y las realidades y me caigo si no siento una mano sujetándome fuerte.
Porque los lunes de octubre SIEMPRE son los peores, pero ya sólo me queda uno. Y entonces llegará mi preciado invierno.

"Y el cielo se iluminó con su sonrisa,
las estrellas parecían brillar más"

- Dime cosas bonitas.

-
Ale, ya he escrito algo bonito.
Contentos todos. ¬¬

domingo, 19 de octubre de 2008

Siempre he querido ser una piña, bueno no, pero acabo de pensar que me gustaría ser una piña

Me pongo de esa música que siempre me hace llorar.
Para ver si se me ablandan los sentidos y, con el agua, se limpian un poco las ideas.
Porque últimente ando floja de piernas, y me tiemblan las palabras. Porque la sonrisa vive atenta, preparada para correr a la mínima señal... no vaya a perder la carrera hacia "La Cagada Monumental", así, con mayúsculas. Y es que a nadie le gusta ver tristes a los demás.
Y ya canso. Como poco a mí misma. Como poco.
Es en días como estos en los que las preguntas te pillan desprevenido. Y se me olvida recordar en qué coño estaba pensando, que me han huido las ganas de no-llorar. Sólo queda en la boca el sabor entre dulce y amargo del alcohol, sin poder distinguir si se trata de vodka o whiskey... que más da, la cuestión es que tenga uno de esos nombres que no son de aquí y acogemos como patria y bandera de nuestras noches con un final que se hace demasiado de rogar, o con una despedida que siempre dura demasiado poco.
Como el frío, sin saber por dónde sopla, que cala igual.
Quizá es que no entiendo cómo alguien puede querer estar aquí cerca. Será que no me fio.
Y motivos no me faltan (nunca me han faltado). Será que simplemente necesito llorar al menos una vez a la semana, o será que, cuando se trata de cosas buenas, nunca me es suficiente.
Tal vez mi problema sea que sigo teniendo miedo a caer (un día más), que sigo teniendo miedo a que, realmente, el calor que impide que me congele sea de esa luz del sol que sale tras una nube, y calienta, para volver a irse sin más; sin un adiós, sin nada.
Porque no sé... no es por ser emo o algo así... no es por ser negativa... Pero no veo nada bueno en mí que no tenga el resto de la humanidad. No encuentro nada que impida que me pierda entre las miles de cabezas que mojan sus pies en la corriente.
Supongo que, como todos. Y eso me da pánico. Eso me aterra.
Ser uno más, tan normal que puedo ser ese de ahí, o aquel de más allá... lo mismo da.


Saber que... si soy yo, es por no ser "ese". Y... en fin. Algo habrá... digo yo.
Pero me gustaría poder estar a la altura de las circunstancias, ahora que éstas se han levantado, y miden mucho más de lo estimado. Estar a la altura... la altura suficiente para no tener que mirar hacia arriba. Y cagarla... siempre. De ésa manera que yo sé... de esa manera que estoy empleando ahora: siendo esto. O siendo yo.

Me gustaría ser una piña. No lo sé, lo acabo de pensar. Quiero tener sabor a piña, como los sugus azules y los caramelos amarillos, de los que parecen de limón y nadie los quiere... pero al final resulta que no... que era piña.

Seré piña.
Me esforzaré por ser lo-que-me-de-la-gana.

Eso he pensado hoy. Eso he estado pensando.

- A veces llegamos a la conclusión de que hubiésemos preferido no preguntar... Lo siento.


Marcho a dormir, así no tendré opción a cambiar mi sabor piña por uno de manzana, que también están muy ricos y se cofunden con la menta... que no es tan mala como el limón, pero pica

sábado, 18 de octubre de 2008

Don't cry





No puedes llorar...


...ahora eres feliz.




"Don't cry... cause you're so right"

viernes, 17 de octubre de 2008

Ahogándome en la tormenta



Ahogándome en la tormenta.


Ahogándome entre gotas de lluvia.

Perdida, mareada, a la deriva.

Buscando tierra firme para pisar y sentirme a gusto.
Buscando una mano. O dos.

Buscando esas palabras que confirmen que, por mucho que llueva, no moriré ahogada.


Buscando la confirmación del sol.

Y, una vez siento el beso del agua derretirse en mis pulmones,

esperando...


...a que pase un poco el tiempo y, tras escampar, pueda ver el cielo.


Para asegurarme de que sigue ahí colgado.

Para asegurarme de que no se caerá...
de momento.

..Todavía debe de ser temprano..




***

- La gente muere todos los días...
- Sí, pero tú eres especial.
- ¿Por qué?
- Porque tienes nombre, y sales los viernes por la noche. Porque sé donde vives y de qué sabor te gusta el helado.

- Mi helado... de yogur.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Little Red Riding Hood

La pequeña Caperucita Roja se ha hecho mayor; ahora su caperuza descansa en el perchero, junto al abrigo de piel de lobo y las cenizas de la abuela.
Caperucita se ha casado con El Cazador, que si ya era mayor cuando La pequeña Caperucita fue engañada por el lobo, podemos hacernos una idea de cómo debe ser ahora que Caperucita comienza a criar canas.
Aunque sean canas de aburrimiento.
Porque hace mucho que en el bosque ya no quedan lobos. Al igual que hace mucho que no deja de nevar, de modo que el cielo y la tierra comparten un mismo color. También hace mucho que El Cazador no sale a cazar, que Caperucita no viste su caperuza y que nadie se preocupa ya de los niños desaparecidos en el bosque; igual que Caperucita no se preocupa cuando, El Cazador, desaparece, a la par que los niños, y regresa a casa con un olor diferente, uno que no es humano...
Y Caperucita comienza a sospechar que, tal vez, como ironía del destino, el propio Cazador se está transformando en una bestia que, como en su cuento, engaña a los pequeños para devorar sus vísceras.

Un día en que Caperucita tomó el camino equivocado, se presentó en la casa un lobo, uno blanco.
Un lobo de ojos de caramelo y cabellos de un rubio que nada tenía que envidiar al blanco de la nieve y las nubes.
Caperucita reconoció al instante aquella escena sucedida tantos años atrás. Reconoció los ojos del lobo, los labios entreabiertos del lobo, su sonrisa... Y entonces comenzaron a temblar sus rodillas... pero no de miedo.

La nieve caía, deslizándose sobre el fondo negro de la noche... Negro, como la boca de un lobo; como los ojos de El Cazador.
Los cabellos rojos de Caperucita se desparramaban sobre la almohada, aspirando el aroma a lobo suspenso en el dormitorio, sintiendo su aliento cálido rozando sus muslos, escuchando sus latidos fuertes golpeando el pecho...

Tras el vendabal de nieve regresó El Cazador, cansado de su ardua jornada en la taberna -ya que úlimamente no había desaparecido ningún niño-.
Regresó y se encontró a El lobo en la cama, en lugar de a Caperucita.

Ahora el pelaje del lobo se extendía sobre la nieve, teñida del color de la caperuza.

La nieve gritaba y se retocía, salpicándose de miles de estrellas carmesíes el cielo o la tierra.

Pero aún había que exterminar al lobo que habitaba en las entrañas de Caperucita; al lobo que, exactamente igual que en el cuento, se parecía en demasía a su querida Caperucita y, sin embargo, no era ella.
No lo era.
Sus ojos demasiado grandes, sus labios demasiado rosados, sus dientes demasiado blancos. No, aquel era un monstruo creado para acabar con su vida.

Exactamente igual que como pasó con la abuelita -sí, El Cazador también lo recuerda-, cuyas cenizas descansan ahora junto a la caperuza roja -más roja de lo habitual- y los dos abrigos de piel de lobo.
Y... ah, por cierto, los siete pares de zapatitos que descansan en una pila, junto a la chimenea, esperan pacientemente a que les llegue el turno de ser consumidos por las llamas.
Siete... como los enanitos.


- Y sabes por qué pasó eso?
- ...mmmm
- Pasó porque La pequeña Caperucita Roja no tuvo su hueco en Disney.

martes, 14 de octubre de 2008

Peter Pan


Peter Pan se despierta temprano; hace frío. El gélido gris de un domingo se desborda por la ventana, mojando su almohada. Bosteza. Le duele la cabeza, quizá sea resaca o tal vez los efectos de algún golpe propinado ayer y el cual es incapaz de recordar.
Siente en sus labios aún el sabor a tabaco, putas y alcohol. Pero en su lengua no baila el rock'n roll, por eso, supongo, no puede ser feliz.
El batir de alas de una maldita paloma blanca, probablemente enviada por dios, para joder, le martillea la cabeza. Todo, desde el aroma a café que asciende de un piso que no es el suyo, hasta el tacto áspero de las sábanas le recuerda que, si saltase por la ventana ahora, no podría volar.
Le recuerda que es un héroe acabado que, esta vez sí, no regresará al país, nunca jamás. Para sucumbir al canto de las sirenas, y luchar contra piratas.Dos dólares y veinticinco centavos le recuerdan que su estómago aúlla, pero gritan aún más sus entrañas, porque Wendy no está. Y echa de menos su pelo. Echa de menos su olor, que rompía con la amarga visión del mundo al que siempre acababa regresando tras consumir sus polvos mágicos y viajar más allá de la estella que siempre brillaba.
La echa de menos.
Su voz, rompiendo la luz. Sus manos, rompiendo la rutina, para crear una nueva.
Campanilla, celosa, la escondió. Campanilla, que se llevó todo su dinero, todo su amor, toda su vida, marchó por siempre jamás al país de más allá de las estrellas.Este domingo Peter piensa que ojalá los polvos mágicos le hubiesen llevado a él también a un último viaje. Para poder tomar a Wendy de la mano, de nuevo.
Sin levantarse de la cama, mira por la ventana. Edificios altos, de metal. Es todo cuanto queda de lo que un día fue saltar muros y trepar hasta llegar a una ventana, para huir lejos con quien le libraba de todo cuanto quería olvidar. Para no recordar que no se es niño eternamente. Que se moría por dentro.
Para no recordar.Peter aprieta fuerte el puño, quiere salir por la puerta y correr, correr hasta llegar al lugar donde, a las afueras, en una casita con jardín, arrancaría a Wendy de su vida, junto a aquel que sí supo dejar de ser un niño cuando murió en él la ilusión; arrancaría a una madre de sus hijos, que sí pueden disfrutar de alguien que les quiera.

Una lágrima marca su rostro, recorriendo con malicia la forma de cada arruga.
"Pero es demasiado tarde".Y ahora maldice los domingos por la mañana, temprano, con resaca, paladeando un desayuno que no es el suyo y mirando por las noches, a través de la ventana del dormitorio de una puta cualquiera, una puta triste, de ésas que, a veces, ni siquiera cobran, sólo por sentir calor una noche, mirando ésa estrella que oculta tantas cosas que Peter ha intentado enterrar, cambiando su apellido, cambiando su imagen, cambiando su voz...Ahora, y por cuestión de imagen de la compañía Disney, Peter Pan se hace llamar Peter Jones. Y mide más de un metro cincuenta. Peter Pan ha dejado de vestir de verde y sonreír.
Porque Disney le desterró del cuento, supliendo su imagen por un nuevo Macauley Culkin.



Peter Pan se despierta.
La echa de menos.
Le gustaría saltar por la ventana... y volar.


* * *
A veces dudo que pueda hacer feliz a alguien.


- Me siento sola...
- Oiga, señora, suélteme el brazo.

lunes, 13 de octubre de 2008

Tibio


Nunca había sentido el frío.
Nunca había tenido miedo.
Nunca la pupila se dilató ante la presencia de unas manos.
Nunca tembló el labio, esperando una palabras.
Nunca pensé que fuera el abismo tan profundo.
Y la caida tan placentera.

Se derriten las plumas ante el calor de un sol de mimbre.
Se marchan las pestañas cargadas de deseos.
Se mancha el blanco con la tierra, con el cielo y con los ríos.
Se zurcen las lágrimas con la fe.
Se derrite el hielo.
Y sólo queda un frío, como el calor entre extinto y naciente entre las sábanas.
Como un beso que empieza o acaba.

Ese sentimiento.
Comienza a ser tibio.
Como el café tras esperar mucho. O los hielos un día de verano.


*
- Me he perdido...
- Aquí.
- Ah...

domingo, 12 de octubre de 2008

B l u e


Ni hacía frío, ni llovía, ni nada.
Y sin embargo el cielo estaba gris y, a lo lejos, los árboles mecían sus copas.
El viento se colaba por las calles, agitando los toldos que resguardaban de un sol ausente a sus preciados escaparates.
No había nadie. No pasaban coches y no se escuchaba más ruido que el susurro de la tela al encorbar su espalda ante las caricias de la brisa.
Y el cielo era azul. Y gris.Como si un color hubiese sucumbido al otro, derritiéndose y entrelazándose el uno con el otro.

Una decena de folios amenazaba con suicidarse de la mesa en la que un hombre ojeaba sus apuntes saboreando la leche, el café y el azúcar. Por separado.
Un molinillo giraba y giraba sobre la cabeza del hombre capaz de disfrutar tres sabores al mismo tiempo. Y el color azul del molinillo se diferenciaba a la perfección del azul del cielo, y de las rayas azules y verdes del toldo de la cafetería donde o bien servían un café del que podías degustar sus ingredientes por separado, o bien poseía una clientela con maravillosas aptitudes culinarias.
Sí, de ese azul.




***

Es domingo.
Ultimamente los aprecio más.

.-.Paciencia, la inspiración se ha ido de vacaciones.-.

- [Psse] Te quiero.

sábado, 11 de octubre de 2008

tu-can or not tu-can. tu-fly



¿...y si no puedo?

¿y si no puedes...?

V O L A R .




- *Dicen que si no te amas a ti mismo nadie lo hará.
La cuestión es que se hace difícil amar a quien ama lo que tu odias...*
No-sé-si-me-explico.

- Vamos, que me odias.

- No, te temo.

Guri versus Guri. Y Guroi hace de intermediario.

;)

-Necesito un abrazo... o dos-

miércoles, 8 de octubre de 2008

Mariquiteando


A patadas con las almohadas.
Golpeando la pared, con la cabecera de la cama.
Replicando a los relojes,
jugando a ser el eco de la lluvia.
Reprochándole al espejo el color de mis ojos.
Rodando hasta caer del suelo a la cama.
Cogiendo aire para contar estrellas.
Pidiendo deseos.
A patadas con las almohadas.
Golpeando la pared, estirando bien los pies.
Probando con la lengua.
Probando con las pestañas.

Sobre la hierba, mirando a ras de cada hebra.
¿Qué buscas?
Se me han perdido las mariquitas.
Mirando a ver si las veo saltar de flor en flor.




Mariqueteando, soñando que ruedo y ruedo.
Ale, a la pradera.


- He encontrado las mariquitas. Mira dónde estaban las muy putas!
- No, puta será una; la otra, cliente.

"Vente a la sombra, amor, que yo te espero"


martes, 7 de octubre de 2008

El primer Octubre

Al final resulta que el problema residía en los comandos de las pestañas.
Que no consistía en pedir nombres, sino sonrisas.
Al final resulta que hay hueco entre hombro y hombro para mi cabeza y todo su equipaje.
Que mis cuentos se revalorizan con el número de lecturas.

Porque Octubre siempre fue ese mes. En el que está permitido saltarse las normas. Y probar, un año más.
Porque comienza a levantarse el toque de queda de días buenos.
Y el blanco se disuelve en el cielo.
Porque mis manos se vuelven tibias y sonrío si encuentro tu olor.

Y la cama ahora se me queda pequeña.

Porque ahora mismo no me gustaría estar en ningún otro sitio.
No me gustaría vivir ninguna otra vida.

Y, de pronto, no siento que los domingos sean tan malos.
De pronto, no siento que si hace frío moriré congelada.




"Primero sacó la nariz de la bufanda y olfateó la lluvia.
Luego desperezó la lengua y probó el viento.
Después, abriéndose paso entre los bolsillos con los dedos, mordió la piedra"

- Matarías por mí?
- Depende... ¿a un judío?

*¿Qué me haces si te confieso lo inconfesable?
¿Y qué me das si te ataco por la espalda?
¿Qué si te reprocho incluso el amanecer, echándote en cara que nunca estás, y siempre sobras?
¿Qué me dices si te digo lo prohibido, para bien o para mal?
¿Qué, si me pongo de puntillas para darte un beso que ni siquiera tú sabes si quieres... o no?
¿Qué piensas si anuncio que me marcho, sin un adiós?*

lunes, 6 de octubre de 2008

Octubre

.Bombea el corazon del pecho a la garganta. Bombea. Bombea.
Queriendo salirse de un cuerpo que tiembla. De unos músculos que, entumecidos, comienzan a desperezarse.

Bombea el corazón.
Hora de echarle un par.


Octubre siempre fue un mes raro.

sábado, 4 de octubre de 2008

Ira

Sabes? Ojalá pudiera hacerte más daño.
Ojalá devolverte una a una todas las lágrimas, las noches sin-sentido y las decepciones.
Ojalá pudiera cobrarte todas las promesas. 

Y entonces sentir que no estoy siendo mala. Y entonces sentir que no he escogido mal.

Mea culpa.
Yo te absuelvo. 

viernes, 3 de octubre de 2008

Smile... that's the last thing u will do... :)

Veo sus caras, escucho sus voces y no puedo evitar preguntarme... de verdad alguien las soporta? siendo crueles, por qué no? de verdad alguien tolera su presencia? ellas, viéndolas como nuevos caminos a nuevas mamadas que les subirán el status. ellos, viéndolas a ellas como lo que son: como idiotas desgraciadas que hallaron su razón de ser en el arte de la felación y el escote profundo. Y entonces gruñen mis entrañas y se revuelve mi conciencia.
Se soportan ellas a sí mismas?
No lo sé. Supongo que sí. Y por eso no puedo mirarlas sin sentir lástima, resignación, tristeza... y envidia.
Porque... ellas sonríen. Se pudren en sí mismas, a unas velocidades mucho más alarmantes de lo normal... y no son felices; no tienen motivo para serlo. Pero eso ellas no lo saben, y... por eso... sonríen.
Miro mal a la vida, como un hijo que reprocha en silencio a su padre la desigualdad con la que sus hermanos son criados. Pero no digo nada. Si la vida no es capaz de educarnos, y la justicia se lava las manos, al menos tengo fe en que el tiempo y sus estragos lleguen ejerciendo un castigo igual para todos.

*Publicación random*

- Sonríes. Me gusta. Sonreír es como darle dos vueltas y media a la vida...
- Creo que no lo entiendo.
- No... pero sigues sonriendo :)


jueves, 2 de octubre de 2008

Cenizas




A veces se me olvidan mis propias normas. Y salto mis propias prohibiciones, pisándolas como si no fuesen más que baldosas dispuestas para indicarme un camino que mis zapatos mágicos siempre parecen no escoger.A veces cierro los ojos, paseo los dedos por encima de los lomos de todos los libros de mi memoria. Encuentro uno, lo abro y comienzo a leer, pero no por cualquier página; sé qué es lo que busco.
Releo las mismas mentiras una y otra vez. Las mismas palabras una y otra vez. Releo los mismos dos minutos hasta saberme de memoria cada coma mal puesta, hasta la saciedad.
Y entonces detengo el mundo entre unas eternas líneas, saboreándolas, invocándolas de nuevo, pronto. Invocándolas para que permanezcan más tiempo conmigo. Para que regresen y no se marchen nunca.


El sol me descubre tiritando, con el viejo tomo entre las manos y las mejillas empapadas. Avergonzada cierro de inmediato el libro, me pongo en pie y lo devuelvo a su lugar, reedificando mi alma arrasada por el fuego. Nunca me habían dado tanto miedo las cenizas.
Y, tras recuperar poco a poco la total posesión de mí misma, dejo de llorar y me prometo, de nuevo, no volver a traicionarme.
Porque no quiero tener que sentir esto, nunca más.

** Música, envuelve mis sentidos. Música llévame lejos.
Música... Música cúbreme con tu abrazo, háblame de los besos. Miénteme.
Música... por favor, dime que esta vez llegará a tiempo. Dime que nunca será demasiado tarde.
Dime que no será en vano.

- Das mucho por culo.
- No... si ya.



Prometo una mejor publicación dentro de no mucho ^^
chuuu