domingo, 19 de octubre de 2008

Siempre he querido ser una piña, bueno no, pero acabo de pensar que me gustaría ser una piña

Me pongo de esa música que siempre me hace llorar.
Para ver si se me ablandan los sentidos y, con el agua, se limpian un poco las ideas.
Porque últimente ando floja de piernas, y me tiemblan las palabras. Porque la sonrisa vive atenta, preparada para correr a la mínima señal... no vaya a perder la carrera hacia "La Cagada Monumental", así, con mayúsculas. Y es que a nadie le gusta ver tristes a los demás.
Y ya canso. Como poco a mí misma. Como poco.
Es en días como estos en los que las preguntas te pillan desprevenido. Y se me olvida recordar en qué coño estaba pensando, que me han huido las ganas de no-llorar. Sólo queda en la boca el sabor entre dulce y amargo del alcohol, sin poder distinguir si se trata de vodka o whiskey... que más da, la cuestión es que tenga uno de esos nombres que no son de aquí y acogemos como patria y bandera de nuestras noches con un final que se hace demasiado de rogar, o con una despedida que siempre dura demasiado poco.
Como el frío, sin saber por dónde sopla, que cala igual.
Quizá es que no entiendo cómo alguien puede querer estar aquí cerca. Será que no me fio.
Y motivos no me faltan (nunca me han faltado). Será que simplemente necesito llorar al menos una vez a la semana, o será que, cuando se trata de cosas buenas, nunca me es suficiente.
Tal vez mi problema sea que sigo teniendo miedo a caer (un día más), que sigo teniendo miedo a que, realmente, el calor que impide que me congele sea de esa luz del sol que sale tras una nube, y calienta, para volver a irse sin más; sin un adiós, sin nada.
Porque no sé... no es por ser emo o algo así... no es por ser negativa... Pero no veo nada bueno en mí que no tenga el resto de la humanidad. No encuentro nada que impida que me pierda entre las miles de cabezas que mojan sus pies en la corriente.
Supongo que, como todos. Y eso me da pánico. Eso me aterra.
Ser uno más, tan normal que puedo ser ese de ahí, o aquel de más allá... lo mismo da.


Saber que... si soy yo, es por no ser "ese". Y... en fin. Algo habrá... digo yo.
Pero me gustaría poder estar a la altura de las circunstancias, ahora que éstas se han levantado, y miden mucho más de lo estimado. Estar a la altura... la altura suficiente para no tener que mirar hacia arriba. Y cagarla... siempre. De ésa manera que yo sé... de esa manera que estoy empleando ahora: siendo esto. O siendo yo.

Me gustaría ser una piña. No lo sé, lo acabo de pensar. Quiero tener sabor a piña, como los sugus azules y los caramelos amarillos, de los que parecen de limón y nadie los quiere... pero al final resulta que no... que era piña.

Seré piña.
Me esforzaré por ser lo-que-me-de-la-gana.

Eso he pensado hoy. Eso he estado pensando.

- A veces llegamos a la conclusión de que hubiésemos preferido no preguntar... Lo siento.


Marcho a dormir, así no tendré opción a cambiar mi sabor piña por uno de manzana, que también están muy ricos y se cofunden con la menta... que no es tan mala como el limón, pero pica

3 comentarios:

Yuki, Lord Nieve dijo...

nee Guu, creo que te puedes imaginar lo que te iba ha decir ^___^

victoria dijo...

Todos nos sentimos alguna vez como si no fuéramos diferentes ni especiales , pero , aunque tal vez sea asi , nuestras acciones no son comparables a las de los demás y eso es lo que tú o yo seamos no diferentes ni especiales , sino únicos. ¡Así que a vivir y a elegir ! ^^

Anónimo dijo...

Parece que te exijas demasiado a tí misma, bastante es lo que nos exijen los demás como para exigirse a un@ mism@. Buscas destacar en algo, pero hay gente que muere buscando, es el camino lo importante, ser tú mism@, sigue buscando, pero no desesperes si no encuentras lo que buscas, símplemente hazlo como tú sabes. Errar erramos tod@s, siempre puedes pedir perdón, un perdón de corazón se aprecia mucho. Y de cualquier forma no hay que mirar tanto los errores del pasado, más que para aprender de ellos, y eso es mejor que no errar.