sábado, 31 de octubre de 2009

Keeper.



Pongo mi música en el aire y, en el hueco silencio que me queda dentro, me pregunto qué queda en mí, tras abrir la puerta y encender la luz, qué tiembla bajo las mantas.

El tacto de la piel, los besos y la envidia de éstos, la que más duele, la peor.
Huesos que se juntan para no sentirse solos.
Dedos que se entrelazan para que no te sientas solo.

El mensaje para una reina. Despedidas.
Echo de menos a la gente que no está. Echo de menos hasta los que me sobran.
Porque tiemblo bajo el foco de un reloj de arena de plata. Como la que trae la marea.

Extiendo la mano, toco la pantalla.
Lanzo al mar una botella con mi aliento dentro de ella.

No hay respuesta.

Y crece ese espeso y frío líquido que me deja sin aire ni voz.
Sólo cabe en mí la música. Notas y notas que hacen que no recuerde dónde quiero estar.

Hace años decidí que no tenía ni sitio ni lugar.
Que estoy aquí por que quiero, y me queman las cicatrices de las alas cada miércoles de otoño, invierno.

Si me gustase mi voz, si fuese más dulce, más clara, más serena, te preguntaría: ¿Qué piensas?.
Y un "ven aquí, que tengo miedo, no me dejes sola con las voces de mi cabeza".

Si me gustasen mis labios desenterraría tu cadáver tibio y te daría un beso, cien, hasta desterrar de ti la maldición del sueño eterno.
Y llevarte después lejos. Más lejos de lo que nadie pueda hacerlo jamás, para que, cada vez que respires, que mires al cielo, me recuerdes.

Si me gustase mi cuerpo te rodearía con él, lo haría más mío que del polvo de estrellas que lo forma. Para reclamarte siempre y dejarte esparcirte por el camino.
Que sé que regresarás a mí.
Como las estrellas; bailando, cumpliendo mis deseos.

Si fuese mejor no dudaría en la divinidad del tiempo. Ni lloraría por el mar.
Y nunca tendría miedo.
El miedo que diferencia a los héroes de aquellos que cierran sus ojos para no tener que ver.

Ver que dentro de mí somos dos, o tres.
Ver que hablo mucho, digo poco; duelo más.
Ver que me tiemblan los principios y las rodillas.
Mis mentiras.
Inconfesables.

Dudas. De las que reducen mis reinos a cenizas.
Cenizas, de las que siempre nacen mis fénix; y alzan el vuelo en busca de sus dragones.

Enamorados de princesas aburridas.

viernes, 30 de octubre de 2009

Bye Octubre.


Doy el rodeo más largo del mundo; encuentro la flor más bonita del invierno.
Me reencuentro con mis fantasmas, y pienso que jamás podré vivir lejos de este frío, de este sol congelado.
El frío y su calidez.

Encuentro la fortaleza para seguir entre el polvo de escarcha de mis pestañas.
Es esta luz que se apaga, que va perfilando mi sombra.

Reando mis pasos, deshaciendo el camino.
Sopla en viento y se desliza por mi cuello. Siento. Las manos frías, la sonrisa tibia.

Me dibujo abrazada a los muros, las baldosas, los cipreses.
Siento más diciembre que octubre.
Noviembre-de-tránsito.
Me lloran los labios, bebiendo ese aire robado. Se esparce mi pelo por el cielo dorado, gris, azul.
Me tiemblan las pupilas de gritar tu canción.

Y te siento en cada brizna de aire.


Miro a todos lo que pasan sin percatarse de la magnificencia del tacto y sabor del metal que soy.
Del espejo y su reflejo, que me acaricia con sus afilados dedos.

Llego a casa y, bajo el agua, me desenredo el viento norte del pelo.
Desanudo la arena de mis tobillos.


"Mírame, soy feliz,
tu juego me ha dejado así.
Consumir, producir.
La sangre cubre mi nariz."

miércoles, 28 de octubre de 2009

.Is cold here.


He is warm.
-sonofthefire-


"No quiero morir en cuanto te coja en brazos."

martes, 27 de octubre de 2009

.Dream.




La atrajo hacia sí,
la rodeó con sus brazos.
Prometió que no la haría llorar nunca.

lunes, 26 de octubre de 2009

De porqué los dragones vuelan en círculos II


Mis manos dejan la huella imperceptible sobre tu rostro, como la estela de las lágrimas.
Y de pronto se ha hecho demasiado tarde. Porque empezamos la partida a deshora.
Recuerdo porqué me enamoraron los dragones, y aquellos que luchaban en su nombre.
Y lo siguen haciendo.

Es solo que el amor ya no es lo que era, que quiero, y siempre he querido al guardián. Ni a mi príncipe ni a mi sapo. Ni el rey ni el espejo.
Al lado, sin entrar en la torre, volando en círculos.

Que, tras cien años viendo dormir a la princesa, viendo pudrirse las rosas que la rodeaban, sólo el dragón podría haber hecho feliz a la que despertó casada, despertó mujer, despertó bella; despertó y nadie le preguntó jamás qué soñaba, qué deseaba.

Los dragones mueren si los príncipes desenvainan la espada de hielo.
Los dragones lloran y ellas con tristeza, con los párpados acarician al dragón, hasta dejar atrás su tibio cadáver a lomos del corcel del apuesto caballero que las conduce de vuelta a la casa donde la historia dicen que serán felices comiendo (gran mentira).
Se despiden de él.
Lloran, suspiran, y se resignan.

Así son ellas.
Y no anhelarán más dragones nunca más.
Pero cada día azul mirarán al cielo, y sin recordar más que algún fragmento de sus ensoñaciones, desearán volar.

Y sentirán frío eternamente cada vez que miren el fuego del que nacieron los dragones.
Es su maldición.

domingo, 25 de octubre de 2009

LordNieve



Le pasa, a Lord Nieve, que ve correr el tiempo. Y sé que no olvida los paseos en la estación de trenes. Sé que no olvida haberme visto llorar; las promesas rotas y las veces que llego tarde.

Ni los malos principios, los mejores.
Él no sabe que yo no olvido que, el primer día, no supe si era Yuki o Iurgi, pero recordaba que era un mago. El mago.
No sabe que gracias a su título, que hice mío, cuando voy sola por la calle, veo moverse los tejados y bailar las farolas.

Que siempre ha volado. Siempre.
Y somos la misma cara de monedas diferentes.

Porque nos necesitamos juntos, siendo todos cada uno.
Como cantar la canción de los mosqueperros.
Y cuando bebes de más, y me río.
Y cuando dices quién tiene morbo y quien no, y nos reímos.
Porque somos tan diferentes que ahora somos iguales.

Señor de la nieve, del invierno.
De venir a mi casa los domingos (a ver si vienes, ¿fecha? Noviembre, pos-evaluaciones).
Películas (The libertine, por supuesto).

Café con baileys.
Todo viene y se va.
Vamos a profanar tumbas en calidad HD.
A emborracharnos de luz.

Ahí tienes Yu.



Regla número XXIV
"Que veas a alguien sonreír no quiere decir, ni de lejos, que realmente lo esté haciendo"
(Yuki)

Regla número XIX
"Lo que en Octubre empieza, en Octubre debe terminar"
Sí, con mayúsculas.

My favourite game


Existe un juego que me encanta.

Desde siempre, dejar nuestra huella en el la pared, en el papel, en el cemento... desde siempre ha sido una necesidad de ésas que nacen en el pecho y se enseñan en la escuela: Debemos ser recordados.
Porque de pronto, un día, uno aprende que no vivirá para siempre, y lo único que desea es vivir en los labios, en los ojos, en el tacto de otros.

Yo, que siempre he sido impaciente, no puedo esperar a dejar el mundo.
Por eso existe un juego que me encanta.


Me cuelo por tus ojos, me cuelo por tus manos, por tus oídos, por tus labios... Me cuelo llevando mi bandera, mis colores, mis palabras, mis canciones.
Y lo lleno todo de mí, para que al respirar, sea yo. Y cada acorde de una canción lleve mi nombre.

Existe un juego que me gusta, porque aparte de la inmortalidad, puede hacer que exista yo en cualquier lugar...


sábado, 24 de octubre de 2009

Bin



Ella duerme tras el vendaval.
Se quita la ropa.
Sueña con despertar
en otro tiempo y en otra ciudad.





viernes, 23 de octubre de 2009

De porqué los dragones vuelan en círculos


Siento tu aliento cálido sobre mi mejilla, mi cuello.
Alcanzo a ver tus clavículas, desnudas.
Y te envuelvo con mis piernas y brazos. Palpo tu espalda como si fuese mi clavo ardiente personal.
La única tabla de mi mar.

Hundes la cara en mi pelo. Respiras en mi oído y te abrazo más fuerte. Siento palpitar tu corazón a través de mi piel.

Le muerdo, me guiñas un ojo.
Y nos reímos nerviosos. Llenamos los silencios de humo y risas.
Campanean en mis oídos los pájaros queriendo interrumpir la noche, confusos.
Toco tu piel y pienso cuanto tiempo llevaba sin hacerlo.
Me río; alguna otra tontería.
Sonrío.
Sonrío.

Olvido los temblores de mis manos, el frío en todo el cuerpo.

Luego, de pronto, despierto.
Las sábanas gélidas se pegan a mi piel.
Y te echo de menos, a mi lado.

Y no volveré a sentirme extraño,
aunque no me llegue a conocer
y no volveré a quererte tanto
y no volveré a dejarte de querer.

jueves, 22 de octubre de 2009

No se está tan mal solo...

Antes de leer para el reproductor por omisión.

¿Ya?

Perfecto.





Reglamento "No se está tan mal solo... (espero)":

- Quiéreme.
- Has de ser aquel con quien necesite hablar cuando tenga ganas de llorar.
- Puedes tener otras, pero no olvides que yo soy la más especial.
- Háblame de todo, de todos.
- El contacto físico no será indicador de mis sentimientos; si no te beso, no significa que no te quiera conmigo, significa que me vuelven esos ataques de marcianitis, que me vuelvo lunática... ya sabes... japonesa.
- Cuídame, como te cuidaré yo.
- No me exijas, sólo disfruta.
- No te preocupes, sólo ríe.
- Sé mi amigo.
- No creas que me has ganado, nunca.
- No olvides.
- Abrázame si me ves llorando.
- Ilusiónate por todo.
- Dame espacio, mucho.
- Ten alas, dámelas.
- Enséñame.
- Aprende: no me gusta que me toquen, me pone triste.
- Pícame.
- Haz tontunadas conmigo.
- Hazme reír.
- Sonríe, que crea que es sólo para mí.
- No me tomes por posesión.
- No seas nunca mi novio.
- Sé él (tú).

Que yo haré lo propio.

Se acabaron las épocas de príncipes,
besos a los sapos y hadas hermosas.
Tanto tiempo para darme cuenta que, o esto, o mejor sola.
No se está tan mal solo.

Y algo me dice que estaré sola mucho tiempo.


[NO.PHOTO]

miércoles, 21 de octubre de 2009

Watashi no sei.


Ecuchando Pavarotti.
Con las manos congeladas.


Hoy tengo un día de esos en los que decido que te pediría un tiempo.
Para estar sola conmigo.
Para inventarme una excusa.

Un tiempo para pararme a respirar, y a no hacer nada, tras meses de i.n.a.c.t.i.v.i.d.a.d.
Para viajar. Para estar acompañada.
Tiempo porque me asfixia este gris del cielo.
Y pensarte.

Tiempo para vivir. Para sentirme fluir y perder mis objetivos.
Dejarme llevar y no tener que pensar.

Que mi cerebro llora de tanto odiar. Rey Midas. Maldición.
Y te conviertes en oro. Oro del que yo tanto odio.

Tiempo para estar sola y correr a pedir compañía.

Hoy es más octubre del de lunes que del de viernes.
Más frío de ninguna parte que aliento de playa.

Esa es mi salida.
Para todo.

Volveré, lo prometo.
Y yo ya no cumplo mis promesas, para darle emoción a la vida.



Si pudiese elegir querría ser un ángel.
No por los dones, la beatificación, la belleza o la poesía.
Si pudiese elegir querría ser un ángel...
por las alas.

Valkyrie


"Haz cosas mientras yo te miro...
Todo, todo, todo, todo."

martes, 20 de octubre de 2009

Tengo ganas de un beso francés.


Forzosamente dirigidos al final de las historias.
Sabiendo que llegamos a un destino de todo cuanto tenemos, tendremos. Ya está escrito el desenlace del futuro incierto.
Y la gente va marchando, va muriendo. Y las personas que fueron dejan de ser.

Escuchas una respiración en tu oído; te acaricia la nuca con las pestañas.
No te gires, no me mires.
Sigo aquí, aprendiendo cómo hueles, aprendiendo cómo se despliega tu sonrisa, desde atrás.

Te tapo los ojos con las manos. Las tocas.
Y al reír se arruga tu nariz, y tu pelo me hace cosquillas en los labios.
Algo dices, no lo recuerdo. Y, haciendo trampas, te das la vuelta.
Comienza el juego. Yo hago como que no soy, tú eres un explorador.

Te hablo de reinos desconocidos, me enseñas el colmillo del dragón.
Sonrío y siento lástima por él.

Estiro las piernas hasta duplicar mi volumen. Te quejas, nos hacemos pequeños.
Y, como todos, conocemos el final inexorable de los ríos, de las selvas, del vuelo de la libélula.
Todo acaba,pero, si es bajo esta luz, tendremos al menos la certeza de saber que cuanto te conté mientras fingíamos intentar dormir, y no que nos gustaba escuchar la respiración del otro, resultó ser cierto.

(Siempre tarde y mal, nunca mejor)
y o m á s
Tengo ganas de un beso francés.

De los de labios contra labios y alientos abrazados.
Jadeos.

No sé, es lo que he pensado hoy, y aún lo pienso.
Me acostaré con las ganas de un beso francés.

Me acaricias con tus alas.
Te muerdo con mis pestañas.


lunes, 19 de octubre de 2009

Octobre (pero pronunciado en francés)



Octubre.
Ése mes. El de mi chico (LordNieve), el de Barcelona (y su lluvia), el de los lunes (martes, jueves).
Octubre. El de algún cumpleaños, y alguna desgracia.
De principios (y finales).
Espalda con espalda. Y frío.
Labios fríos, dedos fríos.

Vivir para siempre con un amigo.
No olvidar el café con baileys, los domingos.
Leer en el mismo sofá, bajo la misma manta.
Y acostumbrar a ir al cine un martes cualquiera, resguardada en mi bu-fan-da.

Octubre.
Siempre me da ganas de enamorarme, de llorar y romper con la rutina.


Mi color, mi canción.
Mis promesas irrompibles con nombre en extranjero.
Mis noches y mil amaneceres. Malvivir.
Y maldormir con una sonrisa.
Octobre (pero pronunciado en francés).




Su calor... es como el sol, en una cama fría en una noche de un invierno.

domingo, 18 de octubre de 2009

Lovers.



Cuando todos hayan olvidado incluso que exististes, ella recordará tu nombre.
Lo repetirá con voz trémula cada noche.
Y al amanecer, sin ti, sentirá ganas de llorar.

Cuando se haya difuminado el camino, y tus huellas sean besos sobre la tierra quejamás podrá pisar, ella recordará todas tus direcciones.
Amará el color de tus ojos, aunque cambie con el tiempo.
Y poco le importará si tus manos tocaron a otras, si has vuelto.

Porque ella es una de esas historias, de princesas y dragones.
Atesorará tus cuentos cuando del fracaso queden las ruinas donde se edificará la ciudad de la hiedra.
Porque, si amar sigue siendo un verbo factible más allá del espacio y el tiempo, ella te ama más de lo que te amará jamás el sol que te acaricia cada día.

Y amará tus latidos, tus sonrisas, incluso cuando nadie recuerde tu nombre.
Incluso cuando ella olvide todo...
Y esta es una de esas historias de finales rotos por detrás, como espejos que solían contar la verdad, para evitar que nos cortemos con su fracaso de cristal.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Como desees.




De lo que yo construí con palabras queda apenas una montaña de nieve y arena.
Confundí mis oraciones con tus plegarias. Se enredó mi lengua entre mis dedos.
De ese amor entre los cuentos, no queda ni la portada. Y empiezo a dudar que fuese una cosa de dos.

Tu y yo. Se me antoja lo mismo que él, vosotros y ellos.
Me pierdo entre el otoño y me olvido de mí, de ti, que es lo mismo.
Y las hojas se rompen en un delicado filigrana que deja pasar la luz -siempre.dorada- de octubre.
Nunca el sol fue tan bonito como cuando se tienen ganas de llorar.

Para escapar de esta cárcel, que es la mía. Mis rejas me aprisionan, me asfixian.
No sé si me arrepiento o no, cadena perpetua o libertad. No sé qué hacer con ambas.

Puedo sentirte temblar bajo el mismo cielo que cosí para mí, y decirme que uno éramos dos. Lo somos. Dos veces solos.
Algo dentro grita lo que yo canto. Dentro de ti, lo sientes.

Pero jamás preguntes, por si a algún incauto se le ocurre contestarte.

Sólo... sólo debía suceder que, sin necesidad de que yo rompiese a llorar, te cogiese de la mano, saltase al abismo... me dijeses: "Como desees..."

Y ahora ni todas las películas de mi infancia pueden solucionar el nudo bulímico que engulló mi desenlace, tras la más patética y dañina presentación de la historia de los cuentos de hadas.




Si no hubiese estado llorando (de alegría o felicidad) hubiese escrito sobre ello...





Me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, perpárate a morir.

Small Things


Piensas en todo lo que te gusta, como un nuevo descubrimiento.
Los restos de café en sus bonitas tazas. Dormirte en el sofá. El arte clásico y sus colores, no por la policromía, sino por saber que nadie sospecha siquiera que el grandioso Partenón fuese colorido.
Acabar un libro, dos, tres.


Escribir, a oscuras. Y perdonar a los archienemigos.
Derretirse en la nevera, estirar los dedos de los pies.

No dormir, soñar con estar enamorado...
Piensas en todo lo que te gusta y te falta el tiempo para hacerlo todo.

martes, 13 de octubre de 2009

Onírico


Coge un tren y se olvida la chaqueta. Olvidando que allá a dónde vaya hace frío.
Del color embotellado de los viajes oníricos...
Baja del tren y recorre las calles. Calles que han pisado zapatos conocidos.
Y nadie sabe que ahora son sus pies los que caminan hacia ningún sitio.
Podría llamar y decir que está ahí... podría, pero no lo hará.

Mira cada ventana imaginando quién estará detrás, y la brisa nacida como antagonista del calor asfixiante hiela la punta de sus dedos.
Pasa la mañana en un banco, en un parque, el que ella imagina el correcto... pasa las horas sintiendo el cuerpo entumecido.
Tenía planeado pensar qué decir, cómo sonreír... no obstante se le ha olvidado todo, y se contenta con recordar que debe respirar antes de que pasen 18 segundos.

Tiene esperar muchas horas más aún, para que él llegue justo-cuando-seguro-que-ya-no-aparece.
Cuando, un segundo más tarde, la esperanza se hubiese disuelto entre las aguas del cielo.

Y al final resulta que sus manos eran más grandes, y al final resulta que, por mucho que recordase lo contrario, nunca había tocado su piel.
Camina por la calle aferrándose a una camiseta. Le gusta tocar gente que nunca ha sentido, pisar baldosas vírgenes, respirar nubes nuevas.

Y está segura de no querer regresar, aunque sus sentimientos vuelen a voluntad de unos dados de veinte caras, durante los dos segundos incoloros que dura un sueño, está segura de no querer regresar.

Despierta entre azules y blancos, bajo el mar.
Le duelen las mejillas de sonreír. Le duelen los pulmones; llenos del humo de mil trenes.



Puedo escribir y no disimular.
Es la ventaja de irse haciendo viejo...

domingo, 11 de octubre de 2009

Girl next window



Hoy la he visto de nuevo, tras meses de silencios y luces apagadas, ha vuelto.
Todo ha empezado con esa música, la que siempre ponía ella a las noches, la que ponía yo a todas horas; por que ¿cómo no amar aquella música de la que ella no se cansaba nunca?

Hoy, tras días de angustiosa espera, de citas de uno y soledad, ha venido.
La he visto radiante, como siempre, bajo esa luz que es sólo suya.
Sonreía, y no he tenido el valor de preguntarle si por mí, por su música (que sé que dejó aquí, conmigo) o por quien se la llevo tan lejos, de mi lado.

Se acerca a mí, me acaricia, me habla. Se disculpa y, aunque lo hiciese mientras me arranca la vida, la perdonaría. Por supuesto.
Su pelo está más corto, pero sigue oliendo a fresa y menta.

Hoy, al fin, tras días sin ella; tras sentir cómo me quemaba la piel cada segundo sin su voz, ha regresado. Me ha pedido disculpas. Y yo, que siempre la sentía tan lejos tras el cristal, que siempre sentí su presencia como una fotografía de la que uno se enamora, he visto cómo se rompía su marco; ha abierto la ventana, me ha tomado entre sus brazos.


Lo último que he podido sentir mientras todo mi cuerpo temblaba, débil, era como sus lágrimas resbalaban por mi cuerpo mientras me depositaba dentro de mi ataúd plastificado, junto a papeles que escribió de su puño y letra... muero entre sus palabras, muero entre sus recuerdos.

Se ha disculpado porque hizo sol, porque se cayeron las flores que hice nacer para ella... Y ya ni siquiera me quedan hojas que agitar a su paso, a modo de ovación.
Ha regresado y sé que solo para despedirse de mí.
Y yo sonrío y cierro mis ojos, porque llevo mucho tiempo esperándola, por eso sonrío.


... Porque, si la quería tanto, era por su sonrisa.
Esa que sé que esbozaba sólo para mí...


...Si ella supiera que no me mata más que su ausencia... que con ella, puedo vivir del aire...

sábado, 10 de octubre de 2009

Por solidaridad.



Te/nos hace(mo)s viejo(s) de la forma más relativa.
Vendrán las arrugas, las sonrisas y disgustos. Las tensiones, responsabilidades.
Pero envejecemos a bocanadas de aire. Devoramos, engullimos el tiempo, las palabras.
¿Recuerdas?
Es que te haces viejo. No mayor, ni anciano.
Viejo como los tomos de los libros de páginas apolilladas.
Tus ojos, los míos, cada día de un sepia más sapiens y menos puro.
Porque no queda virginidad en nuestro cuerpo, en nuestras selvas, hoy prostitutas.
Y es que te vendo información y tú compras de mí. Luego cambiamos de papel.

Túmbate sobre la cama. Y habla.
Pero no me beses en la cara, que me enamoro.

Con lo que nos sobre hacemos barcos. Nos los fumamos.

Y, cuando creces, todo se te queda pequeño. Las ciudades, por jóvenes o vetustas, se encogen. Las patas de las mesas se acortan, tus padres se agachan, para hablarte cara-a-cara.

Te haces viejo, y notas como las paredes del mundo se te quedan pequeñas, como un traje muy usado que sentimos que, de tanto verlo, es nuestra piel.
Tumbados al sol. A ver si se nos quema la piel.

Nos hacemos viejos porque puedo recordar las calles de una ciudad antes inexplorada.
Porque conoces más nombres que caras. Más palabras y fotografías. Y más cielos que suelos.

Por solidaridad, se hacen viejos los relojes y los calendarios conmigo.

Se hacen viejos los domingos, se hace vieja hasta mi voz.

viernes, 9 de octubre de 2009

Ya no te quiero.


Ya no te quiero.
De pronto mi fuego ardiente se enfría. Me miras a los ojos, atónito.
No es que el querer o no querer se extinga en un día; no es que acabe de sentir el palpitar negativo de un corazón (el mío)... No, no es nada de eso. Pero no sé explicarlo... y tú tampoco me dejas hacerlo.
Por-si-acaso.

Los besos tienen el sabor amargo de un té frío, sin azúcar. Me relamo los labios.
Y sonrío como un gato.
Espero a que se acabe mi canción. Pero tú ya no la oyes.
Me miras a los ojos, ves dos puertas abiertas. No invitan a entrar.

Volvemos a la retórica mundial y a la metafísica de las mariposas.
Volvemos al camino, bajo la luz de diez farolas, y La parpadeante.

Diez palabras que pintar, y recuerdos que reviven los retazos de mi amor.
Siento, como se sienten las lápidas: frías, ásperas.
Siento sus nostalgias, sus historias.

Me das un beso que, esta vez, tiene el sabor del agua tibia de un jarrón.
Las flores, muertas, brillan por su ausencia.



"Tienes cara de monarca...
¿estás seguro de que tus padres no eran hermanos?"

martes, 6 de octubre de 2009

De reina de picas a reina de las estúpidas...


Amigos demasiado lejos como para que puedan escuchar tu voz.
Amigos demasiado cerca como para que puedan ver esa leve mueca que esbozas cuando te duele por dentro por-que-sí.
¿Por qué coño lloras? [se pone nervioso y su solución consiste en echar cal sobre la herida y una tirita de colores, como las del primer día: en que os conocí. Ése en el que ella sacó vendas y tiritas de Pinocho y en post-borrachera nos decoramos la cara, las manos, las piernas... Sí, aún lo recuerdo. Las-noches-más-felices-de-mi-vida].
Recuerdos que no son míos. Ya no.
Arte en decadencia: la caída eterna.
Cómo digo que necesito estar sola.
Necesito un abrazo. Uno viejo, muy viejo. Uno nuevo, muy nuevo.

Ventilar.

¿Cómo van las cosas por ahí?¿Qué pasó con aquella chica?
Me acuerdo de todos, y ojalá no sintiese aún la droga que me inyectaron.
El mismo techo, la misma luz, los mismos días, las mismas horas... si pudiese elegir... querría regresar.
Cuando éramos casi hasta las mismas personas. Y sólo reía y reía. Y lloraba por temas tan estúpidos y batallas tan endebles, tierras tan mal defendidas que, una vez ganadas, deseo devolvérselas a su dueño y volver a atacar, una vez más, jugando.
Quiero reunirlos a todos y guardarlos para siempre.

Deja de llorar, asustas a los invitados.
Meses de felicidad pasando factura.
Echas de menos lo que dejaste marchar y tienes ganas de apartar lo poco que te queda.

Reina de las estúpidas.



Ven, joder, dime que tenías ganas de venir, de verme.
L a r e i n a d e l a s e s p i n a s e s d e l t i p o m á s e s t ú p i d o d e r e i n a s

lunes, 5 de octubre de 2009

.Water.


Dejas caer tu mano, y las aguas se estremecen al roce de tus dedos.
El agua te envuelve, sabe que estás ahí, y te abraza, te hace suya; te toca, te besa, te mira. Y de nadie más.
Quiere penetrar dentro de ti, así como tú has entrado dentro de ella.
Sientes sus dedos enredados en tu pelo, sus piernas en torno a tu cintura.
Explora. Se cuela.Luchas contra ella, contra su hechizo. Luchas con tal fervor que incluso te duele.
Te asfixia su peso sobre el pecho y la vez ondulando, reflejando la luz a su alrededor como su fuese una estrella ígnea, independiente de otro fulgor que no sea el suyo.
Intentas resistir el embrujo y su hipnótico baile se vuelve ondulante, voluptuoso, intenso.
Olvidas todo juramento de lealtad a una mujer, una patria, una bandera.
Si algún día dijiste "volveré, amor mío", "sí, capitán"...Si algún día amaste algo que no era cuanto hoy envuelven estas aguas, desde luego ese hombre no eres tú.
Ella te acuna, te mece, te ama por todos los poros de tu piel, y ama del mismo modo cada partícula de aire que entra y sale de ti.
Lloras. Sin embargo no eres consciente de ello; con el dorso de la mano ella te ha secado la lágrimas.
Vuelas en torno a ella, te ha dado alas.
Habrá quien diga que flotas, doble error: Te hundes y lejos de suspenderte en el océano, agitas tus alas, bien las sientes a la espalda.
De pronto te mira a los ojos de esa forma que hace olvidar cuánto duelen las cicatrices.
Sonríes.
Entonces, con la lengua, abre tu boca. Se desliza dentro de ti.
La dejas entrar, tocar tu alma; si no estuvieses tan cansado de batir las alas, la abrazarías, pero únicamente puedes dejarte llevar.
Piensas que no quieres volver a respirar nada más que su piel.
El cielo se cierra sobre tu cabeza, dejas de ver y te entregas a ella, igual que ella se entrega a ti.



Dejas caer tu mano y las aguas se estremecen al roce de tus dedos.
Luego.. desapareces.

jueves, 1 de octubre de 2009

Bedtime.




Si algún día tienes hijos; cuando los tengas, no olvides contarles cuentos, todos los que no te contaron a ti.
No olvides regalarles muñecas y balones, indiscriminadamente.
No olvides que no se forman solos. No los malcríes.


Si algún día decides casarte, no olvides a todas las demás, no olvides que es probable que ellas no te hayan olvidado.
Y sé tolerante con los recuerdos de ella, son tan importantes como los tuyos.
Nunca eches tierra sobre el pasado, busca un marco bonito y ponlo sobre tu chimenea.

Si algún día te compras una casa, hazlo donde te guste el color del cielo, donde, de vez en cuando llueva, y por supuesto que nieve.
Ten en cuenta la estación de trenes más cercana, nunca sabes cuándo puedes necesitar huir.

Si algún día recuerdas cuando eras joven, sonríe en lugar de añorar, porque, si hay suerte, no habrás olvidado dónde encontrar a los que ahora te acompañan.
Lee.

No olvides el primer amor, el último, los intermedios, pero, sobre todo, no olvides a los que aún te esperan.