Piensas en todo lo que te gusta, como un nuevo descubrimiento.
Los restos de café en sus bonitas tazas. Dormirte en el sofá. El arte clásico y sus colores, no por la policromía, sino por saber que nadie sospecha siquiera que el grandioso Partenón fuese colorido.
Acabar un libro, dos, tres.
Escribir, a oscuras. Y perdonar a los archienemigos.
Derretirse en la nevera, estirar los dedos de los pies.
No dormir, soñar con estar enamorado...
Piensas en todo lo que te gusta y te falta el tiempo para hacerlo todo.
1 comentario:
Nada como el éxtasis de vencerse ante la pequeñas cosas, que terminan siendo la mas maravillosas.
Cortito relato, pero encantador.
Angel ;)
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