martes, 20 de octubre de 2009

Tengo ganas de un beso francés.


Forzosamente dirigidos al final de las historias.
Sabiendo que llegamos a un destino de todo cuanto tenemos, tendremos. Ya está escrito el desenlace del futuro incierto.
Y la gente va marchando, va muriendo. Y las personas que fueron dejan de ser.

Escuchas una respiración en tu oído; te acaricia la nuca con las pestañas.
No te gires, no me mires.
Sigo aquí, aprendiendo cómo hueles, aprendiendo cómo se despliega tu sonrisa, desde atrás.

Te tapo los ojos con las manos. Las tocas.
Y al reír se arruga tu nariz, y tu pelo me hace cosquillas en los labios.
Algo dices, no lo recuerdo. Y, haciendo trampas, te das la vuelta.
Comienza el juego. Yo hago como que no soy, tú eres un explorador.

Te hablo de reinos desconocidos, me enseñas el colmillo del dragón.
Sonrío y siento lástima por él.

Estiro las piernas hasta duplicar mi volumen. Te quejas, nos hacemos pequeños.
Y, como todos, conocemos el final inexorable de los ríos, de las selvas, del vuelo de la libélula.
Todo acaba,pero, si es bajo esta luz, tendremos al menos la certeza de saber que cuanto te conté mientras fingíamos intentar dormir, y no que nos gustaba escuchar la respiración del otro, resultó ser cierto.

(Siempre tarde y mal, nunca mejor)
y o m á s
Tengo ganas de un beso francés.

De los de labios contra labios y alientos abrazados.
Jadeos.

No sé, es lo que he pensado hoy, y aún lo pienso.
Me acostaré con las ganas de un beso francés.

Me acaricias con tus alas.
Te muerdo con mis pestañas.


1 comentario:

.A dijo...

Me acaricias con tus alas ... que bonito :)