domingo, 18 de diciembre de 2011

Infidèle


Hay días, casi exclusivamente en invierno, en los que parece que quedas excluida de tu propia vida.
Como si todos los elementos que la forman fuesen ajenos, y se debilitasen las cuerdas que los mantienen en órbita con tu núcleo.
Son esos días en los que todos son felices solos, sin ti. Y tú empiezas a sentir que no sientes nada.
Es cuando tu voz deja de alcanzar las distancias, y te vuelves tan pesada que eres una obligación donde antes fuiste placer.


Que ni eres eje ni engranaje para nada. Y te hace llorar ver que la vida sigue, contigo o sin ti

Llevo una semana muerta de miedo. Una semana desapareciendo.
Y allí donde nieva, la nieve siempre ha seguido cayendo.


jueves, 15 de diciembre de 2011



Tardes oscuras
de invierno,
donde se disipen las nubes de
entre las sábanas.

Sentir que ya no (te) echan de menos.

Y que el frío
escarche el pensamiento.

Que parece que todos sienten,
pero nadie tiene
tu necesidad.

Vuelve la palabra
"necesidades especiales".

Vuelves a ser
la que ve las luces de navidad,
cuando empieza a
amanecer Abril.

Cansada de luchar contra titanes evanescentes,
para que, al leer el cuento del revés,
resulte que eran sólo estrellas fugaces,
que nunca devolvían la mirada.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Como las calles llenas de luces en invierno.
Así te siento.
Como los hogares que se ven tras las ventanas
altas.

Es el tren,
que ya nos conocemos.
El mismo tren en el que amanece entre una nube,
y anochece entre ciudad y ciudad.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

De pura rabia.

Ganas de llorar.

y hundido

Este año
el invierno
ha tocado
por dentro

jueves, 24 de noviembre de 2011

¿A quién?

Te pudres, en tu jaula.
Con vistas al paraíso.
Con humo tras las pestañas.

Vete a dormir, antes de que sea demasiado tarde.
Parpadean con suavidad las luces.
Abres la boca,
como para decir algo.

Resuena tu silencio entre las paredes.
¿A quién?

Vete a dormir,
antes de que te falte el aliento,
y mires hacia todos los lados,
y abras la boca, para no decir nada

¿A quién?

domingo, 20 de noviembre de 2011

Rápidamente, se va


No vas a tener tiempo en tu vida para todo lo que quieres hacer.
Y tu vida no será la canción que soñarás libro tras libro,
cuento tras cuento.


Y las luces de los países del norte, tan cálidas entre un viento tan duro, te inundarán el corazón como un fantasma, para siempre.
Igual que el mar te dejará la huella de sus susurro impresa en el corazón, volviendo el anhelo hacia sus aguas.

Vivo mi vida mirando mi reflejo en los oscuros cristales de un tren.

Porque a veces, de pronto, como si lo trajese el viento, viene la visión del mago.
Y el frío adormece la punta de los dedos.
Y vuelve al corazón el recuerdo de la luz. Y quizás todo sea posible.

Pero es la visión del mago, de otoño e invierno.
Y rápidamente queda sepultada bajo los charcos del deshielo.

Son los padres

Últimamente sueño mucho, demasiado.
Tengo vidas paralelas, y trabajos pendientes.

Tengo el profundo miedo de quedarme vacía.
El profundo miedo a perder el juego.

Esta es la noche de tumbarse en la cama
y echarse a dormir.

Porque en el fondo sabemos.
Que yo no escribiré un libro,
ni viviré nunca en Japón.
Que estoy segura de que Islandia es un cuento,
son los padres.

Siempre,
son los padres.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Up to the skies


Que no es el frío
de Noviembre.
Ni la luz pálida, como los latidos.
Que no es la ausencia o la distancia.
Ni la sangre que corre bajo la piel.
El viento o el pelo,
intentando alcanzar el sol,
que, dicen, que debe de andar por ahí arriba.

Aunque a nosotros ya ni nos suena haber oído de él.

Y es estúpido, porque al final no hay que tener la voz más dulce del mundo,
o los ojos más bonitos,
ni siquiera hay que ser, nada.
Es como la sonrisa las tardes sumergidas,
que se lleva,
o no se lleva.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Muy a Octubre


¿Cuál es la historia más bonita del mundo?
No está aquí, por supuesto.
O sí, precisamente por estarlo.

Tan de cada día, en dosis tan pequeñas que un día, de pronto, dejó de estarlo.

La historia más bonita del mundo, la que hace las tardes de otoño más grises, más azules y más pesadas.
La que encoge el alma, hasta que el cuerpo se nos queda grande.

Y no parece la historia más bonita del mundo si solo te digo que él, que antes no era así, parece más feliz a tu lado. Que parece que ya no le torturan las historias que leyó cuando era quizás demasiado pequeño. Que sonríe. Que es feliz, que es lo más bonito que le puede pasar a uno.

Porque esto hay que sentirlo.
Y lo puedes plasmar en cuatro palabras.
En una imagen.


Porque, a fin de cuentas, es la historia más bonita del mundo.
La de: eres tan especial que ahora soy mejor persona, por ti.
Y algo así, irremediablemente, debe durar para siempre.

Y algo así, irremediablemente, no puede ser real.
Precisamente.

jueves, 3 de noviembre de 2011

F rac/u ture

A veces pienso en el tiempo futuro.
Que lo quiero.
Como lo pienso.
Lo quiero.
Pero en ahora.

Y se me hace tan lejos.

domingo, 23 de octubre de 2011

Brisa de Octubre


En el fondo tú sabes, princesa, que nunca vuelven los veranos pasados.
Sabes que Octubre abre la veda, de los inviernos fríos, por dentro.

Que estás echando de menos esos cuentos que te recordaban al agua cálida a la que todos anhelamos volver.
Y todo porque estás lejos del hogar.
Porque es el mes de lo prohibido.

Porque esperas que te sorprendan,
un milagro.

En el fondo Octubre es el mes del frío (que se siente más cuando empieza).
El mes de las castañas, vainilla, lana y botones.

Octubre es el mes en el que (te) necesito.
Mi historia, la que me hacía llorar.
Es el mes de recordar lo que se debe vivir.

viernes, 21 de octubre de 2011

.

La necesidad de un beso.
De un abrazo.

Que mires hacia aquí.
Que me veas.

Que me busques.
Habla.

sábado, 8 de octubre de 2011

Cenizas de tiempo



De la enorme tristeza que me da saber que se nos escapará la vida y todo lo desconocido seguirá desconocido.
Que los secretos más profundos descansarán aún en su oscuridad del conocimiento.
Y que no me será revelada ni a mí ni a nadie ninguna verdad universal, de esas que brillan tanto que te hacen perder la cordura.

De saber que se me escapa el tiempo entre los dedos y mi gran obra permanece enterrada en algún punto inconcreto de algún jardín trasero ajeno; entre el barro.


Que en el fondo, siendo sinceros, esto es lo que hay, y lo que queda.
Que no es poco, pero anda lejos del eterno sueño de la inmortalidad del alma en la mente, en el corazón de otros.

Deja palabras para la posteridad, palabras de esas que se te clavan como dientes en la carne.
Palabras que hagan la vida más bonita, que creen la necesidad de buscar esa magia que da la luz, esas historias preciosas que pasan sin ser vistas, si no has tenido un mago que te enseñe.


Palabras que soy demasiado cobarde para abordar, por si fallo y confirmo que esto no es lo mío, que la retórica barata y el mal vino son cosas para las noches de fiesta en las que sólo queremos quemar nuestros cimientos, y olvidar que alguna vez quisimos construir.


Que se me escapa el tiempo.

Y parece más fácil quemar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Octubre


¿Sabes de esas veces en las que no tienes ganas de hablar?
El viejo sentimiento de querer enterrarse, más para que te encuentren (busquen) que por desaparecer.

Y es que es Octubre, aunque no se sienta sobre la piel.
Es Octubre.


Que por eso empieza a pesar mi cuerpo, mi vida.
Los silencios, que son losas.
Me asfaltan. Cada mañana, cada noche.

Se ponen las calles sobre mí.

Que es Octubre y no quiero sentir más que el frío fuera, pegándose al cristal, para ver si puede entrar y disfrutar de mi calor dorado, azul y gris.

Que quiero ser rescatada (una vez más, como cada Octubre).
Y ya creí que estaba curada.
Como si, por no mirar, no se sintiese la cicatriz cada vez que va a llover.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Estúpida


Llegas a casa.
¿Y esta herida cómo me la he hecho?



Así de estúpida.
Un mensaje, un beso, una noche.
Y sálvame, otra vez, de mí misma.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Lo mejor de mi vida



Hace ya mucho que mi literatura de bolsillo no puede alcanzar la idea de ti.
Que se han gastado las palabras que no llegaban ni a rozarte.

Porque a veces no hace falta decirlo.

A veces está ahí y ya está.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Te come la vida


A veces te come la vida.
La realidad.
El miedo a la muerte.
El tiempo, que pasa.
Los "deberes", los "placeres".


Y es que casi nunca hablamos de la vida como es.
Como es de verdad.

De que me levanto y no desayuno, y de que me ducho pensando en la televisión encendida de la vecina.
Su teléfono que suena.

A veces te come la vida.
Con sus distancias que están lejos aunque sea pared con pared;
y ni hablar ya de kilómetros,
o de coger un tren.

Te come el futuro,
te come, sobre todo, el pasado.

Y a veces queremos huir de esos dientes afilados, de ese paladar oscuro, de las noches que se sienten frías y son cálidas.
Huir de sentirse solo, que es mil veces peor que estarlo.

Porque nos gusta jugar a ser fuertes.
Pero yo tengo miedo al tiempo,
a la muerte,
a estar sola,
a ganar,
a perder(te).

Y es por eso que, a veces, en días como hoy, cuando todo (parece que) va bien (mejor), buscas el interruptor, y resulta que no lo encuentras, que estás dentro de la garganta, echa un nudo, de la vida.
Te ha comido la vida, porque es más grande que tú.
Más grande que todo lo que puedas imaginar.

A veces te come la vida
y sólo quieres unos brazos que te cojan,
alguien que te abrace
en el abismo de oscuridad.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Hola, Otoño


Ahora que se acaba
te diré que, sin viajes,
sin grandes fiestas,
sin reencuentros ni planes;

me has dado el mejor verano.

Créetelo.

martes, 6 de septiembre de 2011

Eres hogar



Tengo ganas de ir a tu ca(m/s)a y decirte que eres importante.
Darte las gracias.

Porque cuando estoy contigo (me) quiero un poco más.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Rubik


A veces la vida, el progreso, es como un cubo de rubik.
Que cuando ya casi parece completo, hay que deshacer movimientos para completar el rompecabezas.

Ese momento exasperante cuando los colores retroceden y desaparece nuestro casi-completo puzzle.









.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Me gustaría ser especial


Huir y encerrarte a escribir.
Que parece que así todo lo malo (incluido uno mismo) se queda fuera.
Hablamos (hablo yo sola) de que las chicas quieren (necesitan) sentirse importantes.
Y es que es un sofá con dos formas de ver la vida que temo irreconciliables (a veces).
Como dos hermanos que sólo se hablan por navidad.
Y por debajo late, sientes que se quieren y duermen abrazados.
Pero siguen dedicándose frías sonrisas y nubladas miradas de (ir)reconocimiento.

Que a veces me pregunto si esta farsa, este teatro de las mil pruebas y mentiras acaba alguna vez.
Tal vez faltó severidad a la hora de educar a los hijos, o quizás es la eterna historia.
La cuestión es que mi butaca en la función no me permite disfrutar el espectáculo.

Y ojalá pudiese volar de aquí. De esta piel. De este cuerpo y estas cadenas que se ciñen a las piernas, la cintura, los brazos, las pestañas.
Y no ser nunca más la víctima de mis propias trampas.
Para no tener que lamerme las heridas con saliva que sabe a lágrimas.

Me gustaría ser especial.
Sobre todos.
Sobre todo.
Ser aquélla. Ya sabéis. La mejor barca del mar.
La dulce niña de tus ojos.

Ser tan especial que no necesitase pruebas de valor.
Ni este miedo.
Ni esta pena.

Ser.


... Y me duelen las cicatrices cuando va a nevar.
Otra canción y a la cama.

miércoles, 31 de agosto de 2011

North


Que levante la mano aquel que quiera viajar a Bélgica.

Brujas.

lunes, 29 de agosto de 2011

Fuente de los deseos


Son los movimientos de tus manos cuando duermes.
Esa manta que siempre (hagas lo que hagas) te deja los pies fuera.

Tener más noches que días en tu vida.

Eres la fuente de los deseos.
De cabeza de león. Y titilantes monedas en el fondo.


Igual que esa droga que hace la noche ligera,
que las horas se pasan dejando su perfume en el recuerdo.

Igual que esa droga que a veces necesito para soltarme la lengua.
Que sigo sin atreverme a hablar, fuente de los deseos, por miedo a tu rugido si no tengo suficiente para pagar el precio.

sábado, 27 de agosto de 2011

Sirenas

En el límite.
En la línea.

El espejo está hecho de agua.
Somos el marinero que se ahoga y, mientras muere, cree ver a las sirenas.

lunes, 15 de agosto de 2011

El guardián entre el centeno



Había algo de guerrero en él. De luchador.
Quizás era porque miraba a la vida como si fuese siempre la última vez; o quizás era aquel destino que pendía, oscuro, sobre su cabeza. De cualquier modo, había algo de guerrero, de los guerreros legendarios, en él. Todos podían verlo, algunos con admiración, otros con temor de ser arrastrados por aquel fatal sino.
Por las noches, el guerrero, miraba al cielo, como lo hubiese hecho un pastor, pero de un modo completamente distinto. Alzaba la vista a las nubes, en vez de a las estrellas, y evocaba el futuro en lugar del pasado.
Porque el guerrero no era un viajero. Y el final del camino se escribiría con mano temblorosa cada vez que se desenfundase el arma.
Y el guerrero, cuando soñaba, no lo hacía con otra cosa que no fuese una coraza, llena de cortes y hendiduras, tirada a un lado del camino, porque la vida y la muerte llegaban a ser una misma cosa: la libertad.
Había algo de guerrero en él. Pero no era uno de esos guerreros de acero y escudo. Eran sus ojos los que hacían de él El Guerrero; sus ojos, como una coraza que no caería al suelo hasta cumplir con su misión, para después vivir o morir, que no eran cosas tan distintas al fin y al cabo.

domingo, 14 de agosto de 2011

Grietas II


Una se da cuenta de que está sentimental cuando llora con esas series malas y repetidísimas de la tele; esas que cuentan historias de niñitos que fueron dados en adopción y mamás que no quieren conocerlos. Ya sabéis.
Igual que me doy cuenta de que te echo de menos antes de sentirte lejos, cuando los lazos de mi vida que solían buscarte, a tientas, al despertar, se dan cuenta de que este sofa rojo no es (ni será) tu cama. Cuando, antes de que pasen los minutos, pienso en porqué no estoy cogiendo cena para ti (envolviendo lo que me sobra a mí).
Y es que una siente a veces demasiado por entre los huecos de su vida, como si el corazón ya no tuviese la envergadura necesaria para estos temas, y entre dormir, lavarse los dientes y la rutina de sentarme aquí delante, se hiciesen unas grietas que necesito rellenar con tu presencia, o tus palabras sobre nada en concreto, y esas contadas (y casi arrancadas a la fuerza) palabras tan bonitas que, en una noche como hoy (si lo supieras) me harían llorar, y enamorarme perdidamente de ti (más). Que intento siempre que no me tiemble la voz (que no piense que llorar y doler son lo mismo).
Y sé lo que llevas dentro (y fuera). Creo saber de tus cargas. Pero me gusta tanto tu voz.
Me gusta tanto que suene sólo para mí, como un concierto privado, que no puedo evitar que se me encoja el corazón cuando hablas (de ti, o de mí). Igual que no puedo evitar buscarte entre los huecos de mi vida. Igual que no puedo evitar estar sentimental esta noche. Imaginar que me dices (voluntariamente, y sin coacción) que me quieres; aunque eso yo ya lo sepa.


Lloro porque puedo imaginar, porque tengo una realidad mejor, una de huecos vacíos (a veces), de huecos tan llenos de pequeñas cosas que las palabras (las que [te] dan miedo) no hacen falta; se tocan.
Se tocan, el uno al otro.
Como para comprobar que son reales.
Que hemos vuelto a reencontrarnos, después de tantos años de vagar por esta cabeza llena de sueños. Y ahí está él. Tú.
Palabras que se tocan, como te toco yo a ti (la espalda, antes de dormir).

sábado, 13 de agosto de 2011



Si quieres un consejo (como si no) te diré, con total inexperiencia, que escribas.
Que escribas si tienes una idea, una historia, por muy largo y pesado que sea.
Escribe si tienes un final, o un principio. Escribe aunque sólo sean palabras.
Porque, si no lo haces, lo acabarás olvidando. Y los demás, sin haberte conocido, te olvidarán a su vez (la parte de ellos que te esperaba en silencio).

Si quieres un consejo, escribe.
Y si quieres otro, lee.

Y no olvides que, la forma más sutil de saber que no estás solo, es poder ir al cine con alguien cuando quieras.

jueves, 11 de agosto de 2011

Regalos


No sé si sabes que siento tu cama como parte de mi piel, y no por las horas que he pasado en(tre) ella.
Y no sé si sabes que lo que (te) siento va más allá de un: qué bien hueles, qué cara tan bonita y qué voz tan serena. Que contigo (con un beso tuyo), aprendo un poco a perder miedo a la oscuridad (literalmente), aprendo un poco a no odiarme (desquererme menos), me río más de lo que me he llegado a reír en mucho tiempo.
No sé si sabes que, bajo tu sombra, ya no escribo, porque no tengo ganas de escapar; ni tengo porqué imaginar nada.

No sé si sabes lo mucho que me has ayudado.
No sé si alguna vez lo habrás pensado.


Pero yo sí sé que estaría mal guardarme esto para mí.
Como quien esconde de la luz el mejor regalo que le han hecho.

lunes, 8 de agosto de 2011

Egoísmo en estado puro

Luz fría, como cubrir con una sábana blanca la ciudad.
A veces siento que mi engranaje no hace funcionar ninguna máquina. Dos tuercas que giran, una separada de la otra.

A veces necesito uno de esos abrazos, de tibio desinterés.
Porque ya me sé eso de que las palabras sólo son eso, palabras. Y eso de que hay cosas que se sienten mucho antes de decirlas (y mucho después).
Pero mi fe es débil, y necesito creer más que los demás.

Y es que, una vez bajados al infierno, sólo los fuertes de voluntad podrán volver (sin mirar atrás).

A veces me siento encerrada en una caja. De ese cristal con el que puedes ver lo de fuera, y lo de fuera no puede verte a ti.

sábado, 6 de agosto de 2011

Prométemelo

De estos días que son sólo míos, y muy poco para mí.

En la torre alta, alta, alta.
Esperando a que te crezca el pelo.

lunes, 18 de julio de 2011

After Party


Hace un año, a estas horas, en esta ciudad, que ahora me parece completamente nueva.
Con el alcohol subiéndose a la cabeza, y la existencia por los suelos.
Una noche de esas de cerrar los bares, de salir de una cueva cuando amanece, con la cabeza dándome vueltas.

Y lloré, y me abrazaste. No sé si te lo he dicho alguna vez, pero ya sabía que te iba a besar, mucho antes de empezar la noche.
Y te besé. Y no fue como en los cuentos.
La boca me sabía a alcohol; era un anuncio de que la noche acababa.
Te pusiste contento, porque te llamaron guapo.
Y yo estaba sentada encima de ese banco que siempre está pringoso dentro de un bar, en el que la luz gris del amanecer se empezaba a filtrar.

Y en aquel momento no me pareció una historia especialmente bonita.
Pero ahora sólo puedo imaginarla con un filtro como de cuento; que será el color de los cristales de la historia que construimos a nuestro alrededor.


Y sé que no (te) escribo tanto como debería, pero es que hoy necesitaba otro de esos abrazos.
Y esta siempre ha sido mi forma de hablar (a pesar de los silencios).

viernes, 15 de julio de 2011

Veinticuatro horas


Como si el tiempo no hubiese pasado.
Que ha pasado, lo sé. Lo noto en los huesos, en la piel; está como triste, cansada.
Como si siguiésemos siendo aquéllos niños que se tenían, incondicionalmente, los unos a los otros. Y no existía nada más. Porque éramos eternos. Porque el tiempo, el futuro, no existía.
Y ahora, hemos construido tan alto, tan tan alto, que a veces pienso qué pasará si se nos hunde la torre. Si seguiremos siendo capaces de respirar tan a ras de suelo. Y puede que este cielo sea una ilusión sobre el asfalto.
Pero a mí se me hace "ese" nudo en la garganta.
Ese nudo de pérdida irreversible; que os obligaría a todos a no haber crecido nunca, y seguir cantando por la calle, y seguir siendo unos niñatos como los que ahora nos parecen siempre demasiado jóvenes para hacer las cosas que nosotros ya hacíamos a su edad.

No sé si me explico.
Y no me importa. Igual que el que llora y, entre sollozo y sollozo, apenas podemos dilucidar un nombre.
Es ese sentimiento de pena que eriza la piel. Y echas de menos tu cuerpo de aquel entonces, aquella magia que se te ha escapado de entre los dedos y entre los labios.
Y te decías a ti misma que todo vuelve (al final), pero empiezas a dudar de esa ley de eterno retorno, que tenía más sentido antes.


Que no ha pasado tanto tiempo, y sin embargo a veces me sorprendo de que la mañana de un día y la noche de ese mismo día pertenezcan a las mismas veinticuatro horas. Será esa fea costumbre de dormir entre comidas.

lunes, 11 de julio de 2011

Olvidé qué día es hoy.

Recógete el pelo para entrar en la ducha, a pesar de que siempre se te acabarán mojando algunos mechones.
Mira en el espejo, tu cuerpo salpicado. Parece más bonito así.
Tápate con la toalla y escóndete en una de esas habitaciones en penumbras de verano.
En silencio.
Suspira. Promete. Espera.

domingo, 19 de junio de 2011

Verano


Vas a ir a buscarla, y ella llevará un vestido blanco.
Anunciando el verano.
Como si el tiempo nunca hubiese pasado, como si el tiempo no fuera a pasar más.
Y fuese para siempre esta tarde cálida, y una estación de tren de esas de madera, destartalada.
Hay tanta luz que te vuelves translúcido, dorado.
Y el suelo está limpio, tibio, lo sientes a través de las sandalias.
Y las tiendas cerradas, porque es un mediodía de esos perezosos, de verano fresco, pero verano.
Viento que casi trae el olor de prados verdes. Del mar.
Casi hasta te gusta la arena.

Y toda la ciudad parece el decorado de tu propia vida.
Y toda la calle parece que ha sido puesta sólo para ti.
Y para ella, con su vestido blanco.
Vamos a inaugurar el verano.
Con sábanas blancas, y luz que se vuelve cobre a las 8 de la tarde, y las persianas de madera seca, dibujando raíles en las paredes.


sábado, 18 de junio de 2011

past







Haberte dado un beso.
Y acabar así (de feliz).

jueves, 16 de junio de 2011

Efectos etílicos



Te echo de menos.












Mucho, sobre todo por las noches.

lunes, 13 de junio de 2011

Labyrinth


Y aunque ella no es tú, y nunca lo será, ya no me harás falta jamás.
Porque me he dado cuenta de que no necesité nunca lo que tú me dabas, sino lo que yo me daba a mí mismo. Y ahora que ella no es tú, me doy cuenta de eso.
Que si ella se marchase, la buscaría en todos los peldaños de mi vida. Como te busqué a ti.
Pero ahora, quizás, la encontraría. Porque ella no es tú. Y por lo tanto tiene su propia voz, su propio olor y su propia piel.
Ya has dejado de ser el fantasma que te hice ser. Has dejado de ser mi reflejo oculto.
Porque ya no tengo que hacerte, ni hacerla. Precisamente porque ella no es tú. Y gracias a eso me he dado cuenta, de que ya no me harás falta nunca más.
Tiene su propio reflejo. Uno más fuerte que el mío y el tuyo juntos.
Ya sabes por qué; porque tú, nunca fuiste tú.





- Hoy he tenido un sueño bonito.
- ¿Qué has soñado?
- He soñado que no recordaba quién eras, pero lo sabía.

viernes, 10 de junio de 2011

delirium

Dicen que no tiene claras sus prioridades.
Se equivocan.
Porque primero está el sol. O no está.
Bucles infinitos de ojos que van y vuelven.
Rompesas, las nuevas promesas rotas.
Ese enfado que se diluye entre lágrimas, por miedo a que otros se enfaden más aún.
La ley del silencio. Un "adivina adivinanza" que no puedes ganar si estás dormido, o miras hacia otro lado...
Echar de menos.
Las rabietas.
La ley del silencio. De nuevo.
No comer sola, rodeada de gente. Vaya asco de acto social sería esto.

Delirios de grandeza.

lunes, 6 de junio de 2011

300


domingo, 5 de junio de 2011

Tu palabra

¿Qué ha sido de tu palabra? La que llevo esperando tanto tiempo, desde la ventana de casa.
Pienso que se perdió por el camino, por no pensar en que ni siquiera tomó mi dirección.
Pienso que tal vez confundimos las señales. Y yo entendí "espérame". Y tú sólo estornudabas.

¿Qué ha sido de tu palabra? La que ha atado mi lengua, y yo ya no sé decir tampoco ese estornudo confundido.
Muda, tras el cristal. ¿Se nos olvidó el manual de instrucciones de las lenguas ajenas?
Que ya no suena mi mágica melodía, aquella que sabía atraer tu lengua hacia mis labios.
Intercambiábamos palabras.
Quizás era un estornudo.
Da igual como lo llamemos, no cambiará lo que fue, sólo cambiará lo que otros recuerden.

¿Qué ha sido de tu palabra? Que mendigo cada estornudo que, no siendo lo que espero, se parece mucho a un "te quiero".

viernes, 3 de junio de 2011

.



Gritarle al cielo, con las plumas erizadas.
Porque siempre cruzo por encima el brazo derecho. Y se me asfixian las pestañas, entre tanto rimmel y tanta lágrima.
Quiero que cada grano de arena empatice con mi grito.
Y vibren las dunas, hasta enterrar un oasis, entero.

Gritarle al cielo, por no hacerlo a quien no lo merece.
Porque burbujean mis palabras por dentro. Y se funden; hasta formar otras, completamente nuevas.
Yo no te las digo, porque tú no preguntas.
Y tú no preguntas, por que no quieres, me gusta suponer.
Que es mejor una victoria por sorpresa que una derrota.
Y descubrir que en el vaso medio vacío aún nos queda una fotografía. De esas nonatas.
Que se difuminen nuestros rasgos.
¿Estabas llorando?
No, es el humo del tabaco.
Que vuela alto, como las palabras, tan alto que llega al cielo.
Y, para pescarlo, sólo tengo un grito, con las plumas erizadas.
Puños apretados y frente pegada al cristal, que no me devuelva mi reflejo.

martes, 31 de mayo de 2011

Company




¿Qué es lo mejor que te puede pasar en la vida?

lunes, 30 de mayo de 2011

Rue des cascades

Rabia.
Rabia.
Rabia camuflada. Vestida de encaje. Con bucles perfectos. Y perfecta sonrisa.
Ojos que tratan de contener con tímidos parpadeos las lágrimas de impotencia. Blancos dientes apretadidos. Para contener la rabia. Y no vomitar como en un estado etílico toda la rabia que te pesa; desde las rodillas hasta ese punto en el que la mandíbula se hace cuello.
Rabia. De estar sola.
De ser la última.
De perder incluso cuando hace años que dejaste de jugar.

Rabia por los cuatro costados.
Rompiendo los remiendos.
Rabia que crece hasta justo por debajo de las cejas cuando mientes. Y siempre andas diciendo que está bien, para alimentar tu rabia.
Rabia. Es mi palabra favorita.
Que es que da hasta rabia decirla. Escupirla.
Porque la palabra en sí evoca el sentimiento.
La impotencia, la resignación, la rabia. Ahogándose.

Tan en el fondo de la garganta, que parece mentira que te creas lo que digo, entre tanto gorgoteo.

sábado, 28 de mayo de 2011

V


"People should not be afraid of their governments.
Governments should be afraid of their people."





domingo, 22 de mayo de 2011

Viaje de Invierno, A.Nothomb



Una soledad personal.
No tanto por las ausencias, como por el sentimiento de resignación;
como quien pierde algo que acaba de (re)encontrar.
Y piensas: "Será el destino".

Una ausencia que se siente como la ropa húmeda tras la tormenta,
cuando sopla el viento.
Y ese miedo que da la soledad,
cuando no sabes si el próximo abrazo podrá curarte,
o quizás ya será demasiado tarde.

jueves, 19 de mayo de 2011

(almas)Gemelas


Hablando de gente que falta, hoy, aquí, en esta cita.
Todo por no hablar (de) los que estamos. Como si el café, y los demás, pudiesen rellenar los huecos que deja el alma, arrancada desde las alas, hasta los tobillos.

Y lo que pasa es que, ochenta centímetros más altos, y muchos años más viejos.
Doblados en edad, en tamaño, y doblados, por la espalda, en historias.
Seguimos siendo como cuando éramos pequeños.

Todo eso de que, si te caes, y tu madre se preocupa, algo desde tu herida hasta la arena, decía que tenía que doler; y tenías que llorar.
Habremos sido alumnos díscolos, e hijos malcarados. Pero, como niños diligentes, nadie nos gana.

Que nadie quiere hablar de cosas que, por doler más desde fuera, nos hagan llorar.

La típica herida que olvidas tener.

La dura convivencia con uno mismo, y las historias de delante del espejo.

Dejo el café, me levanto.
¿La factura? Corre a cuenta de mi reflejo.

miércoles, 11 de mayo de 2011

El mundo puede salvarse



Si escuchas el grito.
El aleteo.
La arena.
El agua.

Si llegas, aunque sea tarde, a sentir esta luz de primavera.
Esas tardes perezosas.
Ese tiempo pesado y denso.

Si puedes hacer magia.
Entonces el (tu) mundo puede salvarse.

martes, 10 de mayo de 2011

Make me strong


Hazme fuerte, como la luz del verano. Fuerte que golpea el cuerpo implacable.
Hazme fuerte, como las tormentas de Mayo*.
Como las palabras que vibraban, antaño.


Fuerte.
Porque siento la piel tan blanca, tan blanda, y débil, y frágil.
Siento que se me escapan entre los dedos algo más que las arenas del tiempo.
Sueños, recuerdos, promesas... Y por eso me agarro con tanta desesperación al ahora.
Y araño las baldosas. Las amarillas.
Que ha desaparecido la persona que siempre quise ser.
Y no sé si es que me la he comido,
o murió hace un par de primaveras.



*Así, con Mayúsculas, de tan grandes y fuertes que son.

jueves, 5 de mayo de 2011

Cereal


Nos hemos vuelto viejos que viven del pasado.
Jóvenes que recuerdan tantos días, y todos tan mejores, que casi se nos empieza a resecar la corteza, antes de dar el primer fruto.
Y aún no hemos cumplido nuestros sueños.
Yo siempre quise que el sentido universal me encontrase por la calle, y, con los ojos muy abiertos, me dijese su verdad. Ser descubierta.
Y tocarte el alma, meterte el puño en el pecho, y acariciar tantas veces tu alma, que al final sea en parte mía.

Y fíjate, aquí estamos, errantes, hacia un futuro que no es el que soñábamos (tampoco uno que no quisiésemos). Como quien se prepara unos cereales mientras piensa en qué comer.
Papeles que se preguntan cómo llegaron a ser publicidad, habiendo soñado, desde pequeñitos, con ser grandes novelas y enciclopedias.

Y al final sólo importa qué anuncias.
¿Cual es tu marca de cereales?

miércoles, 4 de mayo de 2011

Hobbiton




Que levanten la mano todos los que hayan querido ser hobbits, para vivir en su casa-agujero, tener los pies peludos y cenar dos veces al menos.


Creo que necesitaría hacerme un zumo de musa para inspirarme.
Que lo echo muchísimo de menos, eso de escribir.


domingo, 1 de mayo de 2011

Sun Touched


Con el sol, cálido y polvoriento, de un sábado por la tarde, lluvioso, de finales de Abril.
Con ese color dorado agonizante, entre gris y arena.
Y el agua de los charcos, tan oscura que lo refleja todo.

Así te recuerdo, cuando estás lejos.
Se me revuelven las lágrimas, por un beso.


martes, 19 de abril de 2011

Riesgos

No te dedico todos los aplausos que mereces.
Ni todas las palabras que, en realidad, (te) pienso.
Porque siento que todo cuanto haga, se quedará pequeño;
a la sombra de tus manos, de tus gestos y tu voz.

Y andan por aquí, a izquierda y derecha, esas ganas de hacerte feliz.
Y no con piruetas. Para que, cuando sea yo, no te sorprendas.
Hacerte feliz porque sí.
Y sentirme realizada (como la que más).

Aunque me de miedo, por las noches,
haberme dibujado semejante diana en el pecho.

Precisamente como si,
para ser feliz, debieses arriesgarte a perder la sonrisa.

Porque, a día de hoy, merece la pena.
He dicho.

lunes, 18 de abril de 2011

Madera vieja, seca


Olor a sol

domingo, 17 de abril de 2011

Wicker



A veces, de pronto, me vuelvo a hacer pequeña (más).
Como cuando no tenía nada. Y ni siquiera era tan malo,
eso de vivir de los quizás, y de las esperanzas puestas en un futuro
que tanto nos gustaba imaginar.

Y me vuelven a temblar las piernas del esfuerzo;
lloro como antes, porque, te cuento un secreto, ya no lloro (casi nunca).
Pero resultan estas noches, que te sientes tan tan lejos...
No sólo lejos, tan tan sola...
Que te juro que vuelvo a aquellos tiempos.
Al principio del camino, cuando esto no podía ni imaginármelo...

Y fíjate ahora, desde aquí arriba,
somos mucho más débiles.
Hojas trémulas esperando que el viento no sea demasiado fuerte.
Y a veces, lo es. Y tengo miedo de caer.

No creo en las coincidencias.
Por eso tengo tanto miedo.
Y me siento esta noche tan sola.

Y tan como antes, como antes de todo... Que tengo miedo que, de ser así, no sea capaz de volver(me) ahora.

Buenas noches, Mago.

Tal vez le mojó las plumas el relente de la luna...

domingo, 10 de abril de 2011

El peso de la oscuridad


Y lo peor, ni siquiera tengo palabras.
Vuelven a quemarme los cristales.

"Pensaba que si yo no me veía,
nadie más podría hacerlo."

sábado, 9 de abril de 2011

Mantas


- Me falta una manta. O una sábana.
A pesar de este viento de color de verano, de tardes densas y luminosas.
Me tiro en la cama, me pego a ti, y siento tu piel, alrededor.
Una pierna, mía o tuya. Y ese brazo que siempre estorba. Te cojo de la mano.

Siento tu aliento en mi cuello. Y tu calor.
Y, a pesar de todo, quieres ser mi manta.

No sé si duermes o no. Y prefiero no comprobarlo, por si entonces te despierto.
No quiero perderme este sentimiento.
Hoy pienso que eso es felicidad.






viernes, 1 de abril de 2011

El Senescal y el Rey


Entonces Faramir rió, feliz.
-Eso me parece bien -dijo-, porque yo no soy un rey. Y me casaré con la Dama Blanca de Rohan, si ella consiente. Y si ella consiente, cruzaremos el río y en días más venturosos viviremos en la bella Ithilien y cultivaremos un jardín. Y en él todas las cosas crecerán con alegría, si la Dama Blanca consiente.
-¿Habré entonces de abandonar a mi propio pueblo, hombre de Góndor? -dijo ella-. ¿Y querríais que vuestro orgulloso pueblo dijera de vos: «¡Allá va un Señor que ha domado a una doncella guerrera del Norte! ¿No había acaso ninguna mujer de la raza de los Númenor que pudiera elegir?»
-Lo querría, sí -dijo Faramir. Y la tomó en los brazos y la besó a la luz del sol, y no le preocupó que estuvieran en lo alto de los muros y a la vista de muchos. Y muchos los vieron por cierto, y vieron la luz que brillaba sobre ellos cuando descendían de los muros tomados de la mano y se encaminaban a las Casas de Curación.
Y Faramir dijo al Mayoral de las Casas:
-Aquí veis a la Dama Eowyn de Rohan, y ahora está curada.

miércoles, 30 de marzo de 2011

New day


Me he acordado de la primera vez que me llevaste a tu casa.
Era de día (ya); había ido amaneciendo mientras llegábamos al portal, probablemente cogidos de la mano (o puede que no).
Estaba sonriente, como un una premonición del tiempo que aún está por llegar.
Y a pesar del sol, sentía como si la noche, mágica, larga, se hubiese iluminado.
Tenía planeado besarte mucho antes de esa noche; casi desde el primer día, pero esos son secretos inconfesables.

Recuerdo que esperé a que te durmieses. Y entonces, me puse los zapatos y me fui, despertándote.
Y por un momento me miraste como no sabiendo quién era. Sonreiste.

Al salir del portal, fuera, brillaba el sol, y yo sentía esa especie de desubicación temporal, como si no perteneciese a ese día, ese momento.

Desde entonces, no he vuelto a entrar en lo de antes, como si hubiese saltado dentro de otra persona, una mejor.


lunes, 28 de marzo de 2011

Piel nueva

Despierta, el sol entrando por la ventana.
Giras tu cuerpo entre las sábanas, y te da un beso.
Todo está bien. Puedes volver a dormir.
Te das la vuelta. Sonriendo.
Quizás en sueños.
Y, si pudieses parar el tiempo y pintar con colores el sentimiento de tu pecho, probablemente te anegaría el llanto. De esas lágrimas cálidas.
No tienes nada que envidiarle a nadie en el mundo.
No te falta nada; a pesar de todo lo que te falta.
Como la piel nueva, la de la cicatriz, más blanca, más suave, más pura.
Y entonces no hay que disimular con parches o tiritas.
Ni gasas que acaban manchadas de sangre.
Tocas tu nueva piel, sonríes.
Y vuelves a dormir.
Sabes que, al despertar, seguirá ahí.

martes, 22 de marzo de 2011

Sometimes we lose


Estoy triste.
Ha sido un día triste, como el viento cuando se detiene a escuchar pasar el tiempo, como cuando una cortina de lluvia se interpone entre tú y el resto del mundo.
A veces perdemos; eso no es una novedad.
Pero, ¿qué perdemos?
Perder un tren, una oportunidad, unos (los) papeles... parecen una tontería en comparación con perder-te.
Porque cuando pierdes un baúl pierdes todo lo que había, hubo y habrá en él.
Igual que cuando alguien se pierde.

Y a veces perdemos, y a veces ganamos.
Es un ritmo inexorable, inevitable.
Tratamos de ganar más y perder menos, y estoy segura de que lo conseguimos, hasta que al final nos perdamos a nosotros mismos; y de pronto sean otros los que tengan días tristes.


lunes, 21 de marzo de 2011

Si te detienes ahora...



Se ha levantado el viento, suave, fresco, como cuando corres y se desliza por tu cara.
Y persigues esos últimos rayos de luz, aquéllos que tiñen sólo un lado de las briznas de hierba de oro.
Te sobra la ropa, y te sobran los zapatos. Porque ya estás sintiendo la piel de la tierra, removerse bajo tus pies. Sientes ganas de tirarte al suelo, y girar. Ver el cielo, de ese azul sumergido.
Y luego el verde vivo, y el bronce apagado del sol. Mezclarte en la tarde, para que sigas sintiendo ese viento incluso cuando ya no recuerdes siquiera el lugar. Y que penetre en tu piel el dorado de mil haces de luz agonizante. Ahogarte en el cielo, entre las nubes y los peces metálicos.
Pero si te detienes ahora el sol se irá sin ti.
Y las bastas praderas se seguirán extendiendo hasta el horizonte sin añorar tu presencia.
Y el cielo será de otro color mañana.

Si te detienes ahora, el tren seguirá pasando.
Y tú no estarás lo suficientemente lejos como para imaginar que no vuelve.

Si te detienes ahora,
simplemente existirás.

martes, 15 de marzo de 2011

Alas.


Ven
que si me das la mano,
te vendo mi historia más bonita;
la que sea capaz de escribir.

Que, si tú quieres,
derribo a patadas todas las sombras
que tuercen la luz de esta ciudad
(que te ciega).
Y no sabes que he inventado cien posturas
nuevas, para que no nos aburramos
de andar como mortales.

Que así, bajo tu cielo,
el mío,
soy capaz de despertar
con la sonrisa más ancha.


Casi, casi, como si tuviera,
me dieras,
alas.

lunes, 7 de marzo de 2011

Y sin embargo



Y yo pensaba: no quiero que esto acabe.
Pero no tuve valor para tener voz.

jueves, 3 de marzo de 2011

La promesa primigenia


Y después de que me doliese tanto cada ausencia, de cada parte de ti, jamás hubiese imaginado que llegase un punto en que me doliese la eterna salvación.
Nunca completos.
Como si siempre debiese seguir alguna herida abierta, por la que supure este veneno.
Que parece que nunca cura el pensamiento, y me pregunto cuánto tiempo llevaré acumulando enfermedad.

Que no te quiero olvidar, porque al hacerlo no es que te vaya a perder (ya te perdí hace mucho, aunque no te dejase ir entonces). Es que si te dejo atrás, romperé la promesa más importante, aquélla que uno se hace a sí mismo cuando la ve sonreír y se jura que amará esa sonrisa para siempre; que nada en el mundo le hace tan feliz.


Rompes la mentira primigenia, y no duele por ella, duele porque ahora crees un poquito menos.

Ya ni siquiera la sientes;
sientes el recuerdo del palpitar, pero estás frío
y te has cansado de ver caer la lluvia,
la próxima vez será la lluvia la que te vea a ti.



Hasta la próxima vez...
SE COMPRA O ALQUILA PROMESA PRIMIGENIA

sábado, 26 de febrero de 2011

Monster.


Y ahora, cuando nadie me mira,
ya casi no me convierto en monstruo
de esos de mis pesadillas.

Porque está tu sombra, alta,
y desde que vivo bajo ella,
me he vuelto un ser humano;
como cuando en un cuento
se rompe la maldición.


we stopped checking for the monsters under our bed
because werealized they were inside of us.”

miércoles, 23 de febrero de 2011

Favoritismos


Mis canciones fetiches.
Mis colores favoritos.
Esa hora del día.
Los secretos que se me han olvidado ya.
Castillos -al volver a casa, o al marchar.
Ciudades imaginarias.
Y fríos muros de hormigón.

Pesadillas que se curan.
Cicatrices voluntarias.
Cafés. Cafés que evocan épocas pasadas.
Preciosos días de sol.
El mecanismo de un reloj.
Sigo viva.

Ver sin ser visto.
Quitarse la ropa al llegar a casa.
Ese número que te persigue.
El olor del perfume al salir de la ducha,
y el suyo entre los dedos.

La lluvia los días de calor.
Libros que jamás vuelven a la estantería.
Más libros.
Y mil historias.

Noches largas de verano,
películas en un sofá.
Muchas, muchas mantas y cojines.

Y él.
Y yo.

Y un sentimiento cálido por dentro.

(a veces sí me gusta la playa)

domingo, 20 de febrero de 2011

algo importante.

Sabes que es algo importante.
Nuevo, mejor.
Como la silenciosa versión mejorada de todo lo que uno pueda desear.
En silencio, como suceden los milagros de los ateos.

Algo que hace que al despertar, hagas mil malabares para abrazar su espalda.
Que ya no seas capaz de escribir, porque no tienes nada más que sonrisas que contar.

martes, 15 de febrero de 2011

Todo ha cambiado.


Todo ha cambiado desde que no estás.
Se rompió y se reconstruyó el mundo cien veces.
En parte por ti, en parte por fuerzas que nos arrastran.

Y a veces me pregunto dónde, cómo estarías ahora.
Pero ¿sabes? Da igual,
porque uno no es materia que camina por las aceras;
uno es quien los demás le sienten ser.
Que te recuerdo, bueno, tengo tu recuerdo,
aunque no soy capaz de evocar tu voz.

Y sé quien eras,
aunque no tuviese edad para conocerte.
Porque uno no es todos sus actos buenos y malos;
uno es lo que los demás le hacen ser.
Y tú para mí eras
más de lo que una simple palabra abarca.

Lo sé,
porque todo ha cambiado desde que tú no estás.
El mundo... era de un color diferente entonces.

jueves, 10 de febrero de 2011

Expiration date



Nada ha vuelto a ser igual.
Desde que estoy así de lejos. Así de envenenada.
Desde que "los-de-todos-los-días" dejaron de serlo; y no llegan ni a "los-de-cada-mes".
Es como si viese el equipaje de una vida quedarse atrás. Que no te queda de él más que el recuerdo del tacto del cuero viejo de la maleta, un papel, con suerte, con un sello y remitente al que no remitirás jamás.
Y comprar cosas nuevas, para una vida, en esas tiendas que hay en los hoteles y los aeropuertos, donde puedes agenciarte una cuchilla, un pack de ropa interior y un cepillo de dientes. Y ya sólo con eso vives, dignamente.
Amigos nuevos, que, intuyes, vienen también con fecha de caducidad; como todo. El truco está en esconderla bien, donde nadie pueda verla, y vivir con el riesgo de engullir un octubre cualquiera un yogurth en mal estado.
Me busco la fecha de caducidad, en los codos, en las plantas de los pies, en los párpados. Y nada.

Desde que perdiste por primera vez, te ha dado miedo volver a jugar.
Porque, tras el primer octubre, sabes que vivirás toda tu vida para perder lo ganado.

martes, 8 de febrero de 2011

Hasta el sol


Me pillas en una época en la que no tengo ni momento ni lugar; como si no tuviese vida.
Todo es, más bien, una sucesión de idas y venidas. Como un balanceo.
Adelante y atrás.
Y es que, entonces, tu vida, la que quieres, parece simplemente momentos esporádicos, como pequeños regalos.
Es la hipérbole de la felicidad fragmentaria.

Es esperarte todos los días. Y tener miedo a pesar demasiado, estar demasiado encima.
La necesidad de eso que te hace sonreír a los tres minutos de su consumo; exactamente igual que las pastillas milagrosas.
Tumbarme en la cama, y sentir ganas de llorar de lo vacía que está.


Que no es todo días cálidos lo que quiero, es poder llegar andando hasta el sol.