Como si todos los elementos que la forman fuesen ajenos, y se debilitasen las cuerdas que los mantienen en órbita con tu núcleo.
Son esos días en los que todos son felices solos, sin ti. Y tú empiezas a sentir que no sientes nada.
Es cuando tu voz deja de alcanzar las distancias, y te vuelves tan pesada que eres una obligación donde antes fuiste placer.
Que ni eres eje ni engranaje para nada. Y te hace llorar ver que la vida sigue, contigo o sin ti
Llevo una semana muerta de miedo. Una semana desapareciendo.
Y allí donde nieva, la nieve siempre ha seguido cayendo.
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