miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sobre todas las cosas, esto.


Llueve, llueve tanto que, si abro la ventana, se llena mi mundo de lluvia.
Escucho cómo el cielo grita, se estremece. Poco a poco, cae, en forma de agua, el cielo.
Se está rompiendo y es como si tras sus puertas se ocultase todo el peso del mundo, toda su belleza, todo su color (blanco)... se derrama sobre mí.
Lo toco con las manos, lo acaricio.

Este cielo, este que es el mismo que te guarda ahora, habla.
Habla poco, cada vez menos... no se hace mayor, nosotros dejamos de escuchar.
Sale el sol.
Y me siento nada bajo tanta belleza.
Nada tiene esta tormenta, nada esta lluvia, grácil, que envidiar a una Helena por la que se libró una guerra.

El frío entra por la ventana, si pudiese le esperaría desnuda; y dejar que me abrazase, y dejar que me mojase.
Y es que siempre he sido más de la tormenta que de nadie.

Que me siento más agua que humana, más viento que viandante.

Huele a lluvia; no a tierra mojada, ni a humedad... no. Huele a agua, a electricidad, huele a nubes nerviosas, a manos frías, a pelo entrelazándose con el viento.
Huele como sólo pueden oler las tormentas que no se esperan.

Todo se está inundando.
El cielo ruge. Se cae, se desintegra convirtiéndose en materia acuosa, para que pueda así poseerlo, para que pueda así sentir cómo la tormenta me lleva con ella cuando despliegue sus alas y vuelva al cielo, y regresar a despertarme con un beso una noche cualquiera, mientras duermo.

En un parque, en un entierro, en la nada, desde bajo-mantas...
Es igual, siempre-bajo-el-mismo-cielo.

¿Qué buscas?
Nada... ahora ya nada.
s o b r e t o d a s l a s c o s a s , e s t o

Sale, sale el sol aquí, también.


martes, 29 de septiembre de 2009

.Nihon.



Viene a ser un martes cualquiera.
Las calles demasiado llenas. Me siento casi japonesa entre tantos extranjeros en su país.
Sentada, cruzo las piernas, comienzo la sesión privada de música.
Las mejores recopilaciones.
Cada canción lleva adjunta información: El nombre de quien la descubrió, su imagen, su voz.
Bebo de todo, por todos, de todos.
Brindo por ti.

Sonrío, sola, por la calle.
Ya no me pesan las cadenas, se enreda la hiedra por mi columna vertebral.
Caen las hojas perennes, sorprendidas... se llama esperanza.

Suena el móvil. Canta su suave melodía y calla.
Nadie siente como yo esa música.

**

Hace mucho que no siento un mediodía nevado.
Una calle abarrotada.
Calor cuando hace frío.

Necesito un viaje, ya.

domingo, 27 de septiembre de 2009

New Monring Has Come


Despiertas y, por primera vez desde que vives allí, la casa huele a mañana. A café, a mermelada de melocotón, a sol filtrándose por las ventanas y madera cálida.
Escuchas sus pies descalzos de un lado para otro. Mira, busca, toca y siente.
También eres capaz de escuchar su sonrisa. Te hace sonreír.


Olvidas que no te gusta que toquen tus cosas, que sabes que ella ni beberá el café, sólo disfruta de su aroma. Te olvidas de quién eres, y olvidas que el sabor que conservas en los labios es su perfume, y no el sabor de la mañana.

Empieza a gustarte madrugar, sólo por verla dormir junto a ti. Tan quieta.
Notas cómo se te empieza a curar un alma que, hasta entonces, no sabías que tuvieras enferma.

Está cantando otra vez. Te gustaría reclamarla, pero te quedas en silencio, con los ojos abiertos y su olor entre las mantas, sus manos aún enredadas en tu pelo...

La sientes palpitar tras las paredes y la oscuridad de tu habitación.
Y podrías permanecer allí, pensando en ella, horas.


Nací de un escalofrío en la espalda; de una de esas ráfagas de viento que se cuelan bajo la ropa, en octubre. Siempre octubre.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Te juro que era un ángel.


- Te juro, tío, que era un ángel.
- No sé quien era... andaba algo liado con aquella morena... menuda calientapollas....
- Sí joder, la pelirroja...
- Creí que los ángeles eran rubios... y tenían alas. Y créeme que por muy potente y guarra que fuese la morena, a una piva con alas la hubiese visto.
- Y las tenía, plegadas sobre sus omóplatos, perfectos.
- Tío, dime qué droga te han dado y si te sobra un poco. [ríe; tose]
[se hace un silencio que ambos aprovechan para meditar, uno en los poderes divinos, otro en los diablos de curvas y pelo moreno]
- Joder -continúa- además no sé de qué coño te quejas... ¿te la has follado, no? Mírame a mí, que he perdido toda la noche por la puta esa... será...
[ambos vuelven a callar, los faros de los coches, al pasar, iluminan su rostro cansado mientras comienza a amanecer... la ciudad se refleja en el vidrio de una botella de cerveza]
- Y, por si fuera poco -se reafirma, motivado por el exceso de alcohol en sangre y la rabia tras una noche de esfuerzo en vano-, los ángeles no van abriéndose de patas por ahí con todo quisqui... ¿no?
[silencio. Mira a su lado donde su amigo acaba de ponerse en pie, y corre ya hacia la calle por la que ella se fue, sin decirle nada; sólo le miró, de una manera que, cualquier otro hombre en el mundo no hubiese podido apreciar, con cerveza o sin ella]
- Psé... qué imbécil.

Mientras corre calle abajo imagina que la encuentra, sentada, llorándole el alma, esperándolo en una esquina. La coge de la mano. La besa.
Acaricia sus alas, su pelo, su cuerpo.
El humo del tabaco abraza con fuerza sus pulmones y tiene que parar para no caer al suelo.
Toma aire.
Inspira.
Expira.

Levanta la cabeza y sólo durante un instante le parece verla ahí, mirándolo con sus ojos almendrados.
¿Por qué coño no le ha pedido el teléfono?¿Cómo dijo que se llamaba?¿Era de esa ciudad?
Recobra la vision.
Aún están poniendo las aceras. Eso corrobora su teoría: ha tenido que irse volando.


Los ángeles no tienen sexo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Yo también.


Coges el tren un martes cualquiera.
Y de pronto eres ciudadano de ninguna ciudad, en ninguna parte.

Y, sin embargo, por muy hermosas que sean las plazas aquí, por muy viejas las farolas, no disuelven el sabor de tus labios.

Te espero paciente sabiendo que volverás, presa de mi veneno.
Y es que ahora necesitas mi voz para sentir el vértigo, la hilaridad, la rutina.
Ahora eres incapaz de percibir nada que no sea lo que te he enseñado a amar.
Lo que amamos juntos.

Tus toxinas recorren la punta de mis dedos; te espero, un día más, seguro (más-que-nunca) de que volverás.
Porque yo también siento esa ausencia del aire (el tuyo) cada vez que te toca un nuevo viento, y te besa un sol distinto.

Que yo nací para tumbarte sobre un lecho de flores, y besarte los párpados; y hacerte reír, y llorar.
Que yo nací para enseñarte a explorar, a caer, a recordar.


Porque yo también; yo también te he amado, como no puede evitar hacerlo todo el mundo.
Como lo hacen sabiendo que eres la más perfecta criatura sobre la tierra.
Sí, yo también.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Lo más importante.


Siempre olvido las personas que debían importar(me) -y es que es de una relevancia universal-.
Olvido entender, olvido escuchar.
Siempre pierdo el hilo del mundo y acabo tirando del que no era.
Se deshilacha el tapiz; cable rojo, cable verde.

Destruyo tu humor, tus noches, tus días. Puedo destruirlo todo.
Porque siempre olvido lo que es importante.
Quienes lo son.

Debería dejar de apuñalar a cualquiera que llame a mi casa.
Debería dejar de amordazar a los invitados, niña, o no querrán volver más.

Lo más importante, cuando lloro no sé leerlo. Y guardo recuerdos de cada uno; los mismos que tiraré contra tu ventana.

Debería dejar de creer que las personas son especiales para uno.
Dejar marchar, a los que vinieron, a los que te dieron. Que se vayan, y no les manches la ropa con tus lágrimas, que las abres con la facilidad de un grifo. Sé agradecida coño.

Date cuenta de quién eres, y dónde estás.

No es importante si te duele a ti,
es importante si, por tu culpa, le duele al resto.
Egoísta.

martes, 22 de septiembre de 2009

WillBeAlone

Necesito entretenerme, o caigo en espiral al abismo.
Hace frío, incluso aquí.
Ni tú, ni él, ni aquel del que no te hablé pueden llenar el agujero.
Echa tierra, remueve el agua, tira las cenizas de una casa.
Puedo engullirlo todo. Hacerlo mío, hacerlo yo.
Diría que vuelves a no pertenecer a nada ni a nadie.
Pero volver es un verbo de retorno; implica una separación de la situación que tú jamás has experimentado.
No perteneces a nada. Y esta noche, de nuevo, eres más consciente de ello.
Ni aquí, ni allá.
Te alimentas de pasado y vomitas el presente.
Como un drogadicto rechazando medicinas y engullendo pastillas.
¿Te sientes sola? ¡Ja! No estás sola... estás vacía, que es lo triste.
Vacía, desesperanzada, idiota...
Estás... y más te valdría no ser verbo copulativo, porque los haces llorar.

Eres una idiota.
Y, por primera vez desde hace mucho, te vas a acostar llorando.



./clap a mí.

Cold water



Has dejado de sentir miedo.
Poco a poco, ese nudo que atenazaba tu garganta desaparece.
Se te ha olvidado respirar, y sonríes, feliz.

Vuelas; y en tu caída piensas que no podrías estar en ningún otro lugar.
Nadie eres, a nada perteneces.
Aire, en el abismo... ese es tu lugar.

La meta temblorosa se aproxima a ti, con los brazos abiertos.

Sé que hace tiempo que no vuelas.
Sé que te cuesta confiar.

Se clavan en tu cuerpo las cien agujas de cristal; heladas.
El agua te abraza, te envuelve, te arrastra.

Y tú te dejas llevas.
Quieres ser arena.

Arena-a-bajo-cero.

domingo, 20 de septiembre de 2009

18 seconds after a sunrise...


Te despiertas sin saber qué hora es. Dónde estás o qué llevas puesto.
De los brazos que te rodean sólo sabes eso: que te rodean.
Y de pronto sientes hambre, un hambre voraz por saber cada letra de cada nombre te todos los anexos de ese brazo. Sientes la necesidad de tocar, de conocer las manos, los párpados, el pelo, el cuello, la espalda.


Eres consciente de la relevancia de esa persona; o quizás es el alcohol en sangre, que aún perdura de la noche anterior, o quizás sus ojos oscuros.
Piensas en cuando despierte; querrías preguntarle mil cosas, decirle que, él no lo sabe, pero tú estas segura de que acabaréis juntos, envejeciendo, en una playa, en una calle, o en un piso destartalado.
Y ni siquiera recuerdas su nombre.

Sientes miedo como nunca en tu vida. Ves fotos de otras mujeres, más bonitas, más radiantes, colgadas en un corcho, sonriéndote.
¿Sabrán ellas como se llama él?

Cuando despierte, tendrás que irte, te dices. Y entonces cuando le veas, si es que algún día le vuelves a ver, no sólo no te reconocerá, sino que, en el caso de que lo haga, simplemente recibirás una fría sonrisa de cortesía, más afilada que cualquiera de los despechos que pudiese causarte.

Piensas en ello. Si te comportaras de forma odiosa te repudiaría, pero se acordaría de ti, de tu nombre y, probablemente, hasta de esta noche.

Despierta antes de que puedas pensar algún maléfico plan que llevar a cabo.
Su aliento en tu nuca. Te acaricia el pelo.
Por primera vez en meses lloras en silencio; pero que no lo vea, no vaya a recordarte como una tarada con algún desorden sentimental...

Al fin te das la vuelta, cara a cara.
Y no, no te pide que te vayas, porque él es perfecto (lo sabes, aunque él no) y no te hará daño.

Sales de la cama, localizas tu ropa; te vistes (aún llorando).
Piensas: si es tan perfecto, dejaré mi número en un cajón y sabrá encontrarlo.
Piensas: si es tan perfecto, antes de irme, me abrazará, y me dirá: te he estado esperando.
Piensas: si es tan perfecto encontraré el calcetín que me falta antes de que salga de la cama...

Piensas: ningún tipo tan perfecto acabaría una noche conmigo.

Y te das la vuelta, conteniendo la respiración...por si acaso resulta ser tan perfecto...

sábado, 19 de septiembre de 2009

Your smile


Tu sonrisa... me hace sonreír.
Diría que tus lágrimas me hacen llorar... Pero tú nunca lloras, no, tú no.
Porque, mejor que nadie, sabes que no hay motivos para hacerlo.

Titán, rey y faraón sobre aquellos que aún creen que la vida no es preciosa.
Te pones triste y seguro que te enfadas, como todos.
La diferencia? Tú sabes el secreto. Que no es que todo sea malo o bueno.
Que todo pasa y pasará.
Y merece la pena esperar(lo/te/me/nos/los/las/les).

Si sonríes yo sonrío y, si llorases, sé que me harías sonreír.



Y al llegar a casa, me saludan:
- ¿Oye dónde vas cabrón? ¿dónde te has metido?
Te aseguro que no he estao de más, que no he perdido el tiempo

viernes, 18 de septiembre de 2009

Frío


Frío, lo sientes dentro de ti; recorriéndote con sus dedos helados...

Te levantas una mañana con frío en las orejas y en los pies. Frío hasta en las pestañas.
La manta de frío que se cuela bajo las sábanas acaba con el poco calor que aún conservaba tu cuerpo; justo debajo del pecho.


Abro los ojos y vuelvo a mi sofá, mi pantalla de ordenador, a mi ventana.
Invoco al invierno en silencio, cerrando los párpados.
Pantalla en blanco.
Suspiro, dejo caer las manos sobre el teclado.
Blanco.
En blanco.
El cielo blanco, entero.

Todo queda en silencio, suspendido en el aire.
Incluso el frío aguarda, enroscado en mis tobillos, en mis muñecas, en mi cintura...

Jugueteo con el cuarto botón de mi chaqueta.
Voy a buscar otra manta. Vuelvo.
Todo sigue blanco, en silencio.
Es bonito. Y sigue haciendo frío.

Algo me dice que, por muchas mantas en las que me entierre, seguiré sintiendo frío.
Siempre, aquí.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Just another day


Otro día, uno que no sea hoy, habría aceptado mis invitaciones al facebook, habría leído todos esos correos estúpidos sobre maldiciones y niñitas enfermas.
Me habría puesto esa camiseta y habría recogido mi pelo para salir a la calle.

Otro día hubiese leído a un gran autor, hubiese entrado en una iglesia, sólo por escuchar la lluvia caer sobre los cristales de colores. Sobre los rostros de cientos de santos de piedra.
Hubiese puesto los pies sobre la alfombra y cubierto mi cuerpo desnudo con una manta.

Otro día, uno como ayer, uno como pocos, hubiese cantado a pleno pulmón de camino a casa; sin pensar en qué pasará cuando llegue a mi destino. A dónde me dirijo.
¿Es realmente importante?

Pero resulta que aunque amanezca en paz, aunque sonría frente a una pantalla, frente a un libro, cara-a-cara con algún recuerdo que me aborda en una esquina; hoy no es otro día.

Y hoy doy gracias sólo por seguir respirando, por seguir sonriendo y por seguir contando con evocaciones exhibicionistas que, faltas de ropa y de pudor, me persiguen hasta hacerme sentir culpable.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Gold OCEAN


La luz penetra en mi cuerpo, entumecido.

Siento el sol lamiendo las heridas, violando cerrojos y cerraduras.
Tus manos deshilachando los tapices de mis miedos, tu sonrisa, aunque todos beban de ella, con mi nombre grabado.

Tarde dorada, remordimientos.

A veces tengo ganas de salir corriendo, de cerrar los ojos, apretar las mandíbulas.
A veces tengo ganas de llorar por tonterías, de no volver a casa, de empaparme de lluvia.

Y, siempre, esas veces, no hay tablas en un mar tibio a las que agarrarse.

martes, 15 de septiembre de 2009

Urami


Vale, vale, lo he entendido.
Recojo mi chaqueta. Pero no me la pongo, para que te preocupes por mí cuando salga por la puerta.

Me dejo las llaves sin-querer en la mesita del salón. Me dejo mis besos en tu cuello, para volver algún día a por ellos.
Me olvido mi olor entre tus sábanas, y mi voz en cada historia.


Para que cuando veas letras sólo pienses en mi. Para que cuando duermas, aún te pueda acompañar.
Y ahora, me pregunto quién te quitará el sueño.
Quién te salvará de las pesadillas de despertar, cuando, al abrir los ojos, yo ya no esté ahí.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Feather armor


Un aleteo en la oscuridad.
Enciendo la vela.


De lo alto de la librería cae una pluma,
graciosa.

A cámara lenta, extiendo la mano,
y la pierdo.

Pido un deseo.
Se queda la llama temblorosa.

Deseo perdido.

Dejo de pisar las uniones de cada baldosa de la calle.
Por-si-acaso.

Miro al cielo y suspiro.
Me tiemblan las manos, me bailan los ojos.


Y llego a casa, abatida.
Dejo caer mi armadura de plumas.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tea



Domingo, lunes o jueves; lo mismo da.

Suena un teléfono y el té, tibio, desprende su aroma a jazmín.
Los destellos que arranca el sol en tu vaso te recuerdan a sus ojos.
Llama para decirte una de esas tonterías que te hacen sonreír:
Que el cielo está gris, que llueve, o que su chaqueta huele a arena.

Cuelgas, sonríes ante tu taza de té.
No lo pruebas, sólo disfrutas de su aroma.

Porque, el té, como ella, es siempre mejor cuando sólo aspiramos su aroma, y nuestro cerebro se deleita de la voluptuosidad del agua colorida, de los posos descansando, como lo hace su cabeza sobre las manos...


Ni siquiera deseas decirle que la quieres, ni que se quede.
Sólo sonríes cuando te llama, para no decirte nada.

Cierras el libro y piensas en la persona en la que te has convertido.
Ahí, bebiendo té, leyendo a Dios sabe quién... hablando por teléfono...
Casi pareces hasta un hombre normal.
Con alguien que te eche de menos, y todas esas cosas.


No le temo al fuego, pero sí a las cenizas.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Imagine


Se miraba de reojo en los escaparates, viéndose superpuesto sobre decenas de personas que gastaban su dinero en aquello que les proporcionaba felicidad.
¡En qué otra cosa iban a gastarlo si no!

Imaginaba, divertido, la vida de aquella mujer que, a su vez, más que mirarse a ella, estudiaba sus muslos en un espejo. Imaginaba el colegio de un niño pecoso, su universidad, su primera novia, su primer cadáver, su primer coche...
El perro del viejo portero, el café con sacarina de la dependienta, las hadas en frascos del farmacéutico, los zapatos de navidad de la madre cansada, el amante de la madre, y sus zapatos vacíos...

Todo estaba dentro, y todo estaba fuera.
Pegado al cristal veía, también, los que pasaban por su espalda.
Ahí va, el amor de mi vida, ahí el amigo que nunca tuve, y ahí el que se llevó a la anterior mujer de mi vida.

Y sus pies, fijos en el suelo, eran lo único que lo mantenían entre las baldosas, más hundido que postrado, para no correr detrás de cada persona que se le escapaba.
Como cuando en una librería le dolía la cabeza, de escuchar todas las historias que aún no había descubierto...


¿Y él, qué quería?
Quería un gofre con chocolate, como cuando era pequeño... una cena en un castillo, una princesa enamorada de las torres... el mar del norte, enfurecido.



q u e a s c o d e p u b l i c a c i ó n : (

viernes, 11 de septiembre de 2009

Winter sun



Recoge sus cosas.
Tú no lo sabes, pero en las trescientas una noches que pasaste con ella aprendiste a amar la cavidad de sus clavículas, el rizo que siempre escapa del resto y cae, tranquilo, en su nuca.

Ves su silueta recortada en la ventana.
Se pone la camiseta.

Todavía dan vueltas en tu lengua las palabras mágicas que has de decir para que se quede una noche más, a tu lado.
Pero ya no sabes qué inventar.
Y te ha ganado el orgullo; que no le dirás que la quieres.
Que no la espantarás.

Y si se va, que se vaya.
Ya la echarás de menos.

Porque, créeme, la añorarás.
Como se echa de menos el frío, y las tormentas. El mar.

Ella es, y tú ni lo sabes, esa tierra en la que naciste. En la que irás a morir.
Es la niebla de la mañana, que una vez entra en tus pulmones, permanece allí para siempre.

Y te hace llorar cada noche, aunque no derrames lágrimas.

Lo hará.
Y la ves marchar.
Enciendes un cigarro.

Algo en el pecho te dice que sangra una herida.
Das otra calada, y todo sabe un poco mejor.



Y es que no lo sabes, pero ella es tan perfecta que sus noches siempre suman una de más.
Para dejarte con las ganas de otras 99 noches.
Para completar el círculo.
Ella es el guerrero perdido, la valkyria que rescatará tu alma del fulgor de la batalla.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Telarañas de hierro



Aquel día en concreto tenías más miedo de lo normal.
Sé lo que sentías, porque yo también estaba pensando en ello.
¿A dónde vamos?¿Qué haremos?
Yo no soy buena en nada, y tú eres buena en no saber qué hacer.
¿Has intentado alguna vez pensar en el futuro sin sentirte fracaso ahora?

Me abroché el abrigo pensando que no podría ser feliz en una ciudad en la que no hiciese frío y calor. Siempre.
Acallé tu voz, que temblaba, como si fueses a romper a llorar en cualquier momento.
La mía.

"Ánimo, sé fuerte, uno puede conseguir todo lo que se proponga en la vida."

Pero del techo colgaban, como telarañas de hierro, encadenados para no caer, todas las derrotas que me/nos saludaban cortésmente cada mañana.

Y siempre me esperaban despiertas por las noches.




De pronto sientes que algo se rompe.
Dentro de ti. Se contrae.
Escuchas el silencio, con inquietud.


martes, 8 de septiembre de 2009

The city of the storms


Tu triste paraguas apenas te protege de la tormenta.
- ¿Sabes? -te digo- la lluvia me recuerda a Barcelona.
Tú asientes, me coges más fuerte del brazo y tiras de mí.
Comienza a hacer frío.
Pero yo no quiero ir a casa; no quiero ir a ningún lado. Porque sé que en Barcelona no está lloviendo.




domingo, 6 de septiembre de 2009

En otras circunstancias


Caminaba despacio, arrastrando la música que cubría todo el suelo, haciéndome tropezar con piedras invisibles y resbalar con charcos de angustia.
Apretaba los labios con fuerza, cerrando la boca.
Tenía la sensación de que si se abrían, la pesada mole de mi garganta caería al suelo, dejando su embarazoso cadáver en la acera, humeante aún sobre el asfalto.
Las palabras, la llave de Pandora, se enredaban en mi cuello, en torno a mis manos, como un rosario, como una adivinanza sin resolver.

"En otras circunstancias..."
No, creo que las circunstancias fueron las correctas.
Todo pasa porque tiene que pasar ... ¿no?
El pasado, era todo tan perfecto, lo era de verdad. No es el velo del anhelo lo que me hace idealizar la situación... no, era feliz, mucho. Lo recuerdo bien. Lo escribí.

Y ahora... de pronto. ¿Qué?
Hemos cambiado, hemos crecido y nos hemos hecho pequeños.
Y tú ya no estás. Y cuando estás no eres el tú de antes. Y yo tampoco lo soy.

A veces creo que te cambié para que no te fueses. ¿Te he hecho yo así?

No fue el pasado la situación crítica. Es el ahora, que te ha hecho darte cuenta.
Piensas porqué me coges de la mano; si no será sólo costumbre.

En continentes separados me preguntas a gritos cómo me llamo, y a mi me da miedo el agua.

Y no puedo evitar pensar que, si no me hubiese entregado al primero que pasó, esas circunstancias de las que hablabas...

No sé cómo acabar esta mierda de publicación.



No es que no entiendas cómo pudiste besarme la primera vez, lo que no entiendes es porqué lo sigues haciendo.
Si no fuesen estas circunstancias... ¿Me seguirías hablando?

12 de Julio (sí, con mayúsculas) del 2010.
La respuesta es NO.
No te imaginas cómo he llorado.
Tengo miedo de no dejar nunca de hacerlo; y que sea por ti.
Sabía que la respuesta sería no.
No te preocupes.
Gracias por todo. Haces que no sepa querer bien.

sábado, 5 de septiembre de 2009

My home.


De pronto despierta.
Y nada en su vida le había parecido tan hermoso como su último rayo de sol.
Sus últimas sombras, su último suspiro.

La sangre, seca, nunca suya, jamás, crea una fina capa sobre sus músculos, y lo protege de cobardes y débiles.
La arena, a sus pies, húmeda, hambrienta de cuerpos exangües, lo ata al momento y al lugar, porque si no estuviese ahí el guerrero correría hasta casa, a su hogar.
Una fuerza sobrenatural le obliga a no soltar su arma, a retenerla contra el, llegando incluso a herirse los puños.

Despierta y sus ojos se abren más que nunca, sus oídos escuchan, por encima de los vítores y abucheos, el roce de las túnicas al ser agitadas por el viento; cada pliegue.

Si no fuese un gladiador lloraría.
Si no fuese un héroe caería de rodillas ante su adversario.
Si no fuese un hombre volaría.

Y en el último segundo piensa en si su alma aún recordará el camino de regreso... a casa, al hogar.




*Sonreía siempre, porque si también le flaqueaba el cuerpo cuando lo hacía el alma, temía no poder volver a levantarse jamás...*

Eat my soul.


A veces, sé que es una tontería, me pregunto con cuántas habrás dormido.
A qué olerán tus sábanas. Y siento celos.
Me pregunto cómo será tu voz, cómo tus ojos...
El lobo dolorosamente seductor.
Siento la necesidad de desfallecer en tus fauces, de arrojar la comida de la abuela y que me arranques la caperuza.
Y aunque sea tuya, en el instante en el que siento tu aliento cálido en mi nuca, justo después de la felicidad, pienso en cuántas, como yo, se habrán dejado devorar por ti...
Pienso cuántas, como yo, se dejarían devorar por ti una y mil veces con tal de sentir que son más especiales que la cena de ayer o el postre de hoy.

¿Con quién duermes ahora?¿Con quién te gustaría dormir?
Dolorosamente seductor.
Me duele en la cabeza, en las manos, en la piernas, en el pecho.
Si no te lo hubieses comido, me dolería hasta en el corazón.

viernes, 4 de septiembre de 2009

8 lines.


Si tuvieses que contar tu vida en ocho líneas.
Hablarías de esos días malos.
De las canciones erizando la piel.
Conversaciones sonrientes.
Lágrimas, amargas, dulces.
Notas, pruebas, broncas.
De cuando piensas que echas de menos el mar. La sal.
Si tuvieses ocho líneas, bailarías.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Happy birthday grandma!


Hoy, como todos los años, toca una publicación especial.
Resulta que, por gracia y ceincia de la vida y blogger, soy capaz de cambiar la hora de la publicación de forma que quede monísimo a las 0:00.
La interpelada ya se me ha adelantado mientras yo indagaba buscando la fotografía adecuada que aún no he encontrado.
De todas formas, Sei [inédita] no recibirá una llamada hoy, porque tiene una mega chachi publicación que encontrará al volver a casa.

Sei cumple hoy (seamos buenos y quitémosle años) m... quince años. Es que amarla tiene que ser ilegal!
Así que un año más espero la gran fiesta... Un año más, pronto toca la publicación odiosa. Un año más la llamaré viejuna a pesar de ser una enana.
Y eso Sei, impaciente, que no me olvido, no, y menos si es para celebrar tu 37 cumpleaños... (equis dé)
Aquí dejo tu foto, para que soples las velas, para que te rías un rato.
Y un año más, casi parece imposible, aquí estamos.
Ai shiteru nee.



Meh, que chorra publicación, quita ornitorrinco!