martes, 15 de septiembre de 2009

Urami


Vale, vale, lo he entendido.
Recojo mi chaqueta. Pero no me la pongo, para que te preocupes por mí cuando salga por la puerta.

Me dejo las llaves sin-querer en la mesita del salón. Me dejo mis besos en tu cuello, para volver algún día a por ellos.
Me olvido mi olor entre tus sábanas, y mi voz en cada historia.


Para que cuando veas letras sólo pienses en mi. Para que cuando duermas, aún te pueda acompañar.
Y ahora, me pregunto quién te quitará el sueño.
Quién te salvará de las pesadillas de despertar, cuando, al abrir los ojos, yo ya no esté ahí.