viernes, 18 de septiembre de 2009

Frío


Frío, lo sientes dentro de ti; recorriéndote con sus dedos helados...

Te levantas una mañana con frío en las orejas y en los pies. Frío hasta en las pestañas.
La manta de frío que se cuela bajo las sábanas acaba con el poco calor que aún conservaba tu cuerpo; justo debajo del pecho.


Abro los ojos y vuelvo a mi sofá, mi pantalla de ordenador, a mi ventana.
Invoco al invierno en silencio, cerrando los párpados.
Pantalla en blanco.
Suspiro, dejo caer las manos sobre el teclado.
Blanco.
En blanco.
El cielo blanco, entero.

Todo queda en silencio, suspendido en el aire.
Incluso el frío aguarda, enroscado en mis tobillos, en mis muñecas, en mi cintura...

Jugueteo con el cuarto botón de mi chaqueta.
Voy a buscar otra manta. Vuelvo.
Todo sigue blanco, en silencio.
Es bonito. Y sigue haciendo frío.

Algo me dice que, por muchas mantas en las que me entierre, seguiré sintiendo frío.
Siempre, aquí.

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