domingo, 29 de enero de 2012

Domingos antiguos


Más domingo que nunca.
Sube por la columna el olor a magdalenas haciéndose en el horno.
Pero el horno sigue vacío. Igual que ha dejado de nevar el día de navidad, como pasaba siempre hace años.
Igual que hace tanto que no tomo ese camino de vuelta a casa, y entro por la otra puerta del portal.

Si lloviese, si nevase, si hubiese magdalenas en el horno...

Tengo frío, pero no el frío de enero; el viejo frío de los octubres pasados.

Pena, pesada, que se hunde, dejando pequeñas burbujas en la superficie.
Se hunde, en las sombras de un domingo.
Pesada.

Si hubiese magdalenas en el horno
podríamos fingir que tenemos otra vez ocho años,
y no nos importa lo que tenga que venir,
quien nos ha de amar y porqué lloraremos.


Si hubiese magdalenas en el horno,
los domingos antiguos no existirían.



En estos domingos siento que no hay lugar en el mundo
en el que el viento no lacere.
Lugar en el mundo para mí.
Ser indispensable. Já.
Solo porque el cielo no sea del color de mis ojos
no significa que no me quiera.

Ofrecerle sacrificios al sol,
y que el sol siga impasible, ahí arriba, como siempre.
Ofrecerle sacrificios por miedo a que un día se apague.
Ofrecerle sacrificios para que siga igual de impasible y ajeno a nuestro dolor.
Ofrecerle sacrificios, y llorar.
Y llorar, porque calienta, pero está tan lejos...

martes, 17 de enero de 2012

Dragonslayer


A veces es como si la vida tuviese garras, de las que hacen una jaula, y no te dejan entrar.

Y a veces doy pasos atrás, en la misma nueva ciudad.
Y nieva cuando te bajas del tren, completamente sola.
Ríes, porque, si no rieses, igual estarías llorando.
Que siempre que nieva hay que sentir
algo.

Que parece que mi vida ha llegado al puerto,
a ese lugar de aguas mansas donde eres barca que se mece.
Y no haces nada,
ni quieres hacer.

Nada más que vivir tu vida, con un pie en la tierra, otro en el agua y el pelo al viento.

Porque los cazadores de dragones mueren solos.
No saben que el dragón son tres, y sólo aparece cuando no miras.
Y cuando lo tienes delante, no lo ves.



Porque los cazadores de dragones mueren solos,
rodeados de libélulas capturadas, que llevan la sangre del dragón.

Pero si le miras fijamente a los ojos,
sólo verás tu reflejo, y nada más.

Hablamos de la búsqueda del unicornio.

lunes, 2 de enero de 2012

Ojos de sol, que queman en el corazón


Decían hoy en un texto, de esos de hace tantas cosas que parece toda una vida, que morir es soledad.
Es una frase tan triste que no puede ser más que verdad.

Meravigliosa creatura.
Como el monstruo fantástico de un cuento.
Así me siento en la distancia.

Inevitable.
La salvación se perdió bajo la piel agrietada,
bajo tantas palabras con espinas,
que si remueves el pasado obtendrás nuevas cicatrices.

domingo, 1 de enero de 2012

De domingo


El año ha amanecido domingo, de esos de sol por la mañana
y tardes frías de cielos blancos.
Y blanco ha amanecido el corazón,
como si estuviese desengañado,
tras tantos años ganados.

Y acabada la maldición de la primera noche del primer día, que llega antes que el sol
-que los malos comienzos siempre han sido lo mío-,
dejo,
en una habitación de verano,
un sueño entre sábanas, durmiendo,
latiendo enterrado entre tanta realidad.

Porque los trenes que esperas nunca pasan cuando miras
hacia la estación abandonada,
en la que el reloj contaba las horas hacia atrás.

Y las promesas de borracho,
se esfuman con las primeras luces del albor de un año.

Y los cristales del alcohol,
lacerarán la piel para siempre,
dejando cicatrices perennes,

que duelen cuando va a nevar.



Rompas los espejos o cierres los ojos,
los demás no están ciegos.