domingo, 27 de diciembre de 2009

Beloved (o eso creemos siempre)




"Siento celos de todo lo que pueda apartarla de mi,
de todo lo que pueda siquiera hacerla dudar,
como aquel que protege su tesoro mas preciado.

miedos, miedos, miedos ...

Pero todo desaparece, cuando cae sobre mi pecho,
cuando pienso que las caricias y besos que le doy cuando está dormida
alteran sus sueños para dormir mejor,
cuando puedo abrazarla con la seguridad de que no se irá,
cuando sé que al abrir los ojos estará ahí atontada y tonta, recién levantada,
comenzando un nuevo día en el que me pregunto… que pasara?"


sábado, 26 de diciembre de 2009

BElong




Voy borrándome, poco a poco.
Hoy me han escupido las verdades a la cara, que no cunda el pánico, sé esquivarlas bien.

Puede que no tenga ni idea de lo que quiero.
Puede que no tenga ni idea de quien soy,
a dónde voy,
qué decir.

Pero sé que me encanta la luz, la nieve, el mar...
que me encanta la lluvia y las bufandas de colores.
Sé que echo de menos a todas las personas que pasan por mi vida. A todas.

Puede que viva enterrada bajo mi propia tierra.
Puede que muera antes de dejar de latir.

Pero sé que la música me hace llorar.
Que cuanto más intento olvidar, más recuerdo.

Y, como siempre, hago las cosas tarde y mal.

"Todo lo haces mal,
controla un poco, corazón"

viernes, 25 de diciembre de 2009

Sueña que sueña con ella... si en el infierno le espera

Cuando el frío muerde las botas.
Los coches pasan y pasan.
Y piensas que no hay hueco en el mundo, no para ti.

Se para alguien frente a ti;
es alto, es mayor, lleva un abrigo que le cubre entero.
Y dice, te dice:
"No estés triste, ¿eh?... por nada"

Acuden corriendo las ganas de llorar.
Agito los brazos buscando a quién agarrarme.
Veo, con lágrimas en los ojos, cómo ese total desconocido se va;
y me pregunto a dónde.

Tal vez regrese al cielo.
Porque es navidad. No, porque hace frío.

"Vive mirando una estrella,
siempre en estado de espera..."

jueves, 24 de diciembre de 2009

IceBe(rg)d


Vuelve a la cama.
Aún le espera el calor, el suyo, en su mitad del colchón.
Como una prueba de acero debe salvar la distancia entre el hueco que ella cavó en las mantas y la impecable frialdad de su ausencia.
El frío que reptó por la ventana abierta le acaricia el cuello, los pechos, las piernas, provocándole el escalofrío que la empuja a introducirse de un salto en su particular boca del lobo.

En el calor de su propio cuerpo, y en la consciencia de que su supervivencia depende de que continúe el latido de su corazón, en pos de calentar la cama que, posteriormente, la calentará a ella, siente las llagas del frío, limpias y gélidas. No es el frío que llegó por la ventana con ademanes de amante. No es el aliento de escarcha que escapa de las rendijas del suelo de madera, ni el vaho que se escapa de los muros de piedra. No, siente aún clavadas las agujas de hielo de la mitad de la cama que nadie ocupó. Tiembla y cierra los ojos.
Busca, a tientas, el teléfono al que aferrarse, para mirar cómo (siempre el mismo cuento) no se ilumina la pantalla.


Sonríe.
La muerte dulce.
Dulce como las flores del lecho de Ophelia, como la arena ardiente entregándose al mar.
Vuelve a la cama, se ha cansado de dar vueltas en su jaula.
Se enredan las espinas en sus tobillos.

martes, 22 de diciembre de 2009

Decidí



"Decidí,
aprender a hacerme yo la maleta
para poder vivir.
Hoy lloré,
se me habrá metido un poco de arena
eso no es para mí.
Me inventé
mil maneras de perder la cabeza,
es mas sencillo así.
Comprendí,
y ahora vivo en un castillo de arena,
mi reino es para ti.

Va a subir la marea
y se lo va a llevar todo."

domingo, 20 de diciembre de 2009

My illness



- Haces que te lea hasta en el trabajo... estoy enfermo.
- Haces que incluso te escriba... estoy loca.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Snow Globe


Nieva.
Me encanta que nieve.
Hace ese frío seco y cortante, de doble filo.
Y parece que el viento envuelve en una burbuja la cuidad.
Bajo el cristal la nieve flota suspendida en el aire, está por todas partes, lo cubre todo.
Cae del cielo, como las plumas de mi ejército de ángeles. La siento fría y cálida, sobre mi pelo, mis pestañas, mis manos. La beso, me besa.
Sabe que tenemos ese pacto de vida y muerte, de amor y odio. Sabe que es un año yo, un año ella, y un año las dos. Sabe que, cuando la miro desde la ventana la echo de menos, y que corro para olvidar su falta de calidez todos los días.
Como las miles de plumas de mi ejército de ángeles: llama a mi ventana. Se mueve, liviana.
Flota, flota. Está suspendida en las aguas de mi aire.
¿Lo que más me gusta?
Saber que me cuida por las noches. Saber que cierro los ojos y, al despertar, ella habrá erigido para mí un nuevo mundo, más blanco, más frío... infinitamente más bonito. Para mí.
A veces parece que la nieve se limite a dejarse caer y reposar... que la gravedad sea un invento para la gente que cree en ella.


Nieva y, ¿sabes qué? Lo único que pienso últimamente es que ojalá estuvieses aquí para verlo...
Poco a poco dejo de ver los edificios colindantes; un velo de hielo se extiende entre ellos. Creo que, si esto sigue así, acabaré fuera de esta ciudad, de este mundo, de este tiempo, y solo estaremos yo y la nieve.

Me
encanta
lanavidadme
encantanestasnavidades
felicesdiasdefríoynievepara
yukiseiytodoaquel
quesonría.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Rainbow scarf.



La vi, y desde el momento en el que sonrió a aquel chico tan popular en la clase (ya no recuerdo su nombre, nunca lo recordé) supe que debía ser mía.
Sé que suena típico. Lo es. Es aquello que se dice cuando se tiene diecisiete años y las expectativas del futuro son de un plazo de un mes, a lo sumo, si resulta haber alguna fiesta en ese tiempo.
Por lo guapa que era seguro que no fui el único que pensó que debía tenerla.
No contaré mi patética historia, ni el triste final del amor de mi vida. No merece la pena.
Éramos adolescentes, y nuestro cuento duró una eternidad, duró todo lo que duré de diecisiete años, de dieciocho, diecinueve, veinte... La verdad es que no sé cuando acabó. No importa.
A las siguientes, las que intentaron ser los amores de mi vida, las quise de verdad, pero nunca les hablé de ella. Porque, como me sucedió desde el día en que supe su nombre (ese que tanto me he esforzado en olvidar), una vez empezaba a hablar de ella, no podía parar.
Muchas dijeron que fui frío, que fui serio, que fui un hombre aislado en mí mismo, poco hablador... ¿Y qué querían que dijera? Que cada vez que veía una bufanda de colores recordaba su olor. Que cada vez que llovía podía sentir el tacto de su piel. Y que la playa me recordaba a su pelo.
No, realmente ya he olvidado todas esas cosas que uno jura recordar siempre... su voz, su risa, sus ojos... Son el recuerdo idealizado de todas y ninguna.
Y me queda el amor de un sentimiento que no ha existido sobre nadie. Y me quedan las palabras que juré a un rostro que ni siquiera puedo evocar. Juramentos de dolor que romperán el corazón y repararán muñecas rotas.
Siempre arrepintiéndome del mismo crimen.




Y no, no va por él.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

North Soul.


"Hoy quiero poner mis restos de despojos en estos lugares,
donde la primera vez, pusimos al alba a hacer malabares.
Y no he de volver a ver el sudor empañando cristales,
me sabe tan mal cuando miro hacia atrás..."


Olfateo el viento norte.

Trae recuerdos de las montañas. El pelo se inclina y les devuelve el saludo.

Se me ha olvidado qué guardé dónde.

Y, en la madriguera, respiro la tierra, insomne.


Alma del norte.




lunes, 14 de diciembre de 2009

Ruinas.


Como una libélula muriendo enterrada en la arena.
Respiro el fuego que aún se escucha en las ruinas de tus recuerdos.

Y echo de menos, pero ya no quiero.
¿Te has dado cuenta? Estoy expiando mis pecados.
Aprendiendo a tomarme [la vida] menos en serio.


Adiós esflog.
Cuando Dios cierra una puerta cierra también la ventana, para que no se escape el humo de los canutos. Y empezar a reír y reír. A flotar.

Ha sido divertido.



sábado, 12 de diciembre de 2009

Festín de cuervos.


Hoy me doy cuenta de que mi vida es una sucesión de días.
Es una de esas películas que se ven desde fuera, de esas en las que, lo más interesante, son los anuncios.
Soy consciente de ser el letargo del recuerdo. De sentir cuando no he olvidado que debo de sentir.
Recordar evocar el miedo, la alegría, el sueño, el hambre, el amor.
Porque olvido tomarme las pastillas, y olvido hacerme las preguntas.
Por eso no siento.

Y soy feliz cuando me acuerdo.
Y echo de menos cuando recuerdo.
Puedo no hacerlo.

Para mí, el sentir es un juego. Es la elección de saber y pensar aquello que me haga llorar o reír.
Y entonces, ¿por qué no es fácil abrir y cerrar el grifo?
De los deseos del pasado me queda el desierto de arena en el que recreo mis sueños.
Realidad virtual.
Oasis oníricos. Cristales bajo la arena.

Aún no controlo el pensamiento desbocado.
El resto de alientos sé reprimirlos. No si soy yo la que calla.

No, no quiero existir.
No quiero más día tras día, más estudiar, más sentir, pensar, soñar, luchar.
No le veo sentido a sufrir, ni a reír. No le veo más sentido a la existencia que el éxtasis del orgasmo de la creación. Ni el pecado, original o copypasteado, me sugiere la emoción.
De momento me entretengo esperando quien descomponga mi teoría y se alimente de mi cadáver.
Festín de cuervos, como no.


Aprender, de una vez por todas, que lo que no ha de ser, no ha de ser.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lluvia de diciembre.

Me dolía mucho el pecho; y no crean que era en una de esas versiones figuradas que, en realidad, intentan expresar el sufrimiento interior, siempre alojado junto al corazón y nunca en un pie... en una oreja...

No, me dolía el pecho como si las costillas intentasen ocultarse dentro de mí. Lo más dentro posible.
Se me habían ido las ganas hasta de respirar.
Y estaba sola. Más sola que cuando la casa estaba vacía, por supuesto.

Durante un tiempo indefinido me odié más que de costumbre... Y eso que no había comido... aún.

Fue cuando empecé a sentir que merecía algo peor que el vacío cuando levanté el brazo y abofeteé mis mejillas. Recuerdo una vez cuando era pequeña... y la anécdota de cómo dejé de desayunar.

Sentí el calor palpitante en la cara.
Comencé a llorar.
Como cuando llueve en diciembre.


Cuando acabé no me dolía la cara, pero me seguía asfixiando el pecho.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Never alone



Cuando piensas que eres único.
Y descubres que tus pensamientos también inquietan al resto...
Entonces no te sientes menos especial...

...dejas de sentirte solo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Despertar.


Pero no es por el aire, ni por el frío, ni por el sexo...
sino porque, al despertarme, pueda abrir los ojos y ver que estás ahí.


martes, 1 de diciembre de 2009

Agua.



Enciendo el grifo y me convierto en un cadáver varado.
El vapor se desprende de mi cuerpo como la piel muerta de la serpiente.
Asciende. Va al cielo, lo sé.
Espero viendo mi cuerpo bajo el agua. Casi parece hasta hermoso.
Espero a que el agua suspendida en el espacio y tiempo llene cada partícula de mi ser, de la sala.
Hasta que se forme una nube de ésas que anegan los pulmones.
Hasta que no respire más que agua. A mí misma.
Y sienta que me falta el aire. Hasta que la sensación de asfixia de mi cerebro me provoque el placentero orgasmo del ahogado.

Espero, porque, cuando llega ese momento. Cuando sientes que estás echa de vapor de agua, cuando tu esencia se ha volatilizado y contiene el aliento en torno a ti; entonces es cuando es imposible llorar, porque no saldrán lágrimas de tus ojos.
Eres agua.
Y el agua fluye, vuela, grita, canta.
El agua nunca falla.

Cierras los ojos.
Hace tanto calor que te vas a desmayar.
Sonríes. Ya no puedes verte. Ya no puedes pensar.
Ni en errores, ni en fracasos.
Tu mayor acierto, tu nueva vida, comienza ahora.
Corpúsculos de hidrógeno suspendidos en una invisible telaraña.

Eres agua.
La de la lluvia de tormentas. La de la nieve de un domingo.
La del océano enfadado y los charcos en los que nunca te dejaron saltar.

El grifo, sobre mi piel, casi quema.
Pienso que no puede haber más bella cicatriz que la dejada por el agua.
Quema, pero sólo casi...

domingo, 29 de noviembre de 2009

SelfHate.



Me miro al espejo y siento ganas de llorar.
El espejo no me ve.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Fridaynight.





La estrecha fuerte entre sus brazos. A oscuras.
Intentan salvar las distancias.
Y se les ha olvidado respirar, por eso dicen tantas tonterías.
O quizás es que se quieren... quién sabe...

Ella le besa. Y viceversa.
Juegan a tocarse con los labios; a abrazarse con fuerza.
Y siempre ganan los buenos, como en las guerras.
Pero en estas sólo valen las patadas, las miradas.

- Me gusta como me tratas -dice ella. No es una confesión muy común. Más porque, de todo lo que uno piensa, nunca se le ocurre decir eso; algo tan obvio para el corazón.

Él la besa, le acaricia el pelo.
Hace frío, dicen. Envidiosos todos aquellos que caminan pisando el asfalto; pensando que la playa les espera bajo él.


viernes, 27 de noviembre de 2009

Liar.


No sé qué coño decir. Pero se me atascan las palabras de no hablar.
Siento rabia, siento tristeza. Soy estúpida, y me frustra.
Quisiera recuperar mi tiempo perdido.
Castigarme una y mil veces. Por romper mis propias promesas.

Y hoy no va a ser un buen día. Y me da igual cuánto tiempo quede para el juicio final.
Porque hoy no estaré. Y ya me siento lejos.
Y tonta, y rabiosa, y enfadada, y mentirosa...
Me enfada más aún que me falte el verbo para contarlo... Porque no sé cómo coño se escribía, de pronto.

Y hay tantas cosas que tengo y no merezco que aún espero que alguien las reclame para sí, dejándome como a quien no es que no tenga nada, es que lo ha perdido todo. Por su culpa. Por la mía.

Los mentirosos van al infierno.
Yo debo pertenecer a un rango superior porque en el mío hace frío. Mucho.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Monochr(h)ome.


A veces no es que uno esté demasiado lejos de casa,
es que es el hogar el que se encuentra en la distancia.


Entonces duele más.



sábado, 21 de noviembre de 2009

Se acerca el invierno.


"Y a deshora sale un sol alumbrando una esquina, y alegrándome el día..."


"¿Dónde están los besos que te debo? En una cajita.
Que nunca llevo el corazón encima... por si me lo quitan."

viernes, 20 de noviembre de 2009

De alguna manera...





Me gustaría ser todos los aspectos de tu vida.
De la vida de todos.
Sentirme imprescindible para que, cuando en días como hoy, pierda el rumbo y me deje flotar, a la deriva, simplemente por falta de ganas de hundirme, y de nadar, encuentre razones gravadas a fuego en mis tablas.
Me gustaría ser aquella... por la que lloraste cuando te dejó solo, a la que le escribiste tu alma, la que dejó un luto de año en tu corazón vigoroso.
Me gustaría ser aquella que recordarás las noches más frías en las que ser un hombre casado, con un trabajo, con tres hijos... no sea suficiente.

Y en lugar de eso me mantengo en precario equilibrio en los cables de tu corazón, deseando morir electrocutada y fundirme con tu sangre, y envenenarte para siempre.
Y respiras mirando por la ventana. Intento besarte.
Me siento caer.
No imaginas lo que duele la caída al abismo que me aleja más y más de ti.
Y no es el miedo al final; chocar contra el suelo casi es más prometedor que el descenso eterno en el que tengo tiempo de ver en qué fallé.
En querer robar los corazones, para que nadie lata sin que lo sepa yo.

Claro que estoy triste.
Claro que estoy enfadada.
Nada que no se cure con reposo; horas de cama.
Canciones y más canciones. Que me ayuden a esperar, a saber que es más importante que sean felices. Más importante que el hecho de si son míos o no...

Y cierras los ojos, quieres olvidarme.
Y cruzo la calle, intento besarte.

Soy una hija de puta.
Y últimamente la clase me la dejo a los pies de la cama, frotándose con suavidad contra todo talento que alguien mintió diciendo que tenía...

Xana - Avalanch




"...Junto a la fuente en la que un día juré
que jamás querría tanto a una mujer..."

Había olvidado que yo ya no creía.
Y volvía a casa pensando en si alguien me diría esta soberana tontería algún día.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Insane.




No sé qué respiraba antes.
Cómo pasaban las tardes.
Por qué sonreía.

No sé para qué podía querer llegar a casa.
O ser.
Olvido cuándo debía sonreír, cuándo tocaba dormir.

Y desconozco aquello que me mantenía despierta, en pie.
Si es que se puede decir que aquello fuese un estado en lugar de una postura.

Dejarse caer en pie.
Caída vertical eterna.

Sólo para poder susurrarte: cógeme.
Y fingir que yo soy fuerte, fingir que me vuelvo débil.

Pierdo la cabeza que no recuerdo dónde dejé.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El abrazo más bonito del mundo.


Tengo una historia que contar, la historia de el-abrazo-más-bonito-del-mundo.


En una de esas ciudades que vienen y van, de un sol nunca tan bonito como del del norte, ella bajaba las escaleras, con lentitud. Pensaba en él. Quería haberle dicho una última vez que le quería, al oído.
Miró el reloj para no tener que ver cómo salía a la calle, donde de nada le servía el oxígeno.
Con cada paso se convencía de que el echar de menos son sentimientos que no están hechos para ella. Y entonces, ¿por qué la presión de su pecho le empujaba de nuevo hacia la 221?
Malditos números.

Paró un taxi. El teléfono sonó.
Todo demasiado deprisa, como si el reloj que derramaba su arena vomitase aquello que lo componía, para volverse volátil, un recuerdo impregnado a la piel...

"No te has despedido", dijo.

Ella podía acallar su voz interior, podía fingir que si se ahogaba era por el humo de los bares, no es que le faltase el aire...
Podía volverse inmune a sí misma, no, sin embargo, a aquella voz, a aquel tono, a aquellas palabras.

Corrió, dejando su mano aún en la puerta del vehículo.
De pronto había demasiada gente, le estorbaban. Demasiadas personas entre ella y su destino.
Y se volvía torpe, y se volvía tonta...

Subió los peldaños de dos en dos. Subía pensando en él.
Y lo vio, esperándola.
En sus brazos sintió que le fallaban las fuerzas. Se convulsionaba su pecho.
Había olvidado respirar. Le dio igual.

¿Y todavía te preguntas por qué tienen alas los dragones?

martes, 17 de noviembre de 2009

Monotonie.


No quiero que llegue el martes, y volver a la monotonía.
No porque no me gustase la vida que llevaba... es más bien porque siento un vacío emotivo que estos días pasados se van a llevar consigo.
Volver mañana a clase sería como decirle al mundo que sí, que me resigno.
Como regresar el hijo pródigo a casa y sufrir la humillación del padre sabio... que nos acoge en su seno sin protestas, no sin reproches.

La sangre seca que cubre mi nariz forma una capa impermeable a los aromas que no sean los de los últimos días.
La tierra que se enreda en mis pestañas impide que vea otra cosa que no sean noches largas y trenes de recorridos apremiantes.


No quiero que sea mañana, y resignarme a no ganar; tener que esperar y depender del tiempo.
Me duele un poco la distancia.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Bedtime stories





"No quiero que nuestra historia se pierda."

Entonces háblame de ella...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Al otro lado de la línea.


"El teléfono marcado no se encuentra disponible en este momento, por favor, inténtelo de nuevo más tarde..."
Una voz femenina, una voz que no es la tuya, da igual cuántas veces llame, no deja de contestarme por ti. Me pregunto quién será. Quién en el mundo tiene la voz que pueda hacerme sentir bien cuando una mujer que habla en tu nombre me dice que NO ESTÁS. Y no estás.

Desde las siete llamando, esperando una llamada.
¿Lo peor? Lo sabía. De esas veces que somos narradores omniscientes mudos. No he dicho nada, por si acaso.
Llamada tras llamada, que no vas a recibir.
Casi hemos intimado la mujer del teléfono y yo. Me habla de ti.
A ella también le gusta oír tu voz... casi siento hasta celos.

De todas formas, me gustaría gastarme todo mi dinero en tu buzón de voz, fingiendo que hablo contigo. Que te cuento que busqué el video y no lo encontré; que seguro que, donde estés, ya no llevas la goma, seguro que te la han quitado.

Cogería un tren mañana para ir a verte. Pero creo que ya he hecho bastante.
Lo siento.

Me despido de la amiga del teléfono. Le digo que te cuide, que te trate bien.
"...o si lo desea puede mandar un mensaje que el destinatario recibirá en cuanto le sea posible."

Cuelga.
Se apaga la pantalla y todo queda a oscuras.
Me abrazo fuerte al móvil, aunque no vayas a contestar; sinceramente, me importa una mierda.

Y así señores, es como mejor sé tratar a la gente.
Quizás sea hora de aprender el lugar que me corresponde, y dejar de jugar.
Buenas noches, cielo.
soylopeor

viernes, 13 de noviembre de 2009

Breath.


Sobresaturación.
Asimilación.
Negación.
Enfermedad.
Sonrisas.

Invierno, latiendo.
Shhhh

"Don't forget to breath tonight"



jueves, 12 de noviembre de 2009

No.title





De pronto, bajo el agua, sientes esa mezcla de pánico y calor, de besos y puñales, de nidos con espinas.
Sales temblando, porque.hace.frío.
Y no hay nadie para hacerte no-pensar.

No deberías quedarte sola nunca, porque te vuelves así.
Así, como los naranjos que agonizan, como las canciones que hacen llorar.


domingo, 8 de noviembre de 2009

Cigarettes. S.M.S




¿Qué me pasa? Mucho tiempo sola. ¿Y cuánto es mucho? Depende de la compañía.
Y que es domingo, con Russian Red. Que no quiero estudiar, que necesito cometer estupideces. Reírme, rebatirme. Romper(me) las teorías, teoremas, teologías... Todo.
Me pasa y me vuelve a pasar. Como el estornudo intermitente; que significa que alguien piensa en mí.
Fumo pretenciones. Pretenciosa, ese es mi adjetivo.
Me enfado sola y me disuelvo en las volutas de humo del tabaco que juré no fumar.
Comienzo a amar la ventana que filtra la luz. Pretendo escapar por ella, desplegar los brazos. Pretendo que sean alas.
Preciosa.
Preciosa la tormenta que oigo enturbiar el cielo, aclarar mis ojos.
Ahora gritaría, saltaría. Sé que acabaría llorando.
Que hoy el mundo se me queda pequeño, hoy el futuro me parece pasado perfecto.
Me asfixio de tanto respirar... Hoy pasaría la tarde en la cama, o viendo películas, follando, jugando al parchís... Es igual, con tal de no ser "la pretenciosa".

No sé dónde debo estar. Pero no es aquí.

3ª publicación de hoy.
Voy a dar vueltas por mi jaula.
El cielo está precioso.
Estoy enfadada.
De pronto estoy sola, porque de pronto soy "La peor compañía". Porque así lo quiero.
Repito, el cielo está precioso.
Olvidaos de los demás náufragos: salvad sólo MI alma...


Sunday morning lovers: Metafísica del cepillo de dientes.



Domingo por la mañana y la metafísica del cepillo de dientes.
El cielo blanco, como en invierno, bombardea nuestra retina publicitando el frío, las navidades.
En la televisión los anuncios de juguetes que hubiese querido con cinco años me hacen sonreír. Sonrío por ese letrero que sale en la pantalla, en la parte inferior, en el que pone: "Precio superior a 60 euros". Y aún no sé de ningún niño que sepa de la existencia del letrero.

Miro mis pies descalzos recogerse en sí mismos. Me encanta el frío del sofá: es un frío soportable, de los que se pasan con una manta.
No he mirado el móvil aún, porque es domingo, y los domingos no son para que uno se ponga triste, ni para que uno se ponga contento.

El cepillo de dientes hace un sonido peculiar esta mañana. Es porque todo lo demás está callado.
Y el sabor de menta (pero-de-la-que-no-pica) de la pasta me hace sonreír.

Debería quitarme las lentillas de la noche anterior, y debería limpiarme los ojos, que ahora se han convertido en una masa verde y negra, donde pequeñas piedras de carbón-rimel duermen abrazadas a mis pestañas. Estos son los amantes del domingo por la mañana.
Los llevo encima y los veo en el espejo, como casi toda yo.
Y no voy a separarlos, dejaré que se peguen y se amen hasta que, pasada la soledad del último día de la semana, decidan regresar a sus propias camas, azorados y avergonzados por todo lo que le han dicho a un extraño, pero sonriendo por habérselo dicho a alguien.

Me siento la reina de lo voyeur, observando con atención la orgía entre el cepillo, la lengua, la pasta, los dientes... y yo sonrío. Hasta las pestañas y el rimel han cesado sus carantoñas por el escándalo de aquí abajo, hasta las pestañas y el rimel observan, abrazados, el espectáculo que ofrecen aquellos que no necesitan amor para sentirse bien.
Nos conocemos, no finjamos pudor.

El cepillo se despide, besa a todos y todas. Alguien entre el público le lanza rosas.
No hay pesar: el show se repetirá, demasiadas veces a lo largo de nuestra vida.
No obstante, he de admitir que ningún otro día es tan magnífico este ritual como un domingo por la mañana...



Cansada.
Hoy no tiro dados, hoy no muevo ficha.
Porque no me apetece pensar en lo que perdí.
Porque no me apetece pensar en lo que he ganar.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Fallen.




La acaba de re-encontrar. Sí, ni siquiera sabe su nombre, pero ya la vio hace años, en un sueño.
La ve entrar, y algo dentro de él, quizá en sus pantalones, quizá en su pecho (poco importa, la verdad, y menos a él) le dice que tiene que ser suya. Que si alguna vez tuvo moral o deseos que no fuesen ella, ahora reniega de ellos como se reniega del viejo sofá cuando encontramos un cálido regazo en el que dormir.

Se acerca a ella, de sus métodos para llevárselas a la cama queda un niño tembloroso, temeroso de espantar la ilusión que sonríe; y no es a él.
Sus palabras quedan petrificadas en la garganta, ante la mirada de la Medea más bella que nadie haya podido querer capturar jamás.

Da media vuelta, cierra los ojos, la enfrenta.
Se ha puesto el yelmo, la armadura; carga con su espada y su escudo, y viste la seguridad que quiere quitarse de encima en la oscuridad, a tientas, mientras la desnude.

Siente que cada vez que besó a otra mujer fue infiel a sus labios, a su imagen, a su voz... siente tanto que le pesa la conquista más que la derrota. Pero pesa aún más la ausencia.

Le pregunta: ¿Cómo te llamas?¿De dónde eres?¿A quién cantas cuando te duchas?¿Crees en el azul del cielo?¿Me has necesitado tanto como yo a ti?

Y no la toma de la mano, porque ella es suya, y lo sabe en la medida en la que él es suyo.
No necesita coger su mano, porque ella se aferra a su camiseta y sonríe.

Le sigue.

Podría ser un tarado (lo es), un cabronazo (lo es), podría ser un gilipollas de esos que al final nunca llaman... Podría incluso ser de aquellos que la van a enamorar para robarle el corazón, correr y llevarse su encanto con ellos, dejándola vacía (y probablemente lo hará)...

Y esa posibilidad es precisamente una de las que más la atraen.
Se aferra a él.
Le sigue.


Él es suyo en la medida en la que ella es suya.
Y lo que ambos desconocen es que, tras reencontrarse después de tanto tiempo, independientemente del final de la noche, de la historia, se echarán de menos en lo que les quede de otoño. En todos los otoños que les queden.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Grandes Post-polvos mentales I


- ¿Qué haces?
- Nada.
- Eso es físicamente imposible, para empezar, ahora mismo, aunque no lo sepas, tu cuerpo está realizando cientos de acciones...
- Vale, te hago decir tonterías.
- Exacto.
(sonríe)


*Escoge a tus compañeros de cama por cuánto te reirás cuando los dos calléis mirando al techo*

martes, 3 de noviembre de 2009

De porqué los dragones tienen los ojos oscuros III



Su aliento acaricia tus manos, las besa.
Te gusta pensar que no quiere que te vayas; que si te coge tan fuerte entre sus garras es poque teme que desaparezcas.
Y no sabe que son los dragones las criaturas fantásticas que se funden con los sueños mientras te haces la dormida.
Y se van.
Lo sabes porque despiertas con frío, porque de las alas del dragón queda una estela en la arena, que conduce hasta el mar.

Tienen los ojos oscuros y, si te miras en ellos, te consumes en las llamas que laten en su pecho.

Hunde la cabeza en tu pecho, respira.
Respira como si llevase años sin hacerlo.
Cierra sus ojos, los cierras. Y enredas tus dedos en su pelo.
Sabes que jamás debes tocar la cabeza de un dragón. No te importa.
Porque sonríes, y escuchas cantar a sus dedos, a los tuyos.
Buscas sus labios a tientas.
Y escuchas cómo tiemblan las pestañas, cómo se filtra la luz y se derrama sobre el suelo, de madera.
Antes de consumirte entre las sábanas te aferras a él: el clavo ardiente de tu tabla en el océano.
Arqueas la espalda, se eriza tu piel, arden tus pupilas.
Su aliento acaricia tu cuello, tu mejilla. Te besa.

Vuelves a tu torre, te dejas caer sobre el suelo, escarchado, de mármol.


***

Subo las escaleras. Pienso en llegar a casa, mirar el móvil y ver si hay algo que me haga sonreír.
Pienso que me meteré en la ducha, sin mirarme demasiado al espejo, y agacharé la cabeza dejando que el agua me derrita, me lleve a otro lugar.


"You take my breath away"

lunes, 2 de noviembre de 2009

Bed.


***
[se ríe]
- ¿Qué haces?
- Te intento asesinar.
- ¿Mordiendo la almohada?
- Sé que es parte de ti.
[se ríe de nuevo y le revuelve el pelo]
***

domingo, 1 de noviembre de 2009

Goodnight.



Como cada vez que hay humo parpadeante en mis pupilas, echo de menos quien me distraiga.
Muero de envidia ante los besos de aquellos que ni conozco.
Muerdo con fuerza mi alma, mi grito de miradas que quiere salir.
De echar de menos. De añorar.
Me ahogo.

De perder el tiempo esperando un mapa del tesoro, siento fuego en los pies.
Algo me insta a correr, a irme y cantar.

Necesito, esta noche, más que cualquier otra, mi beso.
Mi ataque furtivo y acorralamiento contra la pared.
Que beses mi sonrisa. Que me alejes de este mundo.
Que ya no quiero ver más.

Y es sonido lo que me queda.
El de después de un beso:
Tu corazón, triunfante.
El mío, silencio; se ha olvidado de latir.

De forma que poco a poco, los engranajes, giran.
Despierto después de ver tus ojos (oír, tu aleteo de miradas).
Despierto cuando tocas mi cara. Para cerciorarte de que estoy ahí, que (aún) no he huido.

Despierto por tu forma de besarme, para no romperme, para no asustarme.
Despierto por tu afán de besarme mientras duermo, de no querer despertarme.
Despierto por tu beso de buenas noches.

Y el frío a mi lado me enseña que, sólo por milagro, vendrás a desearme buenas noches.
Y te diré, en la oscuridad, repitiendo lo aprendido, el castigo por marcharte: "No son buenas si no estás".

¿Y quién me piensa mejor mientras duermo?

Quiero un beso en una calle.
Que todos se mueran de envidia.
La misma envidia que me araña la sonrisa.

sábado, 31 de octubre de 2009

Keeper.



Pongo mi música en el aire y, en el hueco silencio que me queda dentro, me pregunto qué queda en mí, tras abrir la puerta y encender la luz, qué tiembla bajo las mantas.

El tacto de la piel, los besos y la envidia de éstos, la que más duele, la peor.
Huesos que se juntan para no sentirse solos.
Dedos que se entrelazan para que no te sientas solo.

El mensaje para una reina. Despedidas.
Echo de menos a la gente que no está. Echo de menos hasta los que me sobran.
Porque tiemblo bajo el foco de un reloj de arena de plata. Como la que trae la marea.

Extiendo la mano, toco la pantalla.
Lanzo al mar una botella con mi aliento dentro de ella.

No hay respuesta.

Y crece ese espeso y frío líquido que me deja sin aire ni voz.
Sólo cabe en mí la música. Notas y notas que hacen que no recuerde dónde quiero estar.

Hace años decidí que no tenía ni sitio ni lugar.
Que estoy aquí por que quiero, y me queman las cicatrices de las alas cada miércoles de otoño, invierno.

Si me gustase mi voz, si fuese más dulce, más clara, más serena, te preguntaría: ¿Qué piensas?.
Y un "ven aquí, que tengo miedo, no me dejes sola con las voces de mi cabeza".

Si me gustasen mis labios desenterraría tu cadáver tibio y te daría un beso, cien, hasta desterrar de ti la maldición del sueño eterno.
Y llevarte después lejos. Más lejos de lo que nadie pueda hacerlo jamás, para que, cada vez que respires, que mires al cielo, me recuerdes.

Si me gustase mi cuerpo te rodearía con él, lo haría más mío que del polvo de estrellas que lo forma. Para reclamarte siempre y dejarte esparcirte por el camino.
Que sé que regresarás a mí.
Como las estrellas; bailando, cumpliendo mis deseos.

Si fuese mejor no dudaría en la divinidad del tiempo. Ni lloraría por el mar.
Y nunca tendría miedo.
El miedo que diferencia a los héroes de aquellos que cierran sus ojos para no tener que ver.

Ver que dentro de mí somos dos, o tres.
Ver que hablo mucho, digo poco; duelo más.
Ver que me tiemblan los principios y las rodillas.
Mis mentiras.
Inconfesables.

Dudas. De las que reducen mis reinos a cenizas.
Cenizas, de las que siempre nacen mis fénix; y alzan el vuelo en busca de sus dragones.

Enamorados de princesas aburridas.

viernes, 30 de octubre de 2009

Bye Octubre.


Doy el rodeo más largo del mundo; encuentro la flor más bonita del invierno.
Me reencuentro con mis fantasmas, y pienso que jamás podré vivir lejos de este frío, de este sol congelado.
El frío y su calidez.

Encuentro la fortaleza para seguir entre el polvo de escarcha de mis pestañas.
Es esta luz que se apaga, que va perfilando mi sombra.

Reando mis pasos, deshaciendo el camino.
Sopla en viento y se desliza por mi cuello. Siento. Las manos frías, la sonrisa tibia.

Me dibujo abrazada a los muros, las baldosas, los cipreses.
Siento más diciembre que octubre.
Noviembre-de-tránsito.
Me lloran los labios, bebiendo ese aire robado. Se esparce mi pelo por el cielo dorado, gris, azul.
Me tiemblan las pupilas de gritar tu canción.

Y te siento en cada brizna de aire.


Miro a todos lo que pasan sin percatarse de la magnificencia del tacto y sabor del metal que soy.
Del espejo y su reflejo, que me acaricia con sus afilados dedos.

Llego a casa y, bajo el agua, me desenredo el viento norte del pelo.
Desanudo la arena de mis tobillos.


"Mírame, soy feliz,
tu juego me ha dejado así.
Consumir, producir.
La sangre cubre mi nariz."