La estrecha fuerte entre sus brazos. A oscuras.
Intentan salvar las distancias.
Y se les ha olvidado respirar, por eso dicen tantas tonterías.
O quizás es que se quieren... quién sabe...
Ella le besa. Y viceversa.
Juegan a tocarse con los labios; a abrazarse con fuerza.
Y siempre ganan los buenos, como en las guerras.
Pero en estas sólo valen las patadas, las miradas.
- Me gusta como me tratas -dice ella. No es una confesión muy común. Más porque, de todo lo que uno piensa, nunca se le ocurre decir eso; algo tan obvio para el corazón.
Él la besa, le acaricia el pelo.
Hace frío, dicen. Envidiosos todos aquellos que caminan pisando el asfalto; pensando que la playa les espera bajo él.
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