No porque no me gustase la vida que llevaba... es más bien porque siento un vacío emotivo que estos días pasados se van a llevar consigo.
Volver mañana a clase sería como decirle al mundo que sí, que me resigno.
Como regresar el hijo pródigo a casa y sufrir la humillación del padre sabio... que nos acoge en su seno sin protestas, no sin reproches.
La sangre seca que cubre mi nariz forma una capa impermeable a los aromas que no sean los de los últimos días.
La tierra que se enreda en mis pestañas impide que vea otra cosa que no sean noches largas y trenes de recorridos apremiantes.
No quiero que sea mañana, y resignarme a no ganar; tener que esperar y depender del tiempo.
Me duele un poco la distancia.
1 comentario:
Entonces no vuelvas. No te resignes. Gana, aunque solo sea por una noche más. :)
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