Giras tu cuerpo entre las sábanas, y te da un beso.
Todo está bien. Puedes volver a dormir.
Te das la vuelta. Sonriendo.
Quizás en sueños.
Y, si pudieses parar el tiempo y pintar con colores el sentimiento de tu pecho, probablemente te anegaría el llanto. De esas lágrimas cálidas.
No tienes nada que envidiarle a nadie en el mundo.
No te falta nada; a pesar de todo lo que te falta.
Como la piel nueva, la de la cicatriz, más blanca, más suave, más pura.
Y entonces no hay que disimular con parches o tiritas.
Ni gasas que acaban manchadas de sangre.
Tocas tu nueva piel, sonríes.
Y vuelves a dormir.
Sabes que, al despertar, seguirá ahí.
4 comentarios:
amanecer y despertar dond tu estes..
Para alcanzar ésa piel a los seres humanos le es impresindible morir ¿es así?
Piel nueva...
... puede que no
sigamos atesorando pues
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