- Me falta una manta. O una sábana.
A pesar de este viento de color de verano, de tardes densas y luminosas.
Me tiro en la cama, me pego a ti, y siento tu piel, alrededor.
Una pierna, mía o tuya. Y ese brazo que siempre estorba. Te cojo de la mano.
Siento tu aliento en mi cuello. Y tu calor.
Y, a pesar de todo, quieres ser mi manta.
No sé si duermes o no. Y prefiero no comprobarlo, por si entonces te despierto.
No quiero perderme este sentimiento.
Hoy pienso que eso es felicidad.
3 comentarios:
Qué lindooooooo :)
Parece que las libélulas se han coordinado para conocer la felicidad... otra vez... =)
¿No es increíble eso de pensar "y mañana, seguirá aquí"?
Abrazos desde un lugar cercano =)
Y sí que lo es: Qué bueno que ya no hables de tristeza profunda. me alera que estés feliz. Un gran abrazo
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