domingo, 14 de agosto de 2011

Grietas II


Una se da cuenta de que está sentimental cuando llora con esas series malas y repetidísimas de la tele; esas que cuentan historias de niñitos que fueron dados en adopción y mamás que no quieren conocerlos. Ya sabéis.
Igual que me doy cuenta de que te echo de menos antes de sentirte lejos, cuando los lazos de mi vida que solían buscarte, a tientas, al despertar, se dan cuenta de que este sofa rojo no es (ni será) tu cama. Cuando, antes de que pasen los minutos, pienso en porqué no estoy cogiendo cena para ti (envolviendo lo que me sobra a mí).
Y es que una siente a veces demasiado por entre los huecos de su vida, como si el corazón ya no tuviese la envergadura necesaria para estos temas, y entre dormir, lavarse los dientes y la rutina de sentarme aquí delante, se hiciesen unas grietas que necesito rellenar con tu presencia, o tus palabras sobre nada en concreto, y esas contadas (y casi arrancadas a la fuerza) palabras tan bonitas que, en una noche como hoy (si lo supieras) me harían llorar, y enamorarme perdidamente de ti (más). Que intento siempre que no me tiemble la voz (que no piense que llorar y doler son lo mismo).
Y sé lo que llevas dentro (y fuera). Creo saber de tus cargas. Pero me gusta tanto tu voz.
Me gusta tanto que suene sólo para mí, como un concierto privado, que no puedo evitar que se me encoja el corazón cuando hablas (de ti, o de mí). Igual que no puedo evitar buscarte entre los huecos de mi vida. Igual que no puedo evitar estar sentimental esta noche. Imaginar que me dices (voluntariamente, y sin coacción) que me quieres; aunque eso yo ya lo sepa.


Lloro porque puedo imaginar, porque tengo una realidad mejor, una de huecos vacíos (a veces), de huecos tan llenos de pequeñas cosas que las palabras (las que [te] dan miedo) no hacen falta; se tocan.
Se tocan, el uno al otro.
Como para comprobar que son reales.
Que hemos vuelto a reencontrarnos, después de tantos años de vagar por esta cabeza llena de sueños. Y ahí está él. Tú.
Palabras que se tocan, como te toco yo a ti (la espalda, antes de dormir).

1 comentario:

Oriana Blanco Herdz dijo...

Me ha encantado, como evocas esa sensación de añoranza y deseos de estar con la persona amada y como cada parte de nuestro ser desea que los recuerdos se materalicen en su presencia.

Besos de neón, libélula