Desde siempre, dejar nuestra huella en el la pared, en el papel, en el cemento... desde siempre ha sido una necesidad de ésas que nacen en el pecho y se enseñan en la escuela: Debemos ser recordados.
Porque de pronto, un día, uno aprende que no vivirá para siempre, y lo único que desea es vivir en los labios, en los ojos, en el tacto de otros.
Yo, que siempre he sido impaciente, no puedo esperar a dejar el mundo.
Por eso existe un juego que me encanta.
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Me cuelo por tus ojos, me cuelo por tus manos, por tus oídos, por tus labios... Me cuelo llevando mi bandera, mis colores, mis palabras, mis canciones.
Y lo lleno todo de mí, para que al respirar, sea yo. Y cada acorde de una canción lleve mi nombre.
Existe un juego que me gusta, porque aparte de la inmortalidad, puede hacer que exista yo en cualquier lugar...
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