domingo, 19 de junio de 2011

Verano


Vas a ir a buscarla, y ella llevará un vestido blanco.
Anunciando el verano.
Como si el tiempo nunca hubiese pasado, como si el tiempo no fuera a pasar más.
Y fuese para siempre esta tarde cálida, y una estación de tren de esas de madera, destartalada.
Hay tanta luz que te vuelves translúcido, dorado.
Y el suelo está limpio, tibio, lo sientes a través de las sandalias.
Y las tiendas cerradas, porque es un mediodía de esos perezosos, de verano fresco, pero verano.
Viento que casi trae el olor de prados verdes. Del mar.
Casi hasta te gusta la arena.

Y toda la ciudad parece el decorado de tu propia vida.
Y toda la calle parece que ha sido puesta sólo para ti.
Y para ella, con su vestido blanco.
Vamos a inaugurar el verano.
Con sábanas blancas, y luz que se vuelve cobre a las 8 de la tarde, y las persianas de madera seca, dibujando raíles en las paredes.


sábado, 18 de junio de 2011

past







Haberte dado un beso.
Y acabar así (de feliz).

jueves, 16 de junio de 2011

Efectos etílicos



Te echo de menos.












Mucho, sobre todo por las noches.

lunes, 13 de junio de 2011

Labyrinth


Y aunque ella no es tú, y nunca lo será, ya no me harás falta jamás.
Porque me he dado cuenta de que no necesité nunca lo que tú me dabas, sino lo que yo me daba a mí mismo. Y ahora que ella no es tú, me doy cuenta de eso.
Que si ella se marchase, la buscaría en todos los peldaños de mi vida. Como te busqué a ti.
Pero ahora, quizás, la encontraría. Porque ella no es tú. Y por lo tanto tiene su propia voz, su propio olor y su propia piel.
Ya has dejado de ser el fantasma que te hice ser. Has dejado de ser mi reflejo oculto.
Porque ya no tengo que hacerte, ni hacerla. Precisamente porque ella no es tú. Y gracias a eso me he dado cuenta, de que ya no me harás falta nunca más.
Tiene su propio reflejo. Uno más fuerte que el mío y el tuyo juntos.
Ya sabes por qué; porque tú, nunca fuiste tú.





- Hoy he tenido un sueño bonito.
- ¿Qué has soñado?
- He soñado que no recordaba quién eras, pero lo sabía.

viernes, 10 de junio de 2011

delirium

Dicen que no tiene claras sus prioridades.
Se equivocan.
Porque primero está el sol. O no está.
Bucles infinitos de ojos que van y vuelven.
Rompesas, las nuevas promesas rotas.
Ese enfado que se diluye entre lágrimas, por miedo a que otros se enfaden más aún.
La ley del silencio. Un "adivina adivinanza" que no puedes ganar si estás dormido, o miras hacia otro lado...
Echar de menos.
Las rabietas.
La ley del silencio. De nuevo.
No comer sola, rodeada de gente. Vaya asco de acto social sería esto.

Delirios de grandeza.

lunes, 6 de junio de 2011

300


domingo, 5 de junio de 2011

Tu palabra

¿Qué ha sido de tu palabra? La que llevo esperando tanto tiempo, desde la ventana de casa.
Pienso que se perdió por el camino, por no pensar en que ni siquiera tomó mi dirección.
Pienso que tal vez confundimos las señales. Y yo entendí "espérame". Y tú sólo estornudabas.

¿Qué ha sido de tu palabra? La que ha atado mi lengua, y yo ya no sé decir tampoco ese estornudo confundido.
Muda, tras el cristal. ¿Se nos olvidó el manual de instrucciones de las lenguas ajenas?
Que ya no suena mi mágica melodía, aquella que sabía atraer tu lengua hacia mis labios.
Intercambiábamos palabras.
Quizás era un estornudo.
Da igual como lo llamemos, no cambiará lo que fue, sólo cambiará lo que otros recuerden.

¿Qué ha sido de tu palabra? Que mendigo cada estornudo que, no siendo lo que espero, se parece mucho a un "te quiero".

viernes, 3 de junio de 2011

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Gritarle al cielo, con las plumas erizadas.
Porque siempre cruzo por encima el brazo derecho. Y se me asfixian las pestañas, entre tanto rimmel y tanta lágrima.
Quiero que cada grano de arena empatice con mi grito.
Y vibren las dunas, hasta enterrar un oasis, entero.

Gritarle al cielo, por no hacerlo a quien no lo merece.
Porque burbujean mis palabras por dentro. Y se funden; hasta formar otras, completamente nuevas.
Yo no te las digo, porque tú no preguntas.
Y tú no preguntas, por que no quieres, me gusta suponer.
Que es mejor una victoria por sorpresa que una derrota.
Y descubrir que en el vaso medio vacío aún nos queda una fotografía. De esas nonatas.
Que se difuminen nuestros rasgos.
¿Estabas llorando?
No, es el humo del tabaco.
Que vuela alto, como las palabras, tan alto que llega al cielo.
Y, para pescarlo, sólo tengo un grito, con las plumas erizadas.
Puños apretados y frente pegada al cristal, que no me devuelva mi reflejo.