Y notas la electricidad de la tierra seca,
de las hierbas que extienden sus brazos hacia el cielo,
suplicando.
El cielo es gris, y parece sólo para ti.
Tardes de febrero que quisieran ser veranos.
Sol que inunda la piedra.
Miedos que quitan la voz.
Rabia que burbujea.
Y el cielo parece solo para ti.
Y la piedra se ha vestido de oro,
hoy, como hace cientos de años,
la misma piedra gris.
Me gustaría vivir en estas tardes para siempre