Se quemaron todos los campos,
todos los puentes,
que dejaban a su paso.
Les sorprendió
mirándose
la primavera.
Y de pronto ya fue verano
con su noche y sus hogueras
con su viento helado
de mar
entrando por la ventana
abierta
de un hotel cualquiera.
Se quedaron atrás las páginas en blanco
al sol,
que buscaban un principio
al que imponer nuestro final.
La arena siempre fría,
el agua siempre oscura
golpeándose contra las rocas.
Era todo un pequeño mundo
que se derrumbaba para volver a nacer,
cada madrugada temprana,
con su cielo claro y silencioso.
Y ahora,
tantas olas después,
sigue siendo el mundo igual
y el verano y sus noches.
Y está él
y todo lo demás,
está menos que antes.
Excepto la luz,
y los amaneceres suaves
y las ventanas abiertas.
lunes, 23 de junio de 2014
miércoles, 4 de junio de 2014
Año a año
Año a año,
como piedra a piedra,
vamos reconstruyendo
de dentro a fuera.
De aquí a hace trescientas lunas,
bajo un la luz que derretía
el hielo del invierno,
tú cogiéndome en tus brazos.
Año a año,
como beso a beso,
vamos reconstruyendo
el legado de aquellos
que solo tenían cenizas.
Vamos limpiando los escombros
para descubrir entre tus muros
los restos de una fortaleza
donde nacieron mil dragones
y vivieron los gigantes.
Donde se fraguó en el invierno
el alma del guerrero
que tiene sus manos y su voz
más allá de toda armadura.
Año a año,
trescientas lunas atrás,
se han abierto todas las puertas.
Y ahora corro desnuda entre tus muros,
dejando que entre la luz,
que corra la brisa.
Año a año,
un año más,
teniendo esos ojos
que me acogieron una noche
ya de madrugada
diciendo que no me dejarían caer.
Año a año,
con los bolsillos tan llenos
de todo lo que nos vaciaron
caímos para encontrarnos,
naufragamos
para tocar el suelo con los labios
el cielo con la frente.
Con los ojos cerrados,
año a año
entre tus brazos.
como piedra a piedra,
vamos reconstruyendo
de dentro a fuera.
De aquí a hace trescientas lunas,
bajo un la luz que derretía
el hielo del invierno,
tú cogiéndome en tus brazos.
Año a año,
como beso a beso,
vamos reconstruyendo
el legado de aquellos
que solo tenían cenizas.
Vamos limpiando los escombros
para descubrir entre tus muros
los restos de una fortaleza
donde nacieron mil dragones
y vivieron los gigantes.
Donde se fraguó en el invierno
el alma del guerrero
que tiene sus manos y su voz
más allá de toda armadura.
Año a año,
trescientas lunas atrás,
se han abierto todas las puertas.
Y ahora corro desnuda entre tus muros,
dejando que entre la luz,
que corra la brisa.
Año a año,
un año más,
teniendo esos ojos
que me acogieron una noche
ya de madrugada
diciendo que no me dejarían caer.
Año a año,
con los bolsillos tan llenos
de todo lo que nos vaciaron
caímos para encontrarnos,
naufragamos
para tocar el suelo con los labios
el cielo con la frente.
Con los ojos cerrados,
año a año
entre tus brazos.
lunes, 2 de junio de 2014
circle
Era como tener dentro
un peso muerto
que de vez en cuando
arañaba
de lado a lado
todo el cuerpo.
Solo para recordar que estaba ahí
y, cuando lo echabas,
volvía.
Plena conciencia de cada esquina
en lo que quedaba de vida.
De hacia dónde señalaban
los afilados dedos
del círculo
que siempre
siempre
volvía.
un peso muerto
que de vez en cuando
arañaba
de lado a lado
todo el cuerpo.
Solo para recordar que estaba ahí
y, cuando lo echabas,
volvía.
Plena conciencia de cada esquina
en lo que quedaba de vida.
De hacia dónde señalaban
los afilados dedos
del círculo
que siempre
siempre
volvía.
domingo, 1 de junio de 2014
Worthless
Dicen que Dios nos hizo imperfectos
y que por eso nos lo perdona todo.
Creo que nos hizo con la capacidad de ser imperfectos.
Que es algo muy distinto.
Y que eso supone que podamos fallar,
y pecar.
No que seamos fallos y pecadores.
Ved, fallos humanos, vuestra sonrisa hueca
por ser nada más que errores en el mapa
universal.
La piedra en el zapato que hace del bueno,
santo.
Dicen que Dios nos hizo a su imagen y semejanza.
Pero luego salen esos monstruos de corazón devorado
por los gusanos de sus propias voces.
Y es que antes vino la excepción que confirmaba la regla.
Y ahora tenemos un mundo plagado de excepciones, de fallos, de pecados humanos.
Si yo fuera Él tampoco asomaría la cabeza por aquí.
Se le descontrolaron las manzanas podridas del cesto.
Y ahora vivimos en este mundo
de almas negras y cabezas vacías,
de corazones secos
y lenguas supurantes.
De alimañas nocturnas,
que reptan por las noches
buscando algo de luz que devorar
para ver si así consiguen acercarse a ese cielo
que no podrán alcanzar nunca.
No por haber nacido imperfectos,
sino por haber elegido ser eso.
Pobres almas, pobres bestias de manos ocultas y ojos enrojecidos,
de tanto mirar fijamente aquello que no tienen,
planeando cómo destruir lo que nunca les fue negado,
han perdido su vida y la oportunidad de haber tenido
alguna sonrisa
real.
Que se quedaron atrás
por creer que tener algo era poder cogerlo con las manos.
Por vivir devorando corazones en lugar de con el pecho abierto
se quedaron atrás en sus propias sombras,
se volvieron fallos,
bajos.
Cayeron en la trampa existencial
que atrae a aquellos que ya nunca podrán elevarse jamás.
Criaturas de la noche, enfadadas, iracundas...
que su condición es provocada por sus propias acciones.
No hay dios, ni celestial ni infernal,
que se haga responsable de vuestras atrocidades.
Es por eso por lo que cada día os pudrís más
y más,
porque no hay perdón
para quien cambia su luz
por oscuridad
a voluntad.
Os veo,
miserias de la humanidad
Etiquetas en frascos de veneno:
De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)