Arreglar el mundo desde el jardín de un verano frío.
O saber quién soy
solo en la contabilización de víctimas y enemigos.
No dejé atrás ningún cadáver bello.
O saber quién soy
solo en el peso del pecho de cada persona que está cerca.
No dejé atrás ningún corazón grande.
Remendar la vida vestida de domingo,
pero de domingo por la tarde.
Hubo despedidas que he echado de menos.
Hubo personas que me dieron algo bueno.
Hubo historias que cambiaría sin dudar.
Victorias y arrepentimientos.
Pero tengo claro que llegué a las cimas que importaban coronar.
Que ojalá hubiesen sobrevivido algunas manos
y ojalá las cargas fuesen menos pesadas.
Y saber quién soy
por las almas donde puse mi mano
y las banderas que adornan mi cabeza.
No dejé atrás nada que hiciese del presente un lugar mejor,
nada que me haga mirar atrás si no es para desear
un feliz cumpleaños,
un ojalá rías, allá donde estés.
Y el resto del tiempo
es todo saber quién soy
coronando almas
y sonrisas.
Arreglando el mundo una tarde de verano,
vestidos de domingo.