De la parte del verano que es insomne
llegan promesas de flores
de azahar y damas de noche
de sonrisas bajo la luz de los faroles.
Llegan anocheceres eternos
de luces tenues y doradas
de cielos perezosos y lavanda
de viento cálido en la piel.
Llega tu silueta coronada,
dorada,
recortada contra el verde y el azul
como un dios del día y de la música
de la noche y de la danza.
Se mece suave, la noche
se encuentra el camino
perdido,
sepultado por la hierba y por las flores
que salvajes, torcidas, díscolas
crecen bajo el cielo y sobre la tierra
estiran sus cuellos
se mecen
bailan,
no se dejan conquistar.