Un océano de azul
nubes blancas o lavanda
viento y música
ventanas abiertas y sábanas blancas
vetustas lenguas vernáculas
laberintos de luz tejida en hilos de sol
enredados en el verde de los últimos días del verano
bajo la atenta mirada de un reloj robado
aquelarres diurnos y bailes clandestinos
Nunca más
una puerta cerrada
unos cristales rotos
un día sin un horizonte
por el que remar
Se extingue lentamente el estío
con su música constante
sus noches
sus cielos
suaves y eternos
Y se derrama la magia
por los suelos
de madera y azulejos
las pestañas
y las manos
Todo es oro
el camino del órono.
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