lunes, 7 de enero de 2013

Es ida

Le tomo el pulso y está muy débil.
Tiembla como lo hacen los copos den nieve al caer,
cuando son escasos, y el viento indeciso
los arrastra para que no toquen el suelo.
Entonces,
ella es el viento,
y el asfalto cálido;
que no es que esté caliente,
es la odiosa comparación del hielo del cielo.
Tiembla, porque es viento y tierra.
Se está deshaciendo.
Por eso le tomo el pulso y está muy débil,
porque sus latidos se escapan,
se hacen viento.

Como los pájaros aquellos,
tan pequeños,
que volaban agitando sus alitas.
Ellos también parecía que temblaban,
también querían dejar de ser tierra
para hacerse aire
y poder mover la nieve a su antojo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pasar por este mundo inreal, cruzar por la transformación de los elementos, evolucionar y volver a ser aquello que un alma fue.

Todo lo que fue, en su momento sera borrado por el recuerdo de nuestro último guía ese que sostuvo nuestra mano en él instante de partir.