jueves, 29 de mayo de 2014

Hogar

Creo que tú y yo nacimos abrazados.
Antes de ser nada,
éramos dos que se encontraron en la oscuridad,
y se agarraron fuerte.
Era como no estar solo nunca más.
Aunque solo hubiese abismo
y estrellas muriendo y naciendo.

Y después del fuego y la luz,
despertamos solos,
con frío
y perdidos.

Teníamos el fantasma del pasado
entre los delos.
Y el recuerdo del abismo
sobre los talones.

Nacimos abrazados y separados.
Sintiendo frío en cada noche
apartados del camino.

Recordábamos haber olvidado,
la conciencia del vacío.

Nunca tuvimos casa,
hogar.
Nunca ese sitio
para cuando vuelve la noche
y flaquean las fuerzas.

Solo piedras bajo el cielo
en las que esperar,
con los ojos abiertos,
los demonios que nos vienen a reclamar.

Tenía luces enredadas en el pelo,
para ser un faro de los espectro.
Tú llevabas la luz guardada en el pecho,
derramándose a través de tantos,
tantísimos agujeros.

Te vi,
me viste.
Y creo que nacimos abrazados,
con el recuerdo de haber perdido al otro
en alguna parte del camino.

Desde entonces
y para siempre
tu casa es la mía.
Allá donde tengamos
estas pequeñas luces
que nos recuerden
que ganamos.


1 comentario:

Devendra dijo...

Hogar...

Esto ha estado hermoso, no se cuanto tiempo te seguía y me perdía de todo esto... un placer pasarme por aquí.

Un besote