viernes, 3 de enero de 2020

Amar demasiado la vida.

La estética del mal
era un grito
oscuro y profundo
desde un pecho abierto.

No queda en los pliegues de la existencia
la luz de las tardes de verano
que tanto anhelo.

Ni queda la ignorante certeza
de la bondad, de la belleza.

No queda más que la verdad,
desnuda,
repulsiva y triste.

La realidad del invierno,
el miedo, el fin del cuento.

Amar tanto la vida
que no puedes soportarla
así.

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