jueves, 25 de noviembre de 2021

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¿Y si lo que se esconde bajo la piel es tan terrible o peor como lo que me responde el espejo?

Si no soy más que estos fracasos que llevo a cuestas.

Que los kilos sumativos de todas estas heridas y sus rencores.


Y si no soy más que la aplastante certeza de haberme roto.

El resultado de la emulsión de dos personas inmiscibles.


Éramos ella y este odio, este dolor.

Y ahora solo soy yo.


Un jarrón roto se puede volver a pegar,

pero algunas mezclas no pueden separarse nunca más.


Ahora soy esto y las decisiones que tome con la persona que ha quedado

tras estos años

y estas derrotas

y este maltrato.


No tengo las riendas de nada

aunque sujete con las manos este extremo de una cuerda

desanudada.


Se han borrado los límites, los umbrales y fronteras

que marcaban el punto de partida.

Solo estoy yo,

igual que siempre pero más perdida.


Demasiado lejos como para volver atrás

en mitad de un camino por el que no quiero avanzar más.


No me reconozco pero no me encuentro.


Sé que tengo las fuerzas

pero no encuentro a tientas el interruptor.


Un día cada vez

y se me olvida el mantra cada amanecer. 


La salida consiste en encontrar a la persona que fui, que soy, que quiero ser

y a veces temo que la llave sea producto de un sueño

y nada de esto haya existido nunca.

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