Veinte años lejos de Penélope.
Cuarenta de vagar por el desierto.
Siempre bajo un mismo cielo
y unas aguas distintas.
Aunando lo viejo y lo nuevo.
El presente no es más
que el espacio que queda
entre lo que fue y lo que será.
Es una puerta que se abre o se cierra.
Soy yo una vez más,
delante del espejo cogiendo fuerzas.
Si miro mucho tiempo estos ojos
una extraña me devuelve la mirada.
No somos la misma y sin embargo ni hemos muerto ni dejado de existir.
Cambiamos y seguimos siendo.
Seguimos siendo y cambiamos.
Existimos en la luz que queda
suspendida en la oscuridad
cuando se apagan todas las luces.
Un recuerdo y una realidad.
1 comentario:
muy bueno!
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