Escrito en la pared
un joven promete,
al menos,
cien años de amor.
Su concepto de la eternidad
se nos queda pequeño.
El tiempo es líquido
estamos tú y yo
y estaremos.
Como están las piedras
y los pájaros
las mañanas de domingo
y los días malos.
Nadamos
En el tiempo y el espacio
Nos encontramos
Una noche de San Juan,
hace cien años
en la escala adolescente.
Ícaro escapa del laberinto,
huye de Dédalo.
Olvida Ítaca,
se casa en Naxos.
Cien años de amor de un niño
en una pared inmutable
concentran un San Juan,
un banco lleno una noche de verano,
libros prestados,
Orfeo, encontrándote,
Terpsícore,
invocando la luz dorada.
Pasan cien años,
nos encontramos.
En los mismos muros,
pero distinta casa.
La luz irrumpe en las grietas que hay en todo
nos engulle el cielo estrellado.
Dormimos,
abrazados.
Vivimos reconociendo
la belleza
o el dolor.
Con el pecho abierto,
curamos.
"Te querré durante cien años",
"al menos",
pensamos.
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