El castillo enamorado del mar

M... que poca gente vota... joder, si no me motivais no escribo!!! u.u en fin, esta semana va cargada de paranoias y resulta que ahora no me acuerdo de nada más que de: verde!!! y suaves, lubricante... orco!! xDD
Así que voy a escribir algo... ero primero me pongo musikita pa inspirame ^^

El castillo enamorado del mar.
Sobre una gran duna, junto a enormes bestias legendarias y bajo el sol abrasador se alzaba un insignificante castillo, de arquitectura simple, tirando a inestable; y, sin embargo, ahí estaba, desafiándo al viento y demás inclemencias. Su cálida loma de arena, bien podría haber sido el hogar de un sultán pobre en algún cuento de hadas. Pero aquello no era un cuento y, sabía que jamás podría albergar a un sultán, siquiera sería morada de ladrones y villanos, pues él era un castillo de arena. Y por su condición, había nacido estando destinado a morir, bajo una pisada, una fuerte ráfraga de viento... No obstante el castillo era ajeno a el horrible futuro que se cernía sobre él, y es por eso que continuaba soñando con príncipes, caballeros de armadura resplandeciente y dragones dorados...
Una tarde, en el ocaso, cuando el sol comenzó a descender para fundirse con el horizonte, el castilló alzó la vista, estiró el cuello, hasta que le dolió y pudo observar el mar, teñido de reflejos anaranjados, ondeando ante él... vió un mar tan grande y tan espléndido que no podía ser más que un rey de lejanas tierras que, vistiendo su armadura nueva cabalgaba hacia él.
El castillo esperó impaciente, viendo al mar avanzar lentamente, retrocediendo un poco y después estirando los brazos para intentar alcanzarlo. Y poco a poco, cuando la armadura de su rey se volvió negra, adornada con miles de diamantes, el mar paració llegar hasta su puerta.
El castillo sintió la suave caricia de la espuma a sus pies, después una ola mayor lo golpeó y, antes incluso de que el castillo pudiera darse cuenta, el mar lo había engullido, dejando de él una estela de espuma y nada más... quizá esta historia, quizá un final alternativo para los románticos que quieran pensar que el castillo no albergó al mar, el mar lo albergó a él... quizá la moraleja de que no existen los príncipes, ni los castillos soñadores... quizá sea una forma de decir que en ocasiones buscamos imposibles o quizá, sólo fuera un castillo enamorado del mar.