Hace un tiempo que me sentía fuera de lugar... pero, no se, ahora podría jurar que lo estoy.
Mi vida no ha dado sus frutos, bueno sí, ha dado, pero frutos muertos.
Jamás me había sentido tan unida a algo como ahora... es como, no sé, si voy por la calle con ellos siento orgullo, siento que ese es mi sitio, siento que podría superarlo todo sólo porque les conocí...
Ojalá eso fuera recíproco. Yo necesito a quienes no me necesitan, y eso duele. No es que ellos no quieran estar conmigo, es sólo que, supongo que si yo me siento tan feliz de haberlos encontrado es porque ellos son más de lo que podría haber deseado... lo cual quiere decir que me quedan demasiado grandes... Si para mi todos son héroes yo para ellos no soy más que uno de los millones de ciudadanos de a pie que sueñan con poder ser como ellos, tan magníficos...
Y supongo que hoy, mientras me pedían mis héroes que me marchara, he caído de mi nube de fantasía, recordando que continúo siendo un simple peaton, de esos que miran al cielo queriendo volar.
Porque el mundo de los sabios no está hecho para los ignorantes, así como las mansiones no son para los pobres, por mucho que ellos admiren las bellas salas desde la ventana.
Y derramo unas lágrimas aún sabiendo que eesto me lo he buscado yo, queriendo estar a la altura de un héroe.
También sé que ellos me aprecian, pero, tal vez porque son mis héroes, porque me siento orgullosa de ellos o, quizá, porque yo soy la primera en percatarme de que no soy una heroína, tal vez por todo eso entiendo que me echen y agradezco al menos que me brinden la oportunidad de mirar desde fuera, por la ventana, y deleitarme contemplando las salas de una mansión demasiado bella para un mendigo.
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