¡Qué difícil todo! Cuando lo que antes parecía fácil... de pronto ya no lo es.
Te levantaste temprano, desayunaste café y un yogurth. Procediste a mirarte en el espejo, tratar de no pensar en tu mala cara, que nunca te abandona, tu perfil, que siempre te hace sombra...
Cerraste los ojos meditando si contar tus quince segundos sería rentable hoy, o si preferías desconocer tu destino.
Sentiste que tu vida no era más que una sucesión de horas que restaban hasta volver, a donde fuese, a un pecho en el que llorar en silencio, a unos labios que besar... lo que sea.
Descubriste, leyendo, como siempre, que pueden polos opuestos ser uno si no se piensan demasiado en quién vive en qué lado del muro, y quien dobla la rodilla ante qué dioses.
Pero tras eso, al volver a casa, nada.
Ese sabor amargo en el fondo de la garganta, como si tú mismo fueses un vaso de alcohol a medio apurar. Ese sentimiento de estar sólo, sólo y vacío. Las ganas de llorar que chocan contra las paredes de mi pecho, rebotan, hacen ecos... en silencio.
Aprietas los dientes, cierras los ojos, gimes.
Y no salen las lágrimas.
Sabes qué sentimiento es.
Este, este mismo.
2 comentarios:
estas con una depresión terrible, lástima que sólo nos digas cómo te sientes y no el por qué te sientes así. de todas maneras te mando un abrazo y aquí estoy para servirte hasta cuando pueda. Un abrazo
con tus palabras logras que hasta el sentimiento más triste destile "un no se que" tan hermoso que me ponga los pelos de punta
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