miércoles, 30 de marzo de 2011

New day


Me he acordado de la primera vez que me llevaste a tu casa.
Era de día (ya); había ido amaneciendo mientras llegábamos al portal, probablemente cogidos de la mano (o puede que no).
Estaba sonriente, como un una premonición del tiempo que aún está por llegar.
Y a pesar del sol, sentía como si la noche, mágica, larga, se hubiese iluminado.
Tenía planeado besarte mucho antes de esa noche; casi desde el primer día, pero esos son secretos inconfesables.

Recuerdo que esperé a que te durmieses. Y entonces, me puse los zapatos y me fui, despertándote.
Y por un momento me miraste como no sabiendo quién era. Sonreiste.

Al salir del portal, fuera, brillaba el sol, y yo sentía esa especie de desubicación temporal, como si no perteneciese a ese día, ese momento.

Desde entonces, no he vuelto a entrar en lo de antes, como si hubiese saltado dentro de otra persona, una mejor.


lunes, 28 de marzo de 2011

Piel nueva

Despierta, el sol entrando por la ventana.
Giras tu cuerpo entre las sábanas, y te da un beso.
Todo está bien. Puedes volver a dormir.
Te das la vuelta. Sonriendo.
Quizás en sueños.
Y, si pudieses parar el tiempo y pintar con colores el sentimiento de tu pecho, probablemente te anegaría el llanto. De esas lágrimas cálidas.
No tienes nada que envidiarle a nadie en el mundo.
No te falta nada; a pesar de todo lo que te falta.
Como la piel nueva, la de la cicatriz, más blanca, más suave, más pura.
Y entonces no hay que disimular con parches o tiritas.
Ni gasas que acaban manchadas de sangre.
Tocas tu nueva piel, sonríes.
Y vuelves a dormir.
Sabes que, al despertar, seguirá ahí.

martes, 22 de marzo de 2011

Sometimes we lose


Estoy triste.
Ha sido un día triste, como el viento cuando se detiene a escuchar pasar el tiempo, como cuando una cortina de lluvia se interpone entre tú y el resto del mundo.
A veces perdemos; eso no es una novedad.
Pero, ¿qué perdemos?
Perder un tren, una oportunidad, unos (los) papeles... parecen una tontería en comparación con perder-te.
Porque cuando pierdes un baúl pierdes todo lo que había, hubo y habrá en él.
Igual que cuando alguien se pierde.

Y a veces perdemos, y a veces ganamos.
Es un ritmo inexorable, inevitable.
Tratamos de ganar más y perder menos, y estoy segura de que lo conseguimos, hasta que al final nos perdamos a nosotros mismos; y de pronto sean otros los que tengan días tristes.


lunes, 21 de marzo de 2011

Si te detienes ahora...



Se ha levantado el viento, suave, fresco, como cuando corres y se desliza por tu cara.
Y persigues esos últimos rayos de luz, aquéllos que tiñen sólo un lado de las briznas de hierba de oro.
Te sobra la ropa, y te sobran los zapatos. Porque ya estás sintiendo la piel de la tierra, removerse bajo tus pies. Sientes ganas de tirarte al suelo, y girar. Ver el cielo, de ese azul sumergido.
Y luego el verde vivo, y el bronce apagado del sol. Mezclarte en la tarde, para que sigas sintiendo ese viento incluso cuando ya no recuerdes siquiera el lugar. Y que penetre en tu piel el dorado de mil haces de luz agonizante. Ahogarte en el cielo, entre las nubes y los peces metálicos.
Pero si te detienes ahora el sol se irá sin ti.
Y las bastas praderas se seguirán extendiendo hasta el horizonte sin añorar tu presencia.
Y el cielo será de otro color mañana.

Si te detienes ahora, el tren seguirá pasando.
Y tú no estarás lo suficientemente lejos como para imaginar que no vuelve.

Si te detienes ahora,
simplemente existirás.

martes, 15 de marzo de 2011

Alas.


Ven
que si me das la mano,
te vendo mi historia más bonita;
la que sea capaz de escribir.

Que, si tú quieres,
derribo a patadas todas las sombras
que tuercen la luz de esta ciudad
(que te ciega).
Y no sabes que he inventado cien posturas
nuevas, para que no nos aburramos
de andar como mortales.

Que así, bajo tu cielo,
el mío,
soy capaz de despertar
con la sonrisa más ancha.


Casi, casi, como si tuviera,
me dieras,
alas.

lunes, 7 de marzo de 2011

Y sin embargo



Y yo pensaba: no quiero que esto acabe.
Pero no tuve valor para tener voz.

jueves, 3 de marzo de 2011

La promesa primigenia


Y después de que me doliese tanto cada ausencia, de cada parte de ti, jamás hubiese imaginado que llegase un punto en que me doliese la eterna salvación.
Nunca completos.
Como si siempre debiese seguir alguna herida abierta, por la que supure este veneno.
Que parece que nunca cura el pensamiento, y me pregunto cuánto tiempo llevaré acumulando enfermedad.

Que no te quiero olvidar, porque al hacerlo no es que te vaya a perder (ya te perdí hace mucho, aunque no te dejase ir entonces). Es que si te dejo atrás, romperé la promesa más importante, aquélla que uno se hace a sí mismo cuando la ve sonreír y se jura que amará esa sonrisa para siempre; que nada en el mundo le hace tan feliz.


Rompes la mentira primigenia, y no duele por ella, duele porque ahora crees un poquito menos.

Ya ni siquiera la sientes;
sientes el recuerdo del palpitar, pero estás frío
y te has cansado de ver caer la lluvia,
la próxima vez será la lluvia la que te vea a ti.



Hasta la próxima vez...
SE COMPRA O ALQUILA PROMESA PRIMIGENIA