Se quedó gente que te quiere
y que no te ha sabido dejar de querer.
Solo espero que haya un lugar mejor
donde encontrarnos de nuevo
una última vez.
jueves, 26 de noviembre de 2015
domingo, 28 de junio de 2015
Inmortales
Fue el verano en el que llovieron mariposas nocturnas.
Durante días.
Éramos un poco más jóvenes.
Algunos de los que se quedaron atrás
se han convertido en baratas copias de sí mismos;
la parte equivocada del retrato de Dorian Gray.
Fue el verano en el que la calle estaba llena
de oscuras mariposas
y todas iban a morir pronto
aunque probablemente no lo supiesen.
Así me sentía yo también,
como la estrella que más brilla antes de apagarse,
con fuego en el pelo, en los ojos, en las manos,
ardiendo y sabiendo
que despertaría un día de esos siendo ceniza.
Fue el verano en el que alas doradas y naranjas
de mariposas nocturnas
eran arrastradas por el viento,
como las hojas del otoño
a las puertas de julio.
Fue ese verano en el que se me enredó un ala quebrada en el pelo
en el que me sentí como debió sentirse
Ofelia con el agua por los tobillos.
Ligera, caminando hacia la luz de las profundas aguas.
Sobreviví.
Se templó el acero
y los amaneceres siguieron siendo de una belleza
tremendamente triste.
Envolví para desaparecer del tiempo,
perdí, para encontrar, en mi crisálida,
el valor de entonces.
Fue aquel verano en el que éramos
un poquito más jóvenes,
en el que agoté el combustible de mi voz
y dejé el corazón cansado de gritar.
Solo para volver a abrir los ojos
un poco después.
No han vuelto las mariposas,
porque a aquellas se las llevó el viento.
Pero hay siempre almas obstinadas
que se quedan. Sea el verano que sea.
Y parece que el tiempo no hace sino curarles el fuego
y devolverles la voz.
Y es así como después de arder,
después de caer,
hay todavía almas indómitas
que se siguen levantando,
perfeccionando,
para convertirse en mariposas nocturnas
perdidas por una corriente de verano
que hacen del fuego su hogar
y se vuelven inmortales.
Durante días.
Éramos un poco más jóvenes.
Algunos de los que se quedaron atrás
se han convertido en baratas copias de sí mismos;
la parte equivocada del retrato de Dorian Gray.
Fue el verano en el que la calle estaba llena
de oscuras mariposas
y todas iban a morir pronto
aunque probablemente no lo supiesen.
Así me sentía yo también,
como la estrella que más brilla antes de apagarse,
con fuego en el pelo, en los ojos, en las manos,
ardiendo y sabiendo
que despertaría un día de esos siendo ceniza.
Fue el verano en el que alas doradas y naranjas
de mariposas nocturnas
eran arrastradas por el viento,
como las hojas del otoño
a las puertas de julio.
Fue ese verano en el que se me enredó un ala quebrada en el pelo
en el que me sentí como debió sentirse
Ofelia con el agua por los tobillos.
Ligera, caminando hacia la luz de las profundas aguas.
Sobreviví.
Se templó el acero
y los amaneceres siguieron siendo de una belleza
tremendamente triste.
Envolví para desaparecer del tiempo,
perdí, para encontrar, en mi crisálida,
el valor de entonces.
Fue aquel verano en el que éramos
un poquito más jóvenes,
en el que agoté el combustible de mi voz
y dejé el corazón cansado de gritar.
Solo para volver a abrir los ojos
un poco después.
No han vuelto las mariposas,
porque a aquellas se las llevó el viento.
Pero hay siempre almas obstinadas
que se quedan. Sea el verano que sea.
Y parece que el tiempo no hace sino curarles el fuego
y devolverles la voz.
Y es así como después de arder,
después de caer,
hay todavía almas indómitas
que se siguen levantando,
perfeccionando,
para convertirse en mariposas nocturnas
perdidas por una corriente de verano
que hacen del fuego su hogar
y se vuelven inmortales.
martes, 2 de junio de 2015
Lives, lived, will live
Puedo quebrar cada hueso de mi cuerpo
como si fuesen ramas secas
crujiendo bajo el peso del otoño,
del viento.
Fundirme en el sol del verano,
otra vez aunque pasen los años.
Bajo su calor empiezo a latir
entra incluso tras los párpados cerrados.
Vivir bajo el agua
y acallar el canto de sirena.
Convertir las noches de verano
en eternas madrugadas.
Coger aire,
coger papel,
volver a escribir.
Tinta sobre la piel.
Cumplí años.
Vive, vivió, vivirá.
Sobre todas las constantes,
nunca volver a buscar la misma tormenta.
Crearse cada vez,
cada principios de estas noches cálidas.
Crearse de las cenizas de lo que ardió.
Caerse del pedestal que se rompió.
Criarse entre los lobos hambrientos
para aprender a andar.
Incluso con los huesos rotos,
incluso con el veneno en la cabeza,
incluso con las heridas abiertas.
Vive
Vivió
Vivirá
Por mil mundos, durante diez mil vidas....
como si fuesen ramas secas
crujiendo bajo el peso del otoño,
del viento.
Fundirme en el sol del verano,
otra vez aunque pasen los años.
Bajo su calor empiezo a latir
entra incluso tras los párpados cerrados.
Vivir bajo el agua
y acallar el canto de sirena.
Convertir las noches de verano
en eternas madrugadas.
Coger aire,
coger papel,
volver a escribir.
Tinta sobre la piel.
Cumplí años.
Vive, vivió, vivirá.
Sobre todas las constantes,
nunca volver a buscar la misma tormenta.
Crearse cada vez,
cada principios de estas noches cálidas.
Crearse de las cenizas de lo que ardió.
Caerse del pedestal que se rompió.
Criarse entre los lobos hambrientos
para aprender a andar.
Incluso con los huesos rotos,
incluso con el veneno en la cabeza,
incluso con las heridas abiertas.
Vive
Vivió
Vivirá
Por mil mundos, durante diez mil vidas....
jueves, 23 de abril de 2015
Hacía frío aunque brillase el sol
así solía ser abril una vez perdida aquella vida en la que no existían los fantasmas.
La vida con sus cosas se quedó atrás. Llevaba a cuestas cien maletas vacías.
Eché el ancla en un puerto con un único amor, porque las sirenas no necesitan más.
Pero el marinero, el marinero siempre echa la vista atrás.
Cambié mi voz por unas piernas para no hacer ningún viaje,
tendida bajo el sol de abril que trae una noche azul y fría,
el marinero tenía las piernas enterradas en la arena,
hasta las rodillas,
pero sus manos y sus ojos eran libres
y navegaban más allá de este mar.
Hacía frío aunque brillase el sol,
como un pez fuera del agua
que se enamoró de un pájaro
de brillante plumaje.
Sus manos y sus ojos eran libres
y navegaban más allá de este mar
en el que ella se convirtió en espuma,
en un grito bajo el agua
contra el sol de hielo.
así solía ser abril una vez perdida aquella vida en la que no existían los fantasmas.
La vida con sus cosas se quedó atrás. Llevaba a cuestas cien maletas vacías.
Eché el ancla en un puerto con un único amor, porque las sirenas no necesitan más.
Pero el marinero, el marinero siempre echa la vista atrás.
Cambié mi voz por unas piernas para no hacer ningún viaje,
tendida bajo el sol de abril que trae una noche azul y fría,
el marinero tenía las piernas enterradas en la arena,
hasta las rodillas,
pero sus manos y sus ojos eran libres
y navegaban más allá de este mar.
Hacía frío aunque brillase el sol,
como un pez fuera del agua
que se enamoró de un pájaro
de brillante plumaje.
Sus manos y sus ojos eran libres
y navegaban más allá de este mar
en el que ella se convirtió en espuma,
en un grito bajo el agua
contra el sol de hielo.
lunes, 13 de abril de 2015
Los hombres cuervos tenían todos los alas negras y la piel pálida.
Se balanceaban como suicidas sobre el extremo del puente.
Y en lugar de pies tenían pezuñas.
Siempre saltaban y emprendían el vuelo antes de que pudieras decirles nada.
Los hombres cuervo ya lo habían oído todo.
Todos ellos parecían uno solo,
recordaban al ejército de los Inmortales;
siempre había un hombre, vestido de negro, con grandes alas y pezuñas en lugar de pies,
con la mirada triste clava en el abismo de aguas oscuras que corría y bramaba bajo el puente.
Los hombres cuervo tienen la espalda llena de cicatrices,
aunque eso nadie lo sabe.
Tienen las alas contadas,
están condenados.
Todos tienen el pelo oscuro
y los ojos oscuros.
Si te acercas a ellos,
si los confundes con un suicida e intentas salvarles,
saltan.
Se balanceaban como suicidas sobre el extremo del puente.
Y en lugar de pies tenían pezuñas.
Siempre saltaban y emprendían el vuelo antes de que pudieras decirles nada.
Los hombres cuervo ya lo habían oído todo.
Todos ellos parecían uno solo,
recordaban al ejército de los Inmortales;
siempre había un hombre, vestido de negro, con grandes alas y pezuñas en lugar de pies,
con la mirada triste clava en el abismo de aguas oscuras que corría y bramaba bajo el puente.
Los hombres cuervo tienen la espalda llena de cicatrices,
aunque eso nadie lo sabe.
Tienen las alas contadas,
están condenados.
Todos tienen el pelo oscuro
y los ojos oscuros.
Si te acercas a ellos,
si los confundes con un suicida e intentas salvarles,
saltan.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas,
More than Fairy Tales
domingo, 12 de abril de 2015
así
Como el ancla,
que se negaba a hundirse.
Así es abril.
Así de estúpido.
que se negaba a hundirse.
Así es abril.
Así de estúpido.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
viernes, 10 de abril de 2015
abril
Atravesados los párpados
por alfileres de luz
Quema en la piel el hielo del norte,
se enreda en el pelo la arena del camino.
Con los labios secos
y las manos heridas,
camina el sabio
que recorrió todos los caminos.
No hay puerta a través de la cual no haya visto
un final que pasé el resto de mi vida
intentando olvidar.
No hay puerta que no haya sido violada
y tras la cual no se ocultase
otra cosa que la misma noche de invierno.
Los nudos en la garganta no se pueden deshacer
solo queda tragar o morir asfixiado.
Atravesados los párpados
por los destellos del agua
Quema la piel la sal del mar,
se enreda en el pelo el viento
al chocar contra el abismo.
por alfileres de luz
Quema en la piel el hielo del norte,
se enreda en el pelo la arena del camino.
Con los labios secos
y las manos heridas,
camina el sabio
que recorrió todos los caminos.
No hay puerta a través de la cual no haya visto
un final que pasé el resto de mi vida
intentando olvidar.
No hay puerta que no haya sido violada
y tras la cual no se ocultase
otra cosa que la misma noche de invierno.
Los nudos en la garganta no se pueden deshacer
solo queda tragar o morir asfixiado.
Atravesados los párpados
por los destellos del agua
Quema la piel la sal del mar,
se enreda en el pelo el viento
al chocar contra el abismo.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
sábado, 28 de marzo de 2015
Luz
Lo segundo que me gustó de ti fueron esos momentos de escudo al suelo que te daban en la madrugada. En los que sentía que, de vez en cuando, era yo quien tenía que abrazarte y enseñarte que había luz en las noches más oscuras. Que estábamos rotos pero, cuatro manos siempre buscan más que dos.
Y siempre podríamos salvarnos cayendo en el otro.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
viernes, 13 de marzo de 2015
Todavía hoy
Lo primero que me gustó de ti fue esa sensación cuando me abrazabas.
Todavía hoy continúa.
Era como si el mundo se volviese un lugar menos oscuro.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
viernes, 6 de febrero de 2015
spikes
A veces las espinas del mundo
que me crecen de dentro afuera
aprietan más y más.
Y mi lengua responde a latigazos
porque tengo miedo de que, si me abrazas
te puedas pinchar.
que me crecen de dentro afuera
aprietan más y más.
Y mi lengua responde a latigazos
porque tengo miedo de que, si me abrazas
te puedas pinchar.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
martes, 20 de enero de 2015
En blanco
Tenía preparado un baño de burbujas sorpresa,
para la próxima semana.
Pero a veces los planes de futuro caducan
mientras se nos marchita el presente.
Tenía en la cabeza el vacío,
temblores en las piernas.
Trataba, repitiendo el hechizo,
de volver atrás en el tiempo
para recoger del suelo la sonrisa que se cayó
cuando la pegué en el último espejo.
Pero a veces, por mucho que se reme,
por mucho que se golpeen las aguas negras,
la corriente de la noche sigue su curso;
tiene sus propios planes
y no siempre entras en ello.
Yo quería un pájaro
y pasé mis días mirando al cielo.
Por no tener fuerzas para hablar
y estar tan vacía y enredada por dentro,
otorgué voz al silencio
que tiene la lengua densa
y las manos frías.
Sigo enredada, con la garganda cerrada,
sigue hablando más lo que no digo.
Siento que debería explicarlo,
señalar con el dedo,
abrir y enseñar.
Pero cuando abro la boca,
no sale nada
y mi cerebro no para de gritar.
Como saberse la historia de un libro de memoria y
al pasar las páginas,
encontrarlas todas en blanco.
para la próxima semana.
Pero a veces los planes de futuro caducan
mientras se nos marchita el presente.
Tenía en la cabeza el vacío,
temblores en las piernas.
Trataba, repitiendo el hechizo,
de volver atrás en el tiempo
para recoger del suelo la sonrisa que se cayó
cuando la pegué en el último espejo.
Pero a veces, por mucho que se reme,
por mucho que se golpeen las aguas negras,
la corriente de la noche sigue su curso;
tiene sus propios planes
y no siempre entras en ello.
Yo quería un pájaro
y pasé mis días mirando al cielo.
Por no tener fuerzas para hablar
y estar tan vacía y enredada por dentro,
otorgué voz al silencio
que tiene la lengua densa
y las manos frías.
Sigo enredada, con la garganda cerrada,
sigue hablando más lo que no digo.
Siento que debería explicarlo,
señalar con el dedo,
abrir y enseñar.
Pero cuando abro la boca,
no sale nada
y mi cerebro no para de gritar.
Como saberse la historia de un libro de memoria y
al pasar las páginas,
encontrarlas todas en blanco.
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De cuando la libélula observa su rostro en las aguas
miércoles, 14 de enero de 2015
Lotus
La dama de Shalott murió persiguiendo un reflejo,
y nunca se rindió.
No todos las bestias del laberinto son monstruos,
a veces solo minotauros abandonados,
encerrados,
que necesitan una mano y luz del sol.
No puede levantarse más que quien ha caído.
No se puede reconstruir más que de las ruinas,
igual que el loto no nace en las aguas limpias,
solo la estrella que más brilla se puede ver entre las luces.
Porque sueño, no lo estoy.
Porque amo, porque no me asusta amar,
yo no estoy loco.
y nunca se rindió.
No todos las bestias del laberinto son monstruos,
a veces solo minotauros abandonados,
encerrados,
que necesitan una mano y luz del sol.
No puede levantarse más que quien ha caído.
No se puede reconstruir más que de las ruinas,
igual que el loto no nace en las aguas limpias,
solo la estrella que más brilla se puede ver entre las luces.
Porque sueño, no lo estoy.
Porque amo, porque no me asusta amar,
yo no estoy loco.
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