miércoles, 14 de enero de 2015

Lotus

La dama de Shalott murió persiguiendo un reflejo,
y nunca se rindió.
No todos las bestias del laberinto son monstruos,
a veces solo minotauros abandonados,
encerrados,
que necesitan una mano y luz del sol.

No puede levantarse más que quien ha caído.
No se puede reconstruir más que de las ruinas,
igual que el loto no nace en las aguas limpias,
solo la estrella que más brilla se puede ver entre las luces.


Porque sueño, no lo estoy.
Porque amo, porque no me asusta amar,
yo no estoy loco.

1 comentario:

prometeo dijo...

la maldición de dejarse llevar