lunes, 19 de diciembre de 2022

Ospakizun

Entre aquel primer San Juan 

y estos años separados

se erige un abismo de ausencia 

y apenas un parpadeo.


Años de cicatrices en casas deshabitadas 

y apenas despertar y contarte mi sueño.


De entre todas las cosas

celebro haberte encontrado

cruzarnos en un semáforo

siendo los de hace tanto

y apenas un parpadeo.


Celebro que no te quebrase

el azote del viento

que no te convirtieses

en un número anónimo

Celebro tu sonrisa

y tu cuerpo cálido en los días

que Kafka denunciaba.


Celebro que vuelvas a casa

como viajero o residente

en las noches más frías del invierno

Encontrarnos hace años

y darte libros de Nothomb

como son ahora

Starobinets, Hill o Matheson.


Entre entonces y ahora

un abismo no más grande

que un sábado triste

Una familia nueva

un hogar

un ejército de gatos.


Plantas que resisten

Los envites del invierno

no se quiebran,

no se rinden,

tienen quien las cuida,

quien asoma su cabeza

por encima de sus tiestos

y sonríe, y se preocupa

nadie queda atrás en este barco.


Entre las hogueras de ámbar 

y hoy,

una vida en suspensión,

una vida que ha empezado

ni inmaculada ni indemne

pero vestida de domingo,

con el pelo despeinado

y una sonrisa radiante

como si no hubiesen pasado

los (d)años que pasaron.


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