Mira a su alrededor, mucha gente la mira, de la cabeza a los pies, donde se ha derramado toda la bebida.
Piensa en cual escogería para su venganza, cual le haría feliz, cuál le contaría las mentiras más bonitas... Piensa en ellos como un colectivo individual.
Los echa de menos, y está enfadada. Pero sobre todo los echa de menos.
Ha escuchado muchas historias, las ha leído, por eso deja caer el vaso, y todos la miran. Poco importa qué estarán pensando, la miran, y con eso le es suficiente para no pensar que se ha puesto guapa (una vez más) para nadie.
Amenaza con caer, sólo porque le gusta que la cojan... le gusta el vuelo de su falda, sus pies sintiéndose ligeros.
Y el abismo ofrece todo eso.
Amenaza con caer, como "cayó" el vaso, y ahora todos la miran, y ella los mira, a todos los chicos estúpidos que no pueden escuchar sus latidos, burbujeantes, tristes, enfadados...
Y tiene ganas de llorar por tercera vez en la noche.
1 comentario:
Existen situaciones donde la incomodidad no es una opción, tan solo una elección :D
En momentos como estos somos del tamaño de nuestros pensamientos.
Angel!
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