viernes, 9 de abril de 2010

Forgive me, Father.



Perdóname, Padre, porque he pecado.
Y no sólo por el pecado original, el capital o el de pueblos de la periferia.
Pecados viejos, nuevos.
Concédeme el perdón, ese que nubla el alma y distorsiona el tiempo.
Ése que a(nula) las distancias.

Para dejar de llorar con los viajes
(de vuelta).
Todo, todo, todo lo que se queda.
Dormir, las tardes, redbull y paseos en coche.
El mono en llamas y el ñu.
Y todo lo que dejé aquí a medio terminar.
Y todas mis películas de terror (las que no vimos).

Perdóname, Padre, para que deje de sentir este nudo,
que me cierra las entrañas, me anega las pestañas.
Pesa.

¿Y cómo voy a dormir yo ahora?

2 comentarios:

Wind dijo...

con el olor de lo que te espera...

El Drac dijo...

Nada que perdonar somos el resultado de su crianza y ejemplos, no venimos de la nada; así que si hay un culpable OBVIAMENTE son ellos. Un abrazo