Después de todo este tiempo
del daño,
de la oscuridad,
de apenas levantarse para volver a caer.
Siempre estuvo ahí la respuesta.
Lo que hacía falta era
un propósito.
Algo por lo que merezca la pena morir.
Una última batalla en la que caer.
Flores en el agua, a la deriva, que perseguir.
Un propósito porque no podemos salvarnos todos.
La noche exige un sacrificio.
Y recuerdo el dolor de quedar atrás.
Así que encuentro mi propósito
me convierto en sacrificio.
Volverá a salir el sol para todos los demás.
Y yo podré descansar
con la cabeza entre dos palabras.
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