lunes, 9 de mayo de 2022

Eternos

Me salva del abismo la luz de las mañanas de domingo

la brisa que habla de la piedra mojada en la sombra

y dorada al sol.


Me salva el silencio del amanecer

el día lamiendo los cristales de las ventanas

llamando con sus pestañas

a la puerta. 


Arcoiris en las paredes que anuncian nuevos días

siempre buenos

el crujir del roce de sábanas

el calor de bajo-mantas.


Pies descalzos y desayunos templados

puertas abiertas y pasillos en penumbra

se cuela la luz como se cuela

el agua tibia entre las piedras y las ramas.


Late despacio, 

como pasan los días que pasan volando.

El pasado se vuelve tan lejano

se aleja el invierno y se dilata el espacio.


Y cae la noche silenciosa, 

una sábana de azul sobre el cristal del cielo

Sonríe la luna

somos eternos.



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