He visto fuegos
artificiales
en el cielo.
He despedido amaneceres
amigos
etapas.
He ido y vuelto de muchos infiernos
elegido la vida
de forma voluntaria.
He domado las palabras
y domesticado miradas.
He roto veredas
y asaltado caminos.
He visto en el cielo morir estrellas
y he visto nacer en pechos
llamaradas.
Y, sin embargo, me faltan palabras.
No hay más que un impulso
el ritmo bajo y constante
un contrabajo que suena en la cintura
para describir este sentimiento
que bulle como el agua
que empuja
que se abre camino
como las flores sobre el asfalto
y el sol sobre la nieve
que golpea
y estalla
como el verde en primavera
como un domingo de luz.
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